Aseguró que no se molestaría en decir nada de él pero finalmente no ha podido resistirse.
“No conozco al embajador británico –Kim Darroch– pero me han dicho que es un imbécil pretencioso” y la primera ministra Theresa May, que fue quien lo envió a Washington, una insensata que no le hizo caso sobre cómo debía negociar el Brexit y ha llevado a su país a una situación desastrosa, sentenció ayer en Twitter Donald Trump tras la filtración de varios telegramas confidenciales en los que el diplomático transmitía con franqueza poco favorecedora sus impresiones sobre el presidente estadounidense y su Administración.
Con Trump en la Casa Blanca, la relación especial que desde la Segunda Mundial une a ambos países no ha ahorrado al Reino Unido ni críticas antes impensables ni los insultos personales. Tampoco ser víctima de una de sus tácticas negociadoras favoritas: presionar al máximo hasta el punto de casi chantajear a su interlocutor –sea un rival o un aliado histórico– para lograr sus objetivos. En este caso, conseguir el relevo del embajador Darroch, que en unos documentos no destinados a ver la luz –y posiblemente filtrados con fines políticos–, definía al líder estadounidense como una persona insegura con un gobierno “incompetente” y “disfuncional”.
La tormenta diplomática ha estallado al mismo tiempo que una delegación británica visita Washington para explorar las posibilidades de sellar un acuerdo comercial bilateral después del Brexit, cuando el Reino Unido deje de estar ligado por los convenios firmados por el club comunitario. Para evitar tensiones, Darroch decidió no sumarse ayer a la reunión que el secretario británico de Comercio Internacional, Liam Fox, mantuvo en la Casa Blanca con Ivanka Trump, hija y asesora especial (sin sueldo) del presidente. Aunque no ha llegado a expulsar al embajador, Trump prácticamente lo ha declarado persona non grata y ha advertido que su Gobierno no tratará con él.
Esté quien esté en Downing Street a partir del 23 de julio, cuando los tories elijan a un nuevo premier y May presente su dimisión, políticamente Londres necesita alcanzar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. Trump, un entusiasta del Brexit, les ha prometido un trato “tremendo”. Pero si quieren sentarse a negociar, el sucesor de May deberá enviar un nuevo representante a Washington, advierte la Casa Blanca.
“El chiflado embajador que el Reino Unido envió a Estados Unidos no es alguien que nos emocione, menudo estúpido. Más le valdría hablar a su país y a su primera ministra del fracaso de la negociación del Brexit en lugar de enfadarse con mis críticas por lo mal que lo gestionó. Ya le dije cómo hacer un trato pero ella siguió adelante con su insensato estilo y no lo logró. ¡Un desastre!”, escribió Trump, que cerró su salva de tuits recordando a Darroch que EE.UU. tiene la mayor economía y el mayor ejército del mundo (“¡Gracias, señor presidente!”, se autocongratuló).
Los comentarios de Trump se produjeron horas después de que Londres, que ha condenado con firmeza la filtración, cerrara filas con Darroch. “La opinión de la primera ministra es que es una persona muy respetada y un funcionario público diligente. Sir Kim Darroch tiene su plena confianza”, dijo ayer un portavoz de May. Entre el 2007 y el 2011, Darroch fue representante permanente ante la UE y los brexiters lo detestan. Lo tienen como alguien contaminado por el europeísmo, lo que explicaría el deseo de algunos círculos de ponerlo en apuros con la filtración de sus telegramas para facilitar su relevo cuando llegue el sucesor de May.
“No puedes cambiar a un embajador a petición de su país de destino. Su trabajo es hacer una evaluación honesta sobre lo que está pasando en ese país”, ha declarado el exministro de Exteriores, el conservador William Hague. Lo habitual es que el mandato de los embajadores sea de cuatro años, lo que sugiere que Darroch debería ser relevado a principios del 2020. El Foreign Office calla. La decisión final será del sucesor de May. Aunque la tradición británica es enviar diplomáticos de carrera como embajadores, la prensa británica ha empezado a especular con un nombramiento más político para Washington, con mejores cartas para tratar con Trump.
Tanto Boris Johnson como Jeremy Hunt, los dos candidatos a suceder a May, defienden irse de la UE sin acuerdo, aunque suponga un monumental conflicto económico, regulatorio y político con sus antiguos socios y vecinos. A cambio, el Gobierno tendrá manos libres para buscar sus propios acuerdos comerciales bilaterales. Washington será la primera parada. Entonces se verá si su relación aún puede calificarse de especial.