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La derecha europea contra Orbán

El futuro de la UE

El líder húngaro aboca al Partido Popular Europeo a actuar ante su eurofobia

Cartel de Fidesz contra Soros y Juncker en el centro de Budapest

AP

El ambiente político en Europa se encrespa con aroma preelectoral. La proximidad de las elecciones europeas del 26 de mayo y las aspiraciones de países, gobiernos y partidos ante el reparto de poder e influencia en el seno de la UE hacen brotar tensiones y crean dilemas. La tormenta arrecia en el Partido Popular Europeo (PPE), a propósito de los últimos movimientos antieuropeístas del primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, y de su partido conservador nacionalista Fidesz, que forma parte del PPE desde 1996. Los populares europeos, tradicionalmente elásticos al lidiar con la conducta del líder magiar, se plantean ahora suspender o expulsar a Fidesz, y Orbán replica que, en todo caso, será él quien se marche en busca de mejor compañía.

La gota que colmó el vaso del PPE fue la campaña de carteles antiinmigración de Fidesz contra el presidente de la Comisión Europea, el conservador luxemburgués Jean-Claude Juncker, y contra el magnate estadounidense de origen magiar George Soros, habitual chivo expiatorio de Orbán. A inicios de semana, el presidente del PPE, el francés Joseph Daul, confirmó que trece partidos de nueve países (en el PPE hay 56 partidos) solicitan formalmente la salida de Fidesz, y que el espinoso asunto se tratará el 20 de marzo en una reunión en Bruselas. El alemán Manfred Weber, jefe del grupo parlamentario del PPE en el Parlamento Europeo y candidato a suceder a Juncker al frente de la Comisión, emplazó a Orbán a retirar “la campaña anti-Bruselas de su Gobierno” y a disculparse, con nulo resultado.

El PPE sopesa si el partido Fidesz merece la expulsión por sus carteles contra la UE

Weber, dirigente del partido socialcristiano bávaro CSU –socio de la democristiana CDU de la canciller Angela Merkel–, irá a Budapest en los próximos días para trasladar a Orbán que el riesgo de expulsión es real, según explica hoy en declaraciones al Welt am Sonntag. Según Weber, “no se trata de un conflicto entre oeste y este, o de la política migratoria, como dicen algunos, sino de qué valores definen al PPE y a la UE”. Pero atención a la postura alemana: entre los trece partidos del PPE que han pedido expulsar a Fidesz no figuran ni la CDU ni la CSU.

“Ahora llama la atención el cartel contra Juncker, pero en realidad desde al menos el año 2015, Viktor Orbán está en campaña para convencer a sus electores contra lo que él llama ‘el nuevo imperio’, que sería Bruselas”, aclara el periodista alemán de origen húngaro Stephan Ozsváth, autor del libro Puszta-Populismus. Viktor Orban, ein europäischer Störfall? ( Populismo de la Puszta. Viktor Orbán, ¿un accidente para Europa ?) El título alude a la Puszta, la gran llanura esteparia magiar, para describir “el populismo de Orbán, quien utiliza la idea de la lucha de David contra Goliat, algo muy arraigado en Hungría, que en su historia fue acosada por alemanes, por rusos, y que ahora lo estaría por Bruselas, en combinación con Soros”, explica Ozsváth por teléfono desde Viena, donde reside.

Según este analista, “Orbán busca establecer una especie de campaña electoral permanente, con todo pensado de cara a la galería, a su público”. Desde su regreso al poder en el 2010 –antes había gobernado entre 1998 y el 2002–, Viktor Orbán ha tenido mayoría aplastante en el Parlamento de este país de 9,8 millones de habitantes. En la actualidad, Fidesz controla la cámara con una supermayoría de dos tercios, tras obtener el 49% de votos en las elecciones de abril del 2018. Orbán goza de amplio respaldo en casa.

Orbán amaga con irse antes de que le echen, y aliarse con el partido polaco Ley y Justicia

El primer ministro contraatacó este mismo viernes. “Es posible que este debate acabe en manera de que nuestro sitio no esté en el PPE, sino fuera”, declaró a la radio pública. Dijo que él preferiría transformar el Partido Popular Europeo para que diera cabida a fuerzas antiinmigración como la suya, pero que no iba a transigir ni en materia migratoria ni en “la protección de la cultura cristiana”, por lo que, llegado el caso, buscaría acomodo en otro lugar. Y señaló a Polonia, donde gobierna el partido ultranacionalista y euroescéptico Ley y Justicia, integrado en el Grupo Europeo de los Conservadores y Reformistas (ECR).

Sospechosamente, el día anterior, jueves, el diario progubernamental Magyar Nemzet publicó un editorial en el que emplazaba a Fidesz a no dejarse humillar por el PPE, que “ya no defiende a las naciones, ni al cristianismo, ni a la familia tradicional” y que “se ha convertido en siervo del liberalismo enfermo”. El rotativo también urgía al partido de Orbán a establecer “nuevas alianzas” con formaciones ultranacionalistas, como la citada Ley y Justicia, La Liga del italiano Matteo Salvini, o el FPÖ austriaco. Orbán viaja hoy a Varsovia.

El Ejecutivo húngaro ha anunciado que no retirará su campaña de carteles contra Juncker antes de lo previsto

“Puede ser que el PPE decida echar a Fidesz, o puede ser que Orbán se vaya, pero lo que está claro es que Orbán intenta cabalgar dos caballos a la vez”, alerta el periodista Stephan Ozsváth, que escruta al gobernante húngaro desde hace años. Así, prosigue Ozsváth, “por una parte Orbán activa su maquinaria de medios, que cargan contra Bruselas y le aconsejan nuevas amistades, y por otra parte esta semana ha enviado dos emisarios a Berlín a negociar con la CDU y la CSU; en el fondo, le conviene más quedarse en el PPE, que le proporciona protección y contactos”. La alternativa de alinearse con Polonia tiene riesgos, pues en el Grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia) hay intereses diversos.

El Ejecutivo húngaro ha anunciado que no retirará su campaña de carteles contra Juncker antes de la fecha que ya tenía prevista –providencialmente, es el 15 de marzo, es decir, cinco días antes de la decisiva reunión bruselense del PPE–, y que tiene programada otra “campaña informativa”, esta vez contra el vicepresidente de la Comisión Europea, el laborista neerlandés Frans Timmermans, candidato del Partido Socialista Europeo (PSE) a la presidencia de la Comisión.

Fidesz quiere revalidar victoria en mayo, y en octubre afronta elecciones municipales en Hungría, por lo que debe mantener a sus votantes bien vigorizados, y cargar contra Bruselas parece que le funciona.