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Los talibanes suspenden el intercambio de prisioneros con Kabul

Un acuerdo otra vez frustrado

Ambas partes se acusan del bloqueo que amenaza las perspectivas de paz

Talibanes presos en la cárcel de Pul-e-Charji, en Kabul, en diciembre del 2019

Rahmat Gul / AP

El intercambio de prisioneros que la semana pasada se daba por hecho en Afganistán queda aplazado sine die. Esta madrugada el portavoz político de los talibanes, Suhail Shahin, ha tachado de “infructuosas” las negociaciones con el gobierno de Kabul, al que ha culpado de “buscar un pretexto tras otro para retrasar la liberación”.

Una comisión formada por tres talibanes mandados desde su oficina política en Qatar llegó a Kabul hace una semana para negociar el intercambio de 100 en veteranos o insurgentes enfermos, a canjear por 20 soldados presos. Este era apenas un primer paso, en un proceso que se antojaba largo, puesto que se estima en 5.000 mil el número de prisioneros talibanes, contra un millar de soldados.

Estados Unidos, que tutela al gobierno de Kabul, apadrinaba también este proceso, hasta el punto de que el secretario de Estado, Mike Pompeo, se desplazó el mes pasado a Doha y a la capital afgana para alentar el intercambio. La retención de mil millones de dólares destinados al gobierno de Ashraf Ghani pareció convencer a este último de la conveniencia de negociar.

Kabul se resiste a liberar, entre los talibanes mayores de 50 años, a los que considera cabecillas

Sin embargo, las exigencias maximalistas de unos y otros han hecho fracasar el tanteo. Los talibanes han insistido en que el intercambio es un asunto técnico que no presupone el reconocimiento político de la administración de Ghani, para enfado de este. Mientras tanto, Kabul se ha resistido a liberar, entre los mayores de 50 años, a quienes considera cabecillas de la insurgencia.

Un representante de Kabul ha dicho que están dispuestos a liberar ya, “no a 100 sino a 400 prisioneros, pero no a una quincena de comandantes talibanes que han participado en grandes ataques”. Y ha añadido: “No podemos empezar liberando a los más peligrosos para reforzar su frente”.

Argumentos razonables, que no obstante boicotean en la práctica la voluntad del ejecutivo de Donald Trump de retirar las tropas estadounidenses en catorce meses, casi veinte años después de la invasión. “El acuerdo de Doha ha sido violado”, avisan los talibanes. La guerra civil afgana, que no arrancó hace dos décadas sino hace cuatro -tres en su actual configuración- sigue humeando, lejos de su resolución.

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