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Cómo se eligieron los cinco jefes de la UE

Relevo institucional

Los detalles de la negociación de una cumbre casi sin fin

Una periodista se toma un descanso en la larga noche del 1 de julio en Bruselas

Olivier Hoslet / EFE

La cumbre europea que amenazaba con no tener fin vivió dos momentos críticos que marcaron el sorprendente desenlace, con golpe de teatro final digno de la mejor serie. El primer instante decisivo se produjo en la mañana del lunes, cuando el presidente del Consejo, Donald Tusk, propuso poner a votación la propuesta que habían estado debatiendo durante toda la noche, el paquete que colocaba al socialista Frans Timmermans en la Comisión y a Manfred Weber en el parlamento. Iba a producirse el desenlace cuando intervino el primer ministro holandés, Mark Rutte, para retirar la propuesta. Un mínimo de siete países hubiera votado en contra, según fuentes de los equipos negociadores. Los patrocinadores del “modelo Osaka”, Rutte, Merkel, Macron y Sánchez, temieron una derrota aplastante. A continuación, Tusk planteó suspender la reunión y ofreció dos alternativas. O dejarla hasta mitad de julio, cuando el parlamento ya hubiera elegido a su presidente; o bien 24 horas más tarde. Esta fue la opción elegida por amplia mayoría. Los jefes de Gobierno se dieron el tiempo justo para descansar, resetear sus sistemas operativos, y afrontar otra ronda el martes por la mañana.

Y fue el martes cuando llegó el segundo momento crucial y a la postre, definitivo. Tuvo lugar entre las 11 y las 12 de la mañana, en el despacho de Tusk, en una reunión primero con Merkel y Macron, a la cual posteriormente se añadió Pedro Sánchez. De allí salió el modelo Ursula von der Leyen-Christine Lagarde, la jugada de las dos mujeres, ambas conservadoras, que se complementaba con los liberales ocupando el consejo y los socialistas el parlamento. En las horas siguientes, se trabajó en base a esta fórmula que es la que acabó imponiéndose no sin dificultades. Los socialistas tuvieron que consultar con su grupo parlamentario y, aunque constataron decepción y reticencias, siguieron adelante.

El martes, una reunión de Tusk con Merkel, Macron y Sánchez bendecía al dúo Von der Leyen-Lagarde

Mientras, Merkel, parlamentó con su socio de coalición, los socialdemócratas que le negaron el apoyo, lo que llevó a una extraña situación: Alemania fue el único país que no votó a favor, si no que se abstuvo en la votación para elegir a una candidata alemana propuesta por la propia Alemania para la presidencia de la Comisión Europea

En los cálculos del consejo figuraba también que la presidencia del parlamento, al menos el primer mandato, iría a un socialista del Este, con el nombre del búlgaro Sergéi Stánishev sonando como seguro. Pero, los grupos parlamentarios tienen vida propia, y en la misma noche del martes, el socialista decidió que su candidato no sería del Este, si no un italiano, David Sassoli, que ayer fue elegido como presidente. Con este cambio, de los buscados equilibrios en este reparto, se cumplían el de género y más o menos el político, pero no el geográfico, ya que el Este se quedaba fuera. Una interpretación es que el objetivo de los 4 de Visegrado, y del Este en general, era tumbar a Timmermans, y que una vez esto conseguido, ya se dieron por satisfechos.

La gran sorpresa de la cumbre fue la aparición repentina de la candidatura de la ministra de defensa alemana, Von der Leyen. Su nombre no había salido en ninguna quiniela pero, en dúo con otra mujer, que sí había sonado, Lagarde, acabó siendo el equipo triunfador que permite a los populares sumar cuatro mandatos consecutivos en la comisión.

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