Las exposiciones que no puedes perderte en el mes de octubre

Agenda

Desde el arte socialmente comprometido hasta la influencia de los videojuegos en nuestro día a día se dan cita en las muestras que recomendamos para las próximas semanas

Giorgio Morandi, el pintor que plasmaba la vida secreta de los objetos

Detalle de 'Mujer embarazada', obra de Alice Neel fechada en 1964.

Detalle de 'Mujer embarazada', obra de Alice Neel fechada en 1964.

© The Estate of Alice Neel, Bilbao, 2021.

Si algo hemos descubierto en sucesivas oleadas pandémicas es que las personas son, o deberían ser, lo primero. Alice Neel lo tenía claro. La pintora neoyorquina, que apostó por una figuración profundamente humanista y socialmente comprometida, es una de nuestras propuestas destacadas para este mes. 

Aun así, incluso en situaciones extremas donde hay en juego vidas humanas, también es importante preservar el legado cultural de la humanidad. Así lo hizo, en plena Guerra Civil, el Museu d’Art de Catalunya, precursor del actual MNAC. La rápida actuación de sus conservadores permitió preservar de las bombas un patrimonio de incalculable valor.

Nuestra selección para el próximo mes viene, además, con una pizca de todo: teatro, videojuegos, Matisse, Miró, Gaudí y una mirada especial al clima experimentador de los años veinte del siglo pasado, tanto en Madrid como en la Alemania de Weimar. 

'Recluta negro (James Hunter)', óleo de Alice Neel de 1965.

'Recluta negro (James Hunter)', óleo de Alice Neel de 1965.

COMMA Foundation, Bélgica. Cortesía de The Estate of Alice Neel. © The Estate of Alice Neel, Bilbao, 2021.

Nueva York, mediados del siglo XX. Los expresionistas abstractos rocían su angustia personal a brochazo limpio sobre grandes lienzos. Los artistas pop les toman el relevo ensalzando, no sin ironía, un mundo superficial, radiante, ilusorio como la publicidad. 

Alice Neel (Pensilvania, 1900-Nueva York, 1984) no se deja llevar por ninguna de estas corrientes. Rechaza por igual la introspección obsesiva y la banalidad. Para ella, el dolor siempre tiene rostro, y el de los demás no es menos importante que el propio. 

Sus retratos, lejos de inmortalizar a las élites blancas en sus mejores galas, muestran la belleza vulnerable de sus vecinos del Spanish Harlem. Jóvenes o viejos, negros o chicanos, embarazadas o madres exhaustas, vestidos o desnudos… Neel capta su esencia con honestidad y dignidad inigualables.

Descarga del ábside de Sant Climent de Taüll en el castillo de Maisons-Laffitte, cerca de París, en junio de 1937.

Descarga del ábside de Sant Climent de Taüll en el castillo de Maisons-Laffitte, cerca de París, en junio de 1937.

© RMN – Gestion droit d’auteur François Kollar.

El Museu d’Art de Catalunya, antecesor del actual MNAC, llevaba dos años en funcionamiento cuando estalló la Guerra Civil y el caos se adueñó de las calles de Barcelona. 

Desde su sede en Montjuïc, y con ayuda de un equipo de expertos, su director, Joaquim Folch i Torres, organizó una operación de rescate de obras de arte procedentes de todo el territorio. El riesgo para la cultura era doble. 

Por un lado, el fuego anticlerical amenazaba el patrimonio religioso y algunas colecciones privadas. Por otro, los bombardeos de la aviación fascista italiana ponían en peligro toda clase de piezas. Urgía reunirlas, catalogarlas y acercarlas a la frontera. 

Los fondos de distintos museos se trasladaron a la iglesia de Sant Esteve, en Olot, entre otras ubicaciones. Una selección viajó a París, donde, en 1937, se organizó la exposición temporal "L’art catalan du Xème au XVème siècle".

'Interior con helecho negro' (1948), obra invitada de Matisse en el Museo Lázaro Galdiano.

'Interior con helecho negro' (1948), obra invitada de Matisse en el Museo Lázaro Galdiano.

© Fondation Beyeler, Riehen/Basel, Sammlung Beyeler.

Interior con helecho negro es uno de los últimos óleos que pintó Henri Matisse antes de volcarse de lleno en los célebres recortables que marcarían su última etapa creativa. En esta pieza de finales de los cuarenta confluyen los rasgos más reconocibles del personalísimo estilo del fauvista: composición dinámica, casi rítmica; yuxtaposición de planos de colores intensos, algunos de ellos primarios; tramas geométricas; uso del negro para delinear o subrayar elementos del cuadro. 

La Fundación Beyeler ha cedido temporalmente esta pintura, que puede contemplarse como obra invitada gracias a un acuerdo entre el museo suizo y el madrileño. El Lázaro Galdiano cederá este otoño varias piezas de Goya para una exposición en Basilea.

La muestra en CaixaForum Madrid se propone entender el presente a través de los videojuegos.

La muestra en CaixaForum Madrid se propone entender el presente a través de los videojuegos.

CaixaForum

Jugamos desde que el mundo es mundo, y lo hacemos, en buena medida, para aprender. Las mecánicas de los juegos tradicionales, como las canicas, el ajedrez, los puzles o las casas de muñecas, reproducen aptitudes ancestrales que son básicas para la supervivencia, tales como la recolección, la guerra, la configuración, la habilidad o la simulación. 

Los primeros videojuegos (Pac-Man, Tetris, Street Fighter...) aplicaban los principios de los juegos de mesa a nuevas tecnologías. Hoy en día, el entorno está cada vez más ludificado, y los límites entre lo digital y lo real se desdibujan. 

Numerosos ejemplos jalonan este montaje expositivo, que cada visitante recorrerá como un gamer, configurando con sus elecciones su propio avatar personalizado.

Madrid hacia 1930

Madrid hacia 1930

Cortesía CentroCentro

Pese al atraso cultural que denunció la Generación del 27, los locos años veinte no pasaron de largo en Madrid. 

La neutralidad de España en la Gran Guerra propició cierta prosperidad económica. La dictadura de Miguel Primo de Rivera hacía la vista gorda ante las excentricidades de la bohemia. La flor y nata del decadentismo se reúne en el café de Levante o en el Fornos. Antonio de Hoyos y Álvaro Retana escriben sobre personajes pansexuales, mientras que Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Federico García Lorca o Victoria Durán se atreven a vivir su homosexualidad. Cupletistas y actrices ejercen de flappers locales. Incluso la reina Victoria Eugenia acude a los espectáculos del transformista Edmond de Bries. 

La muestra recupera aquel Madrid vanguardista, moderno y canalla.

'Ay! Quixote', obra de Omar Porras del año 2001.

'Ay! Quixote', obra de Omar Porras del año 2001.

© Mario del Curto. Archivo Omar Porras / Teatro Malandro.

¿Loco, idealista, outsider, soñador, visionario? La figura de don Quijote sigue dando pie a numerosas interpretaciones, adaptadas a las inquietudes y el contexto sociopolítico de cada época y país. De hecho, toda la obra de Cervantes, con su lúcida ironía, goza de una vigencia permanente. 

Ha habido Quijotes futuristas, como el de Anton Giulio Bragaglia en la Italia de hace un siglo; Quijotes soviéticos, como el montaje de Mijaíl Bulgákov en 1941; y hasta Quijotes con marionetas, como el de la Comédie Française de 2008. 

Ya en el siglo XXI, Omar Porras o Vladimir Steyaert rompieron moldes con sus adaptaciones sobre el emblemático hidalgo manchego, y La Royal Shakespeare Company rescató una obra raramente representada, Pedro de Urdemalas.

'Gaudí XIII', de Joan Miró, 1979.

'Gaudí XIII', de Joan Miró, 1979.

© Sucesión Miró, 2021.

La admiración de Joan Miró hacia Antoni Gaudí empezó en la década de 1910, cuando ambos coincidieron en el Cercle Artístic de Sant Lluc, y se mantuvo intacta a lo largo de toda su carrera.

Como el arquitecto, el pintor catalán extraía su inspiración de las formas de la naturaleza y, también como él, adaptó a sus mosaicos y esculturas el trencadís, esa técnica de reaprovechamiento de la cerámica tan presente en el parque Güell, la Sagrada Familia o la Casa Batlló. 

En 1979, Miró dedicó a Gaudí numerosos grabados a modo de homenaje. El fotógrafo Joaquim Gomis, primer presidente de la Fundació Miró (que coorganiza la exposición a partir de su fondo), puso de relieve esta relación entre arquitecto y artista en una interesante serie de fotolibros publicados en la década de los cincuenta del siglo pasado.

Working hands, de Albert Renger-Patzsch (1925-1927), en Frankfurt.

'Working hands', de Albert Renger-Patzsch (1925-1927), en Frankfurt.

Cortesía de Skrein Photo Collection. © VG Bild-Kunst, Bonn 2021.

La aparición de la cámara de 35 mm, hace aproximadamente un siglo, fue toda una revolución para el naciente arte de la fotografía

En Alemania, la efervescencia creativa de la República de Weimar propició la aparición del movimiento experimental Neues Sehen (nuevas maneras de mirar), que exploró ángulos y encuadres inéditos, de la mano de August Sander, Lucia Moholy o Alexander Rodchenko. Diarios y revistas se nutren de jóvenes fotoperiodistas, la publicidad y la moda se empapan de innovación. 

También la propaganda sacaría provecho de las nuevas técnicas, y Adolf Hitler utilizaría el retrato en su implacable camino al poder absoluto.

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