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Ada Lovelace, la madre de la programación

Pioneros

La matemática británica Ada Lovelace, la única hija legítima de lord Byron, se adelantó a su tiempo al desarrollar el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina

Ada Lovelace desarrolló algunos conceptos que actualmente se consideran visionarios en el campo de la programación.

Terceros

Cada octubre se celebra el día internacional de Ada Lovelace, una fecha que pretende conmemorar los logros de todas las mujeres que se dedican a la tecnología, la ciencia, la ingeniería o las matemáticas. Esta celebración pone de manifiesto la relevancia que en la actualidad tiene la figura de esta pionera de la informática.

Vacunas contra lord Byron

Augusta Ada Byron nació en Londres el 10 de diciembre de 1815. Era hija de la baronesa Annabella Noel-Byron y del poeta lord Byron (su única hija legítima). Al poco de nacer, sus padres se separaron. Su madre se enteró de que la hermanastra de su marido, Augusta Leigh, era también su amante, y abandonó a su marido.

Ada no volvería a ver nunca más a su padre. Su madre se aseguró su custodia, amenazando a su exmarido con hacer públicas sus aventuras extramatrimoniales. Tanto las de carácter incestuoso (Byron incluso tuvo una hija con su hermanastra) como las de naturaleza homosexual. El poeta optó por abandonar Inglaterra para siempre.

Ada con diecisiete años.

TERCEROS

El enorme rencor que Annabella guardó toda su vida hacia Byron influyó decisivamente en la educación de Ada. Intentó vacunar a su hija contra el espíritu romántico de su padre, obligándola a estudiar matemáticas. La insistencia de lady Byron en reprimir cualquier rasgo de su personalidad que recordara a la de su progenitor hizo que Ada viera sus inclinaciones artísticas como si fueran una enfermedad.

Lady Byron estimuló el interés de su hija por la ciencia y la tecnología de dos maneras: visitando las regiones industriales de Inglaterra, donde Ada admiró novedosas máquinas como el “telar de Jacquard” (un telar mecánico inventado por Joseph Marie Jacquard que utilizaba tarjetas perforadas), y fomentando su amistad con la prestigiosa científica Mary Somerville, quien se convirtió en su modelo y mentora.

Réplica de un telar de Jacquard. Foto: Wikimedia Commons / Stephen Dickinson / CC BY-SA 4.0.

TERCEROS

En una velada en casa de esta, Ada conoció al eminente científico Charles Babbage, que estaba presentando en sociedad un modelo parcial de su máquina diferencial, un artilugio mecánico que servía para calcular secuencias de números. Ada se sintió profundamente impresionada con el invento, tanto por su belleza conceptual como por sus posibles aplicaciones prácticas.

Del deber a la pasión

Pero antes de dedicarse al estudio, Ada tenía que cumplir con su deber como mujer de la alta sociedad. En 1833, con diecisiete años, fue presentada en la corte. La cotizada doncella fue rechazando pretendientes hasta que, en 1835, conoció a William King, un estudiante de ciencias que luego sería conde de Lovelace. Se casaron ese mismo año y tuvieron tres hijos.

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Durante esa época, la salud de la ya condesa de Lovelace (había adquirido el título en 1838) se deterioró. Comenzó a sufrir problemas digestivos y respiratorios que, al ser tratados con opiáceos, le provocaron delirios y cambios bruscos de humor. Quizá como consecuencia de ese abuso de las drogas, Ada comenzó a desarrollar una opinión exageradamente elevada de sí misma. Se describía como un genio de las matemáticas con facultades casi sobrenaturales. Imbuida de ese ánimo exaltado, lady Lovelace retomó con entusiasmo sus estudios. No consiguió que Babbage fuera su profesor, pero sí terminaron colaborando.

El eminente científico Charles Babbage.

TERCEROS

En 1842 realizó su único trabajo profesional. La revista Scientific Memoirs le encargó la traducción de un artículo escrito en francés en el que se describía la máquina analítica de Babbage. A sugerencia de este último, Ada publicó el artículo acompañándolo de un nutrido apartado de notas donde explicaba sus propias ideas sobre el funcionamiento de la máquina. Estas notas, firmadas solo con sus iniciales AAL para ocultar su identidad femenina (hasta 1953 no fueron publicadas con su nombre), terminaron siendo más extensas y se hicieron más famosas que la propia traducción.

Visionaria victoriana

¿Cuáles fueron las aportaciones de Ada Lovelace? Gracias a su imaginación, a su capacidad para ver más allá de la realidad inmediata, Ada fue capaz de desarrollar varios conceptos que actualmente se consideran visionarios. El más célebre se refiere al funcionamiento de lo que hoy se conoce como algoritmo informático. Ada tomó como ejemplo los números de Bernoulli (una serie infinita que juega un papel importante en la teoría de los números) para describir, por medio de un diagrama, las operaciones que la máquina de Babbage tendría que realizar para calcularlos.

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También explicó cómo se introduciría ese algoritmo en la máquina, y esbozó conceptos informáticos como “bucle” (grupo de instrucciones que se ejecutan varias veces) o “subrutina” (segmento de un programa que puede ser invocado en cualquier momento). Si bien no se puede afirmar que Ada formulara el primer programa informático de la historia (Babbage lo había hecho antes), sí fue la primera que lo publicó.

Diagrama en una de las notas que publicó en la revista Scientific Memoirs.

TERCEROS

Otra aportación de lady Lovelace fue el concepto de máquina universal, la idea de un artefacto que pudiera programarse y reprogramarse para realizar tareas diversas. Esta célebre frase pone de manifiesto dos cosas: la clarividencia de Ada en cuanto a las inmensas posibilidades del invento de Babbage y su cautela a la hora de trazar sus límites. Ada rechazaba una idea que le hubiera gustado a su padre: la inteligencia artificial.

Sin embargo, supo ver que la máquina analítica no tenía por qué limitarse al cálculo matemático, sino que podría procesar cualquier cosa que pudiera expresarse mediante símbolos, como la palabra o la música. ¿Y cómo lo haría? Como los telares de Jacquard, mediante el uso de tarjetas perforadas. Ada acababa de imaginar un ordenador.

Una promesa incomprendida

No todo el mundo supo apreciar la belleza y el salto tecnológico que suponía el invento de Babbage. De hecho, fueron muy pocos. A pesar de sus intentos, el gran matemático no pudo convencer al gobierno británico para que financiara la construcción de su máquina. Como consecuencia de ello, Babbage acabó dilapidando su patrimonio y muriendo en la pobreza.

Ada Lovelace murió con 36 años, la misma edad que su padre.

TERCEROS

Una pregunta se hacen los investigadores actuales: ¿cómo habría sido el mundo si, en el siglo XIX, Reino Unido hubiera creado ordenadores mecánicos a vapor? Ada, por su parte, no volvió a trabajar. Rechazada profesionalmente por Babbage (a quien propuso sin éxito ser su socia) y atormentada por su enfermedad y su adicción a los opiáceos, buscó refugio en el juego y consuelo en los brazos de otros hombres.

Lo primero le costó gran parte de su fortuna; lo segundo, su matrimonio. Su madre, que vio cómo los temores respecto al comportamiento “byroniano” de su hija se habían hecho realidad, la convenció para que abrazara el cristianismo y se arrepintiera de su vida anterior. Ada murió el 27 de noviembre de 1852 víctima de un cáncer de útero. Tenía 36 años, la misma edad a la que falleció su padre. Su último deseo fue ser enterrada junto a él.

Este texto se basa en un artículo publicado en el número 574 de la revista Historia y Vida. ¿Tienes algo que aportar? Escríbenos a redaccionhyv@historiayvida.com .

Este artículo se publicó en La Vanguardia el 12 de noviembre de 2019