El contexto
Ampliar la base social y superar la democracia formal. Esos fueron los objetivos que se marcó el Partido de los Trabajadores de Brasil (PT) desde su fundación en 1980 a partir de movimientos sindicales, grupos de izquierda opositores a la dictadura militar y sectores de la iglesia vinculados a la teología de la liberación.
Un partido hetereogéneo en su composición y en sus doctrinas, apartado tanto de las refundaciones del histórico Partido Comunista como de la tradición socialdemócrata del Partido Socialista o del Partido Obrero, pero que pronto se posicionó como la principal formación de la izquierda brasileña.
El PT nacía con el aval de las movilizaciones sindicales de los 70, de donde procedían sus principales líderes, entre ellos un joven Luiz Inácio Lula da Silva, aunque su popularidad y su implantación territorial más allá de São Paulo partía precisamente de esa diversidad de sus bases.
Esa transversalidad fue también la que hizo que su mensaje pronto traspasase las fronteras de Brasil para alzarse como una formación capaz de superar el discurso del marxismo-leninismo, por más que sus simpatías hacia el régimen cubano fueron explícitas desde un principio, y sin ninguna vinculación con las guerrillas que operaban en toda la región.
Además de pugnar en las elecciones a la presidencia brasileña desde 1989 –las primeras tras la dictadura– y convertirse en una seria alternativa a las candidaturas conservadoras, el PT también aspiró a convertirse en la vanguardia de una nueva izquierda democrática latinoamericana desde el Foro de São Paulo, creado en 1990 por formaciones de izquierda de todo el continente.
Su objetivo fue el de establecer estrategias comunes contra las políticas neoliberales que se imponían en los gobiernos de todo el continente, siguiendo en buena medida las recetas de privatizaciones del Fondo Monetario Internacional durante la dirección de Michel Camdessus, con una ortodoxia que hizo estragos en México durante el Efecto Tequila de 1994.
Lula fue un gran promotor de este foro y de la difusión del mensaje del PT por toda la región y no dudó en acudir a todo tipo de actividades políticas y sindicales e incluso de impartir cursillos de formación política a través del Centro Ecuménico de Educación Popular, un organismo vinculado a los movimientos cristianos –católicos y protestantes– de base con implantación en diversos países.
Es en uno de estos cursos donde pronunció en 1995 la conferencia que ofrecemos extractada, cuando el PT pugnaba desde la oposición por evitar el plan de privatizaciones del Gobierno de Fernando Henrique Cardoso. En él, Lula sienta las bases de esa renovada izquierda popular y de amplia base que se acabaría asentando no sólo en Brasil, donde el PT acabó ganando las elecciones en el 2003, en la cuarta candidatura que encabezó, sino en buena parte de Latinoamérica.
El discurso
“La situación brasileña no es diferente a la situación en América Latina, principalmente de Argentina y México. La diferencia fundamental es que Brasil es un país más estructurado desde el punto de vista industrial y su economía es mayor, ya que tenemos un PIB de casi 500.000 millones de dólares Es un país económicamente más importante que México que, pero yo diría que no hay mucha diferencia en las políticas que se puede realizar en Brasil o cualquier otro país de América Latina, con la excepción de Cuba.
”Ahora estamos viviendo un momento muy delicado en la implantación del neoliberalismo en mi país y en nuestro continente. En Brasil incluso estamos discutiendo la reforma de la Constitución para privatizar empresas públicas consideradas por nosotros como empresas estratégicas para el mantenimiento de nuestra soberanía. Es el caso de Petrobras, que es nuestra empresa pública petrolera. También se encuentran en este proceso las telecomunicaciones y el resto del sector energético brasileño, principalmente las grandes hidroeléctricas.
El desmantelamiento del Estado tiene como objetivo inmediato pagar la deuda pública a los banqueros
”Sabemos perfectamente que las políticas neoliberales y el desmantelamiento del Estado tiene como objetivo inmediato la recaudación de fondos para poder pagar la deuda pública interna a los banqueros, y así sería en Brasil como ya lo fue en Argentina y en México bajo la dirección del Fondo Monetario Internacional.
”El principal argumento de nuestros gobiernos es que el Estado es incompetente para estar presente en la economía, porque gasta muy mal su dinero y gestiona muy mal sus empresas. Es decir, hay que apartar al Estado de la economía para que con el dinero recaudado de las privatizaciones invierta en educación y salud. Este argumento se ha utilizado en Argentina y en México, pero lo que estamos viendo en que tanto en Argentina como en México la mayoría de empresas ya se han vendido y no ha mejorado ni la educación ni la salud.
”Por el contrario, lo que hemos visto es que la privatización no ha tenido ningún resultado positivo excepto para las empresas que adquirieron las compañías estatales y cómo en Argentina, por ejemplo, a la venta de empresas de telecomunicaciones no acudió a ninguna empresa privada, sino empresas también estatales de países europeos como España, Italia o México.
La privatización sólo ha beneficiado a las empresas que adquirieron las compañías estatales
”En Brasil tenemos conocimiento de un documento del Gobierno español que está orientando a su Ministerio de Comunicaciones a adquirir todas las empresas de telecomunicaciones que son vendidas y privatizadas por los gobernantes latinoamericanos, porque el volumen de negocio en el sector es en los próximos años de unos 200.000 millones de dólares. Se trata de un claro caso de dominación.
”Petrobras es probablemente una de las empresas petroleras más modernas del mundo y Brasil tiene las mejores tecnologías del mundo para la prospección en gran profundidad. Lógicamente, sus competidoras están interesadas en el control de la prospección y la distribución de petróleo de una empresa como ésta.
”Esto es especialmente cuando los países ricos no son productores de petróleo. Pero aun siendo un país productor, Estados Unidos no tiene reservas que puedan sostener su modelo de desarrollo y no es de extrañar que México ahora se haya visto obligado a subordinar su empresa petrolera y los recursos petroleros a la economía estadounidense.
Un documento del Gobierno español aconseja adquirir las empresas de telecomunicaciones que privatizan los gobernantes latinoamericanos
”Por el valor que tenemos en esa ley del mercado, lo primero que debemos hacer en Brasil y en toda Latinoamérica es crear un mercado interno, y eso significa hacer que toda la sociedad participe en la economía, porque en Brasil tenemos 150 millones habitantes, pero nuestro mercado de consumo interno es de poco más de 35 millones de los brasileños. Hay más personas excluidas del proceso de desarrollo que las que participan en el desarrollo. Mi candidatura por el PT quiere precisamente abrir la economía a toda la sociedad.
”América Latina está pasando por un momento muy difícil, porque es el momento de la definición de cada uno de los países latinoamericanos como nación soberana. Los países que han puesto en práctica la teoría del Fondo Monetario Internacional hasta ahora sólo han resuelto los problemas financieros, pero no han resuelto los problemas sociales. Por el contrario, cada día que pasa los indicadores sociales están demostrando que los problemas sociales están empeorando en todos los países de América Latina.
Las recetas del FMI sólo han resuelto hasta ahora los problemas financieros, pero no los problemas sociales
”Nosotros estamos a favor de la plena integración de América Latina, pero esa integración no se puede pensar desde el Mercosur, desde el punto de vista del capital, sino desde los ciudadanos. De la misma forma que los acuerdos bilaterales deben también plantearse desde un punto de vista social.
”Uruguay, Paraguay y Argentina tienen un salario mínimo que es el doble del salario mínimo brasileño y al mismo tiempo, argentinos, paraguayos y uruguayos no tienen las condiciones tecnológicas para competir con la industria brasileña. Porque nuestros productos industriales llegarán a un precio más económico a Argentina de lo que se puedan producir allí y los productos agrícolas de Argentina llegarán a Brasil a un precio más barato de los que ofrecen los agricultores brasileños.
”Para resolverlo necesitamos, en Brasil y en toda América Latina, una mayor organización del movimiento popular y del movimiento sindical, y necesitamos tener una organización común más fuerte que todos los partidos políticos de izquierda. Porque ahora tenemos una izquierda muy dividida y es muy difícil convencer a todos estos movimientos para que se sumen en torno a una sola candidatura o un solo partido
Necesitamos, en Brasil y en toda América Latina, una mayor organización del movimiento popular y sindical
”Mientras no lo consigamos, la izquierda tendrá muchas dificultades para ganar unas elecciones, para hablar con una sola voz, y nos enfrentamos a todo el poderío económico interno y externo. En mi opinión, depende de la capacidad de establecer un frente común, sin que los partidos tengan que renunciar a su identidad, para que podamos ganar las elecciones. Es lo que hemos estado tratando de hacer desde el momento en que creamos el Foro de São Paulo, que es un foro donde reunimos todos los partidos de izquierda en América Latina.
”En cuanto al movimiento sindical en América Latina debemos decir que también es un frágil y está debilitado, aunque en Brasil tenemos una fuerte representación de la Central Única de los Trabajadores, que se ha convertido en la central sindical más grande de América Latina. No obstante, en Brasil sólo tenemos un promedio del 25% de los trabajadores sindicados. Y lo que es más grave, ni los partidos de izquierda ni ningún movimiento sindical está representado hoy en el Gobierno. En este escenario, la política en América Latina pasa exclusivamente por implementar el neoliberalismo.
En Brasil, el papa hizo un favor a los conservadores para derrotar a la iglesia progresista
”El debilitamiento de la izquierda en América Latina afecta también a la iglesia católica y a su sector progresista. En Brasil, el papa hizo un favor a los conservadores para derrotar a la iglesia progresista y en São Paulo nuestro cardenal, Paulo Evaristo, se ha visto debilitado en su acción política en la medida en que la diócesis se ha dividido en varias nuevas diócesis. Este fenómeno del conservadurismo en la iglesia no sólo ha sucedido en Brasil, sino también en otros países de América Latina y la iglesia progresista o la llamada teología de la liberación se ha visto muy debilitada.
”Por su parte, la iglesia evangélica crece mucho en Brasil y su sector progresista está apoyando nuestra campaña en 1994, pero esta misma iglesia evangélica fue un gran obstáculo en la campaña de 1989 y aún tiene un sector muy conservador, aunque gracias a Dios creo que empieza a surgir un sector progresista que está tomando una opción política para ser parte de nuestra izquierda. Incluso tenemos a una senadora evangélica, la compañera Benedita da Silva, que además es la primera mujer negra electa como senadora de la República.
”La democracia en América Latina es una democracia perversa. La democracia, para nosotros, es el derecho al trabajo, el derecho a un salario, el derecho a la educación, el derecho a la vivienda, el derecho a la salud… algo que todavía no tenemos en América Latina en condiciones dignas.”