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Irán afirma que tuvo a tiro un avión de EE.UU. tripulado y evitó derribarlo

Tensión en el golfo Pérsico

Teherán dice que el aparato, con 35 ocupantes, también entró en su espacio aéreo

Una mujer pasando junto a un mural, ayer en Teherán

Str / AFP

Irán también habría podido derribar un avión de vigilancia estado­unidense con 35 personas a bordo que, junto con el dron QR-4, habría entrado en territorio aéreo iraní el pasado miércoles.

Así lo anunció ayer el comandante de las fuerzas aeroespaciales iraníes, añadiendo que sus hombres alertaron dos veces a los estadounidenses sin recibir respuesta. Los iraníes, según el brigadier Amir Ali Hajizadeh, se vieron “obligados” a tumbar el dron después de que no contestaran a sus advertencias, la última cinco minutos antes de lanzar el misil.

“La aeronave tripulada asaltó nuestro espacio aéreo y pudo haber sido alcanzada también, pero no lo hicimos. Derribar el dron era una alerta para las fuerzas estadounidense”, aseguró el brigadier Hajizadeh al hacer referencia a un Boing P8 Poiseidon que volaba cerca del dron y que de haber sido derribado hubiera llevado al límite máximo la tensión en Oriente Medio, donde se teme que un error de cálculo pueda iniciar una nueva guerra.

Estas confesiones del brigadier iraní llegaban horas después de conocerse que el presidente Donald Trump, que en un primer momento intentó quitarle importancia a la agresión al argumentar que no había seres humanos de por medio, estuvo a punto de responder con un ataque a varias instalaciones iraníes. Tal y como reveló ayer The New York Times, Trump abortó el ataque en el último momento después de haberlo autorizado.

Esta nueva escalada entre Estados Unidos e Irán comenzó cuando, en mayo del 2018, el mismo Trump decidió retirar a su país del acuerdo nuclear firmado entre las grandes potencias e Irán en el 2015, y que Irán cumplía a rajatabla, según ha confirmado en más de una decena de informes la Organización Internacional de la Energía Atómica.

Las fuerzas armadas persas proclaman que el ataque al dron debe entenderse como una advertencia a EE.UU.

Desde entonces los iraníes han denunciado que EE.UU. libra una guerra económica y psicológica en su contra, que se incrementó el pasado mayo cuando Washington cerró las puertas a que Irán, al menos abiertamente, pudiera vender su petróleo. Teherán ha dado de plazo hasta el 8 de julio para que los países europeos firmantes del acuerdo ayuden a Irán a beneficiarse económicamente de este pacto o si no empezarán a crear uranio por encima del límite establecido.

“Teherán no ha atacado y no atacará ningún frente, pero si cualquier ataque es lanzado en contra nuestra, el agresor de arrepentirá”, aseguraba ayer el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, Ali Shamkani, que añadió que Irán no se toma en serio al presidente Trump ni sus comentarios. Este consejo está conformado por los más altos cargos de la república islámica, incluido militares, y es allí donde se toman las decisiones en materia de seguridad nacional que, como paso final, tienen que ser aprobadas por el Líder Supremo.

Los informativos de la televisión pública iraní mostraban ayer las imágenes de los restos de la carcasa del dron que habrían sido recuperados de las aguas iraníes del estrecho de Ormuz, según aseguraban los iraníes. Según se puede observar en dos vídeos diferentes publicados por iraníes y estadounidenses, el dron fue alcanzado por un misil y explotó en el aire. Pero mientras que los americanos aseguran que el dron estaba en el espacio aéreo internacional, aproximadamente a 13 millas náuticas de la costa iraní, estos últimos aseguran que había cruzado el límite de 12 millas náuticas que marca su territorio.

Los iraníes añaden que el avión había apagado las señales de reconocimiento, lo que para ellos significa que se encontraba en una “clara misión de espionaje”.

Jugar con fuego en el Golfo

Ayer también se supo que el viceministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, protestó “enérgicamente” frente al embajador suizo en Teherán, que representa los intereses estadounidenses desde que ambos países rompieran relaciones en 1980. Araghchi le aseguró al enviado helvético que su país no busca la guerra pero que defenderá decididamente su territorio contra cualquier agresión.

Varios analistas locales coincidían ayer en que la respuesta iraní a un ataque estadounidense hubiera podido traer consecuencias catastróficas para la región del golfo Pérsico, especialmente para el transporte marítimo en el estrecho de Ormuz. El interrogante ahora es saber si después de haberse visto al borde de una confrontación militar directa, ambos países deciden reducir la tensión o, por lo contrario, seguir jugando con fuego en una región donde cualquier error de cálculo puede tener consecuencias que repercutirán en el resto del mundo.

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