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Italia no castigará la eutanasia en determinados casos

El suicidio asistido

El Constitucional abre la puerta a la absolución de un ex eurodiputado juzgado por haber ayudado a morir a un famoso dj

Valeria Imbrogno, la pareja de Dj Fabo, y el ex eurodiputado Marco Cappato, este martes en el Tribunal Constitucional italiano

RICCARDO ANTIMIANI / EFE

Sentencia histórica en el Tribunal Constitucional italiano. Sus magistrados decidieron este miércoles que ayudar a morir a un enfermo con una patología irreversible no siempre se puede punir. La eutanasia dejará de ser condenado automáticamente en Italia si el enfermo considera “intolerable” el “sufrimiento físico y psicológico” que le provoca su patología, pero sigue siendo “totalmente capaz de tomar decisiones libres y conscientes”.

La decisión abre la puerta a la absolución del ex eurodiputado y miembro del Partido Radical Marco Cappato, un activista a favor de la eutanasia, que se enfrenta a hasta doce años de cárcel por haber acompañado a morir en Suiza a Fabiano Antoniani, de cuarenta años, más conocido como Dj Fabo. El caso ha tenido mucha repercusión mediática en el país transalpino. Antoniani se quedó ciego y tetrapléjico después de sufrir un accidente de tráfico, y en el 2017 decidió recurrir al suicidio asistido en una clínica de Zúrich, pagando 10.000 euros, porque sentía que vivía “un infierno de dolor”. “Me siento en una jaula. Querría poder escoger morir sin sufrir”, escribió al presidente de la República, Sergio Mattarella, antes de pedirle a Cappato que le llevase a Suiza.

Un caso mediático

Tras quedarse ciego y tetrapléjico por un accidente de tráfico, Dj Fabo decidió morir en Suiza

El caso llegó al Constitucional después de que el Tribunal Penal de Milán decidiera consultar a esta corte la constitucionalidad del artículo 580 del Código Penal italiano, que sanciona con penas de prisión de entre uno y doce años a quien “determine el suicidio o alimente el propósito de suicidio de otra persona”. En Italia existe un vacío legal sobre la eutanasia. Antes de emitir esta sentencia, el Tribunal Constitucional pidió en octubre del año pasado que el Parlamento legislase sobre ella –dieron de margen hasta el pasado 24 de septiembre–, pero la cuestión es tan sensible y despierta tantas opiniones contrarias que hasta el momento, no ha sido capaz de hacerlo.

Ayudando a morir a Fabo y autodenunciándose ante la Justicia, Cappato quiso abrir él mismo el debate sobre la eutanasia en Italia, protestando porque sólo estaría reservada a quienes tuviesen los medios suficientes para viajar a Suiza. El Parlamento se debería pronunciar pronto, pero será muy difícil en un país donde la influencia de la Iglesia católica todavía está muy arraigada. Las asociaciones católicas, aún cuando no había salido la sentencia, ya se estaban movilizando para la batalla. La asociación de médicos católicos italianos (AMCI), compuesta por 4.000 inscritos, ha declarado que están preparados para recurrir a la objeción de conciencia y rechazar seguir las indicaciones de quien quiera morir.

En cambio, los partidarios de legalizarla celebraron el fallo automáticamente. “¡Ha ganado la libertad!”, consideró la Asociación Luca Coscioni, dedicada a esta causa, cuya abogada ha defendido a Cappato. El mismo activista también ha señalado que desde ahora la sociedad italiana es “más libre”. “Es una victoria de Fabo y de la desobediencia civil, obtenida mientras la política oficial miraba hacia otra parte. Ahora es necesaria una ley”, ha dicho. La pareja de Antoniani, Valeria Imbrogno, también ha considerado que “da la razón a una batalla de libertad que yo y Fabiano empezamos juntos hace años”. “Me hace sentir un poco menos el peso de todo el sufrimiento que vivió”.

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