El puente de Brooklyn en cifras
El puente de Brooklyn fue el primero en unir el actual barrio neoyorquino con Manhattan.
El de Brooklyn es el puente colgante aún en uso destinado a transeúntes y vehículos más antiguo de Nueva York. Cuando se inauguró, en 1883, para comunicar Brooklyn con Manhattan –por entonces dos ciudades independientes– era, además, el más largo del mundo en su categoría. Lo fue hasta que, veinte años después, se alzó el vecino puente de Williamsburg, el segundo en cruzar (como él) el East River.
Su diseñador y primer arquitecto, el inmigrante alemán afincado en Nueva York John Augustus Roebling, murió días después de aprobarse su proyecto. Le sucedió su hijo Washington, que, debido a un accidente laboral, supervisaría las obras desde la ventana de su casa en Brooklyn. El puente se abriría al público trece años después, tras una inversión que dobló el presupuesto inicial. En 2010 se sometió a un proceso de rehabilitación integral y de mejoras en sus accesos.
Este texto se basa en un artículo publicado en el número 552 de la revista Historia y Vida. ¿Tienes algo que aportar? Escríbenos a redaccionhyv@historiayvida.com.
El puente mide 1.825 m de longitud, 26 de anchura y 84,3 de altura (por encima del nivel de pleamar).
Cables de acero (uno de sus primeros usos en obras a gran escala), torres de granito y calzadas de cemento. Foto: Wikimedia Commons / Jim Henderson / CC BY-SA 1.0.
120.000 vehículos, 4.000 transeúntes y 3.100 bicicletas lo cruzan a diario, según su ente gestor (NYC DOT).
15 millones de dólares, el equivalente a más de 320 millones de dólares actuales, costó erigir el puente. Cerca de seiscientos inmigrantes participaron en las obras. Al menos una veintena perdió la vida.
A pie, en bicicleta o en coche son los tres únicos medios de transporte permitidos actualmente en el puente de Brooklyn. Hasta 1944 pudieron circular los trenes elevados, y hasta 1950, los tranvías (en la imagen, las antiguas vías).