Hacia dónde va el este de Ucrania
Análisis
Las elecciones del este rebelde ucraniano no cambiarán nada en la martirizada región rusohablante del Donbass: la guerra, de una forma u otra, seguirá
Las elecciones del este de Ucrania, reconocidas únicamente por Rusia –que a cambio, aceptó y reconoció las legislativas celebradas el pasado día 26 en todo el resto del país, no cambiarán nada en la martirizada región rusohablante del Donbass. La guerra, de una forma u otra, seguirá.
El jefe de la comisión electoral de Donetsk, Roman Liagin, ha dicho que “Kíev tiene que aceptar la idea de que el Donbass no forma parte de Ucrania”, y el Gobierno ucraniano “reconoce o no el resultado de nuestra votación es su problema”.
El hecho de que el domingo hubiera largas colas para votar en las provincias de Donetsk y Luhansk no obedece exactamente al hecho de que a las puertas de los colegios electorales se vendieran alimentos a precios simbólicos, aunque esto siempre ayuda. Ni posiblemente tampoco a que la gente esté encantada con los líderes separatistas que han venido compartiendo e intercambiándose el poder, el hasta hace poco jefe miliciano Alexander Zajárchenko en Donetsk e Igor Plotnisky en Luhansk.
“Lo que la gente necesita es paz y estabilidad, y no es posible saber cuánto va a durar esta situación -dice a La Vanguardia la politóloga ucraniana Alla Hurska-. La gente necesita cobrar sus salarios y sus pensiones”. Tanto para ella como para su colega el investigador Sergéi Sujankin, “el resultado de la votación en el sudeste de Ucrania muestra cómo de profunda es la división del país”.
Ambos participan en un seminario sobre la política de vecindad de la Unión Europea en el este de Europa, organizado por el Cidob y la fundación Friedrich Ebert en Barcelona y Madrid. La política exterior de la UE ha sufrido en Ucrania una auténtica “ducha fría”, o un baño de realidad, ante la inusitada capacidad de Rusia de actuar a su libre albedrío y al margen de la legalidad internacional.
Los ucranianos del este rusohablante se han encontrado metidos en una guerra orquestada desde Rusia y llevada a cabo desde el principio por jefes milicianos rusos con el objetivo de desestabilizar Ucrania justo en el momento en que el movimiento –popular y al mismo tiempo político- de la Euromaidán de Kíev pretendía llevar al país por la senda europea. Moscú ha sido capaz de desarrollar e imponer su propio relato: la región del Donbass corresponde a una llamada Nueva Rusia por la cual no faltan combatientes dispuestos a matar y morir.
Según Sergéi Utkin, de la Academia de Ciencias de Rusia, Moscú “no puede mantener esta situación indefinidamente, y tarde o temprano tendrá que definir las fronteras de este territorio, que quedará bajo su influencia”. El futuro que se perfila entonces para el este de Ucrania parece ser el de los conflictos congelados en lo que fue el espacio soviético, territorios secesionados de las antiguas repúblicas de la URSS que representan serios obstáculos y dependencias para los nuevos estados: Transnistria, Osetia del Sur y Abjasia, y el Nagorno Karabaj.
Transnistria
No es casual que en Donetsk apareciera como líder político-militar el ruso Vladímir Antyufeyev, que durante veinte años dirigió el KGB en la extraña república de Transnistria. Antyufeyev había sido jefe de una unidad policial en Letonia, antes de su independencia, y está reclamado en el país por homicidio. En 1992 fue comandante de los cosacos que lucharon por arrancar de Moldavia una franja de territorio al este del río Niéster y fronteriza con Ucrania. Transnistria ha acabado siendo un país no reconocido por nadie, ni siquiera formalmente por Rusia, gobernado por una pequeña élite dedicada a actividades más o menos ilegales y que explota de manera bastante folklórica cierta nostalgia por la URSS. El este ucraniano bien podría acabar siendo algo similar a Transnistria: territorio ruso, ampliamente subvencionado por Moscú pero sin formar parte de Rusia. Con la ventaja de encontrarse junto a la frontera rusa, la cual pasaría a ser irrelevante.
Osetia del Sur y Absajia
Parece probable que Osetia del Sur, arrancada a Georgia en la breve guerra del verano del 2008, se incorpore a la provincia rusa de Osetia del Norte. Abjasia, secesionada en la misma guerra, depende económicamente de Rusia pero el peso de los nacionalistas no facilita en cambio que se integre en Rusia.
Nagorno Karabaj
El alto Karabaj, territorio jurídicamente perteneciente a Azerbaiyán, permanece ocupado por Armenia desde la guerra de 1988-1994. Armenia depende de Rusia y forma parte de la Unión Euroasiática creada por Vladímir Putin, mientras que Azerbaiyán oscila entre la órbita rusa y la occidental a través de sus lazos étnicos y culturales con Turquía. Durante años, este conflicto congelado ha ido experimentando momentos de tensión, y Rusia se ha convertido, con el tiempo, a la vez en juez y parte.