Bajas expectativas en la cumbre multilateral para la paz en Libia
Berlín
La canciller alemana, Angela Merkel, reune al jefe del Gobierno de Acuerdo Nacional de Libia, Fayed al Serraj, y al hombre fuerte del país, el mariscal Jalifa Hafter
La canciller alemana, Angela Merkel, agrupó hoy en Berlín al jefe del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) de Libia, Fayed al Serraj, y al hombre fuerte del país, el mariscal Jalifa Hafter, para una cumbre que reúne a Rusia, Turquía, Francia, Italia o EE.UU., entre otros actores involucrados en ese conflicto.
El presidente francés, Emmanuel Macron; el ruso, Vladimir Putin; el turco, Recep Tayyip Erdogan; el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, y el británico, Boris Johnson, así como el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, y el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, acudieron a la convocatoria, cuyo objetivo es sentar las bases de un proceso de paz.
El mero hecho de que acudan a la cita el mariscal y jefe del Ejército Nacional Libio se considera un éxito de la diplomacia alemana, que en todo momento ha dejado claro que no hay que depositar grandes expectativas
La conferencia tiene lugar bajo el paraguas de la ONU, que reconoce a Al Serraj como jefe de gobierno legítimo de Libia. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, es formalmente el anfitrión de la cita..
El mero hecho de que acudan a la cita el mariscal y jefe del Ejército Nacional Libio (LNA) se considera un éxito de la diplomacia alemana, que en todo momento ha dejado claro que no hay que depositar grandes expectativas en la conferencia.
“Lo importante es que están aquí todos los actores relevantes en el conflicto”, destacó, en un aparte con los medios, el alto representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell. El diplomático europeo coincide con Alemania en que la reunión debe considerarse “el inicio” de un proceso y en la necesidad de lograr una implicación europea.
Por su parte, Erdogan exigió el fin de la “actitud agresiva” del mariscal Hafter. “Para la aplicación del proceso político y otras etapas del proceso, debe terminar la actitud agresiva de Hafter”, señaló durante un encuentro bilateral con Putin antes del comienzo de la conferencia.
Erdogan criticó al militar libio, que controla buena parte del territorioy sus recursos petroleros, por no haber firmado la aplicación definitiva del alto el fuego impulsado la semana pasada por Turquía y Rusia, que apoya a Hafter.
El presidente turco recordó que se logró convencer a Faiz el Sarraj para que sí firmara ese acuerdo durante una reunión el pasado día 13 en Moscú, de la que Hafter se marchó sin firmar el documento. Por eso, dijo Erdogan, Hafter demostró que “no quiere una solución política, sino militar”.
Putin, por su parte, dijo que la iniciativa de Rusia y Turquía ha permitido que el encuentro de hoy pueda celebrarse y afirmó que incluso “si una de las dos partes” no firmó el alto el fuego definitivo, sigue habiendo esperanza. ”Seguiremos trabajando para obtener resultados y acabaremos con esta lucha”, indicó Putin, que subrayó la importancia de que se cumpla el alto el fuego sobre el terreno.
La determinación alemana, como mediador, y europea de incidir en el conflicto libio se producen en un momento álgido en las tensiones libias. Fuerzas de Hafter, que mantienen Trípoli bajo asedio, bloquearon anoche la producción de petróleo en el golfo de Sirte, corazón de la industria petrolera libia; la tregua que entró en vigor el día 12 es violada casi a diario.
El representante especial de la ONU para Libia, Ghassan Salameh, quien lleva meses coordinando con Berlín esa cita, ha llamado a las tropas extranjeras presentes en el país a abandonar Libia. En sentido parecido se pronunció, en un tuit, Pompeo, para instar además a un alto el fuego duradero.
Son muchas y muy complejas las alianzas, políticas y militares, tejidas en torno a Al Serraj y Hafter. El mariscal cuenta con el respaldo de Putin, Arabia Saudí, Egipto y Emiratos Árabes Unidos, mientras que París y Washington le apoyan políticamente.
El GNA sigue siendo el gobierno reconocido por la ONU, que recibe apoyo militar de Turquía -lo que vulnera el embargo de armas decretado- y político de Italia y Catar. En las últimas semanas, Ankara ha ido un paso más allá en su implicación en el conflicto y ha aprobado el envío de tropas para proteger al gobierno de Trípoli.
Unos 2.400 combatientes sirios han llegado a Libia en las pasadas semanas, supuestamente bajo la supervisión de Turquía según el último recuento del Observatorio Sirio de Derechos Humanos. La ONG, con sede en Reino Unido pero con una amplia red de colaboradores sobre el terreno, aseguró que cerca de 2.400 “mercenarios” han viajado a la capital libia desde los territorios sirios bajo el control de Ankara, en el norte del país árabe. Asimismo, otros 1.700 se encuentran en los campos de entrenamiento donde están siendo reclutados y preparados para ser enviados a Libia.
La confrontación de intereses sobre Libia se derivan tanto de su riqueza petrolera -con Francia e Italia como principales destinatarios europeas- a su papel como país de tránsito de la migración procedente de África hacia Europa.
El caos actual favorece la acción de las mafias de tráfico humano y convierte sus campos de refugiados en panoramas de hacinamiento infrahumano, violaciones y esclavitud. Libia está inmersa desde 2014 en una guerra civil con dos grandes facciones y múltiples milicias. El pasado abril se intensificaron los combates por la nueva ofensiva de Hafter; desde entonces han muerto unas 1.500 personas y se han generado 100.000 desplazados internos.