Los tres frentes del general De Gaulle
La ocupación alemana de Francia llevó al general Charles de Gaulle a erigirse en líder de la llamada Francia libre.
El general Charles de Gaulle es uno de los grandes mitos históricos contemporáneos. Su papel en la organización de la resistencia francesa contra los nazis le invistió de una autoridad que se proyectó más allá de la Segunda Guerra Mundial.
Pero en 1940 la situación de Francia era caótica y desesperada. Los alemanes habían arrollado al ejército francés y, en poco más de dos semanas, ocupaban París. El mariscal Philippe Pétain asumió el gobierno y, rodeado de simpatizantes del nazismo y el fascismo, negoció con la paz con Hitler. Una paz que implicaba la aceptación de la ocupación alemana en la mayor parte del territorio y la tutela en el resto a través de la intimidación permanente del gobierno que se instaló en la ciudad de Vichy.
Charles de Gaulle tenía entonces cincuenta años. Pocos días antes del armisticio, el general maniobraba con otros militares y algunos políticos para preparar la resistencia dentro y fuera de la metrópoli.
Desde los micrófonos de la BBC, Charles de Gaulle consiguió avivar el patriotismo de los franceses y ponerles en pie de guerra contra los ocupantes.
Viajó a Londres, donde se entrevistó con el primer ministro Winston Churchill , que le reconoció como el representante ante Gran Bretaña y los aliados de la Francia libre pese a no tener ningún tipo de credenciales políticas o militares. En esos momentos la Francia libre apenas eran él, su determinación de combatir hasta liberarla y un sentimiento popular de rebeldía frente a los invasores al que se sumaba la incógnita de la actitud de las guarniciones en las colonias.
Churchill no le entregó armas para combatir, pero puso en sus manos los micrófonos y las antenas de onda corta del segundo canal de la BBC. Desde ellos Charles de Gaulle consiguió avivar el patriotismo de los franceses y ponerles en pie de guerra contra los ocupantes.
La primera intervención se emitió a las ocho de la tarde del 18 de junio. Su voz potente retumbó en las ondas con un mensaje breve. Charles De Gaulle alentaba a los franceses a no darse por vencidos, seguir oponiéndose y combatir hasta que el último soldado alemán hubiese abandonado Francia. Las palabras de De Gaulle fueron como un aldabonazo en la conciencia de millones de franceses.
No se puede decir que con ellas comenzase la resistencia. Ya había empezado en diversas ciudades, pero se trataba de una resistencia incipiente, desorganizada. Hacía falta un líder que pusiese orden en el empeño, y enseguida se intuyó que ese líder sería De Gaulle. El general se encomendó a tres tareas principales, indispensables para que la resistencia francesa triunfase:
1. Las Fuerzas Francesas Libres
Antes de poder aglutinar a toda la resistencia interior contra los nazis, De Gaulle necesitaba que todo el potencial militar que el país tenía desplegado a lo largo de su imperio colonial rompiese con la Francia de Vichy, rechazase el colaboracionismo del gobierno de Pétain y se sumase a la causa aliada.
Pero el gobierno de Vichy lo consideraba un general rebelde y, en consecuencia, quienes le secundaran podían acabar encarcelados y quizás en el paredón. Sin embargo, la creciente entrega del gobierno de Pétain a las exigencias y caprichos de Hitler y la arrolladora autoridad de De Gaulle decantaron la balanza a su favor.
La primera adhesión fue la guarnición de Bengala y con el correr de las semanas ya no cesarían de incorporarse a la causa las guarniciones instaladas en los diferentes territorios coloniales: Nuevas Hébridas, Chad, Camerún, Congo, Senegal, Tahití, Nueva Caledonia, Gabón... Desde su cuartel general, instalado en el hotel Carlton de Londres, De Gaulle fue comprobando cómo crecía su poder militar.
El general De Gaulle consiguió que las guarniciones coloniales se sumaran a la causa de los aliados.
En las colonias aumentaba el espíritu de lucha contra los invasores, y las tropas que respondían a sus órdenes empezaban a colaborar e implicarse en las operaciones aliadas contra el expansionismo del Eje. Poco a poco se irían consolidando las fuerzas coloniales en el marco de las llamadas Fuerzas Francesas Libres (FFL, luego Fuerzas Francesas Combatientes, o FFC).
2. La resistencia interna
Los grupos contrarios a la ocupación alemana funcionaban con relativa eficacia, pero estaban desunidos. La mayoría de las organizaciones clandestinas, ideológicamente diversas, hacían la guerra por su cuenta.
Charles de Gaulle soñaba con unificar aquel derroche de patriotismo y de entrega a la causa nacional. Lo logró plenamente con la creación bajo su mando del Consejo Nacional de la Resistencia en 1943 aunque siguieron funcionando por libre pequeños grupos.
La resistencia interior se fortaleció por aquellos meses con la aparición de la guerrilla del maquis en las montañas del macizo Central y los Alpes. Poco a poco, De Gaulle se erigió en la esperanza de cuantos ansiaban la recuperación de la soberanía, la normalidad y el honor nacional.
3. El líder de la Francia Libre
Los norteamericanos no se entendían del todo bien con De Gaulle y este desconfiaba de ellos por temor a que lo sustituyesen al frente de la resistencia francesa. El candidato preferido por Washington era Henry Giraud, que no aceptaba el liderazgo De Gaulle.
La lucha por el poder entre los dos generales estalló inmediatamente, aunque ambos guardaron las formas durante algún tiempo. Compartieron la presidencia del Comité Francés de Liberación Nacional (CFLN), creado en Argel a mediados de 1943 con el fin de dar forma institucional al conglomerado de la resistencia. Pero a finales de año, Giraud dimitió, forzado por la marginación y el desdén a que le estaban sometiendo De Gaulle y su superior liderazgo.
En 1944, el general De Gaulle se consolidaba como único e indiscutible líder de todas las resistencias y de la Francia verdaderamente libre.
En 1944, el general De Gaulle se consolidaba como único e indiscutible líder de todas las resistencias y de la Francia verdaderamente libre por la que venía luchando. En junio, los aliados desembarcaban en Normandía, y en agosto, Charles de Gaulle encabezaba un desfile victorioso por los Campos Elíseos de París. En la práctica ya había caído el régimen de Vichy, que entre tanto había trasladado su sede a territorio alemán con Pétain como rehén, y el comité liderado por De Gaulle era reconocido como gobierno de facto de Francia.
Este texto se basa en un artículo publicado en el número 479 de la revista Historia y Vida. ¿Tienes algo que aportar? Escríbenos a redaccionhyv@historiayvida.com.