En los últimos años, el concepto de Tercera España, que engloba a un grupo de gente que habría luchado por la concordia entre las otras dos –la conservadora y la progresista–, ha recibido fuertes críticas. Unos dicen que esta idea es puramente teórica: nada semejante habría existido en la realidad. Otros, por el contrario, destacan el compromiso generoso de un elenco de personas que habrían trabajado para superar las luchas intestinas.
Una de ellas fue un periodista andaluz al que Francisco Cánovas Sánchez biografía en Manuel Chaves Nogales. Su trabajo se enmarca en el proceso de recuperación de la memoria de un hombre que estuvo muchos años olvidado, pero que empezó a ser recuperado a partir de los noventa como una de las figuras más relevantes de la cultura española del siglo XX.
En 1931, Chaves Nogales manifestó su deseo de que los españoles apoyaran a la Segunda República, “deponiendo, en beneficio de la Patria común, rencores y preferencias personales”. Sin embargo, no estaba de acuerdo con acometer un programa reformista que, por su misma ambición, podía desencadenar graves peligros. Así, defendió una versión del republicanismo pragmática y moderada, alejada de los extremos. No simpatizaba con la izquierda, pero tampoco con la derecha, que soñaba con una república autoritaria que llegara a través de un acto de fuerza.
Lo que no fue
Durante la Guerra Civil, un periódico carlista le acusó de simpatizante de la Rusia soviética y vio en él a un peligroso demagogo. En cambio, un diario anarquista le acusó de no implicarse en la lucha antifascista. Hiciera lo que hiciera, Chaves Nogales siempre daba excusas a sus enemigos para pretender fusilarle.
En medio de aquella monstruosa polarización política, su apuesta fue en favor de la República democrática. Se opuso, por consiguiente, tanto al fascismo como al comunismo, “dos banderas que siendo ambas extranjeras han hecho derramar tanta sangre española”.
Ante una carnicería tan descomunal como la que sufría el país, denunció el sinsentido de la contienda y se mostró partidario de una iniciativa de mediación. No pudo ser.
Ya en el exilio, continuó con un trabajo en el que unía el sentido de lo interesante, propio del periodista, con el sentido de la belleza, propio del artista. Dejó un legado, como dice Cánovas Sánchez, fundamentado en valores como la tolerancia, la democracia y la justicia social. Todo ello le convierte en uno de los héroes de una España que pudo ser y que no fue, al menos hasta 1978.
Manuel Chaves Nogales
Francisco Cánovas Sánchez
Madrid: Alianza, 2023
416 pp. 22,50 € (papel) / 12,99 € (digital)