Una esclava sexual de Estado Islámico planta cara a su violador en la televisión iraquí
Historias del mundo
Pese a las comprensibles reservas ante la difusión televisiva de un momento así, la entereza de la joven de 19 años de fue sobrecogedora
Carear a un violador yihadista con su antigua esclava sexual forma parte de un género televisivo sólo apto para naciones que han visto más de lo que hubieran querido. Países como Irak, donde Ashwaq tenía catorce años cuando fue secuestrada por un terrorista de 40: “Cuando al fin pude escupirle en la cara me libré de la angustia retenida durante cinco años. Y me alegré de que mi padre estuviera a mi lado”.
El canal Al Iraqiya invitó a su programa estrella a Ashwaq Ta’lo, para que contara su historia, dramáticamente parecida a la de otras kurdas yazidíes, víctimas en su día del Estado Islámico (EI). Aunque con un giro inesperado. Ella logró escapar a Alemania como refugiada, pero su torturador terminó dando con ella y hasta la persiguió en su coche. No sintiéndose segura, porque los alemanes no tomaban medidas, el año pasado decidió volver al Kurdistán iraquí.
Afortunadamente, la inteligencia de Irak ha logrado detener al tal Abu Hamam y está siendo juzgado. Parte de su confesión fue emitida también en el programa del viernes pasado. Pero el plato fuerte vendría después, al confrontar a la joven víctima con su antiguo carcelero, este último con un mono amarillo y con esposas.
“Finalmente se cumple la esperanza de Ashwaq de encontrar a su violador, el terrorista Abu Hamam”, rotulaba la cadena. Pese a las comprensibles reservas ante la difusión televisiva de un momento así, la entereza de la joven, hoy con 19 años, es sobrecogedora. “¿Por qué me hiciste eso? ¿Porque soy yazidí? Levanta la cabeza. Mírame”, le exige en vano. “Tenía sólo catorce años. la edad de tu hija, de tu hijo. ¿No tienes sentimientos? ¿No tienes dignidad?”. Embargada por la emoción –“Me destrozaste la vida, me lo quitaste todo”–, Ashwaq terminó cayendo desmayada.
“¿Tú eres Ashwaq, verdad? Sé dónde vives”, le dijo élcuando la encontró en Alemania
Este desenlace ha hecho que, por ejemplo, el psicólogo kurdo que la trató en Alemania se echara las manos a la cabeza. “Los criminales deben estar en el juzgado, no en la televisión”, ha afirmado el doctor Kizilhan. “La inteligencia iraquí y un miembro de su familia se han aprovechado de su trauma severo y en lugar de curarla, esto la retraumatiza”. Pero Ashwaq, entrevistada días después de la emisión, se mostraba satisfecha. Casi tanto como su padre. En Irak, que se haga justicia es poco menos que un lujo. Setenta y siete miembros de la familia Ta’lo fueron secuestrados cuando el EI asaltó Sinyar, en agosto del 2014. Aún se desconoce el paradero de 39 de ellos. Su madre y varios hermanos fueron asesinados.
Ashwaq también vio cómo cuatro de sus hermanas eran vendidas por el propio Abu Hamam. “Durante casi tres meses me estuvo violando tres veces al día y me pegaba a diario tres o cuatro veces más. Ahora le toca a él saber lo que es el tormento y la soledad”.
Su horror no terminó ni siquiera en el supuesto anonimato de Schwäbisch Gmünt, localidad alemana de acogida cuando huyó. En el 2016, cuando volvía de la escuela, alguien la siguió un día y creyó que era él, pero lo descartó. Pero en febrero del año pasado se convenció de que no era fruto de su imaginación. Un coche se le acercó: “¿Tú eres Ashwaq, verdad? Soy Abu Hamam y sé dónde vives”. Ashwaq fingió que era turca y no entendía el árabe, y puso una denuncia junto a su hermano superviviente. Varias cámaras de televisión grabaron al sujeto, pero la policía le dijo “que él también era un refugiado y que no podían deportarlo”. Un funcionario municipal le ofreció un piso más seguro. Pero no buscaba piso.
Los fanáticos del Estado Islámico consideraron a los yazidíes unos herejes por rezar cara al sol y unos adoradores del diablo por su culto al ángel caído. Una de sus muchas víctimas, Nadia Murad, recibió el año pasado el Nobel de la Paz. Otra activista yazidí, Nibras Khudaida, se mostraba indignada por el programa: “Esta chica no está recuperada. ¿Cuándo entenderán los hombres cómo tratar a estas mujeres?”.