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Los tres frentes del general De Gaulle

La ocupación alemana de Francia llevó al general Charles de Gaulle a erigirse en líder de la llamada Francia libre.

El general Charles De Gaulle se convirtió en el líder indiscutible de la Francia libre.

Charles De Gaulle y la Segunda Guerra Mundial

El general Charles de Gaulle es uno de los grandes mitos históricos contemporáneos. Su papel en la organización de la resistencia francesa contra los nazis le invistió de una autoridad que se proyectó más allá de la Segunda Guerra Mundial.

Pero en 1940 la situación de Francia era caótica y desesperada. Los alemanes habían arrollado al ejército francés y, en poco más de dos semanas, ocupaban París. El mariscal Philippe Pétain asumió el gobierno y, rodeado de simpatizantes del nazismo y el fascismo, negoció con la paz con Hitler. Una paz que implicaba la aceptación de la ocupación alemana en la mayor parte del territorio y la tutela en el resto a través de la intimida­ción permanente del gobierno que se instaló en la ciudad de Vichy.

Los alemanes ocuparon París en 1940. Foto: Wikimedia Commons / Bundesarchiv, Bild 183-H28708 / CC BY-SA 3.0 DE.

TERCEROS

Charles de Gaulle tenía entonces cincuenta años. Pocos días antes del armisticio, el general maniobraba con otros militares y algunos políticos para preparar la resistencia dentro y fuera de la metrópoli.

Desde los micrófonos de la BBC, Charles de Gaulle consiguió avivar el patriotismo de los franceses y ponerles en pie de guerra contra los ocupantes.

Viajó a Londres, donde se entrevistó con el primer ministro Winston Churchill , que le reco­noció como el representante ante Gran Bretaña y los aliados de la Francia libre pese a no tener ningún tipo de credenciales po­líticas o militares. En esos momentos la Francia libre apenas eran él, su deter­minación de combatir hasta liberarla y un sentimiento popular de rebeldía fren­te a los invasores al que se sumaba la incógnita de la actitud de las guarniciones en las colonias.

Churchill no le entregó armas para combatir, pero puso en sus manos los micrófonos y las antenas de onda corta del segundo canal de la BBC. Desde ellos Charles de Gaulle consiguió avivar el patriotismo de los franceses y ponerles en pie de guerra contra los ocupantes.

Charles de Gaulle (a la dcha.) se entrevistó con Winston Churchill en Londres.

TERCEROS

La primera in­tervención se emitió a las ocho de la tarde del 18 de junio. Su voz potente re­tumbó en las ondas con un mensaje breve. Charles De Gaulle alentaba a los franceses a no darse por vencidos, seguir oponiéndose y combatir hasta que el último soldado alemán hubie­se abandonado Francia. Las palabras de De Gaulle fueron como un aldabonazo en la conciencia de millones de franceses.

No se puede decir que con ellas comenzase la resistencia. Ya ha­bía empezado en diversas ciudades, pero se tra­taba de una resistencia incipiente, desorganizada. Hacía falta un líder que pusiese orden en el em­peño, y enseguida se intuyó que ese líder sería De Gaulle. El general se encomendó a tres tareas principales, indispensables para que la resistencia francesa triunfase:

1. Las Fuerzas Francesas Libres

Antes de poder aglutinar a toda la resistencia interior contra los nazis, De Gaulle necesitaba que todo el potencial militar que el país tenía desplegado a lo largo de su imperio colonial rompiese con la Francia de Vichy, rechazase el colaboracionismo del gobierno de Pétain y se sumase a la causa aliada.

Charles de Gaulle consiguió que las guarniciones coloniales se sumasen a la causa de los aliados.

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Pero el gobierno de Vichy lo consideraba un general rebelde y, en consecuencia, quienes le secundaran podían acabar encarcelados y quizás en el paredón. Sin embargo, la creciente entrega del gobierno de Pétain a las exigencias y caprichos de Hitler y la arrolladora autoridad de De Gaulle decantaron la balanza a su favor.

La primera adhesión fue la guarnición de Bengala y con el correr de las semanas ya no cesarían de incorporarse a la causa las guarnicio­nes instaladas en los diferentes territorios coloniales: Nuevas Hébridas, Chad, Camerún, Congo, Senegal, Ta­hití, Nueva Caledonia, Gabón... Desde su cuartel general, instala­do en el hotel Carlton de Londres, De Gaulle fue comprobando cómo crecía su poder militar.

El general De Gaulle consiguió que las guarniciones coloniales se sumaran a la causa de los aliados.

En las colonias au­mentaba el espíritu de lucha contra los invasores, y las tropas que respon­dían a sus órdenes empezaban a cola­borar e implicarse en las operaciones aliadas contra el expansionismo del Eje. Poco a poco se irían consolidando las fuerzas coloniales en el marco de las llamadas Fuerzas Fran­cesas Libres (FFL, luego Fuerzas Francesas Combatientes, o FFC).

2. La resistencia interna

Los grupos contrarios a la ocupación alemana funcionaban con relativa eficacia, pe­ro estaban desunidos. La mayoría de las organizaciones clandestinas, ideológicamente diversas, hacían la guerra por su cuenta.

Un miembro de la resistencia francesa en el interior.

TERCEROS

Charles de Gaulle soñaba con unificar aquel derroche de patriotismo y de entrega a la causa nacional. Lo logró plenamente con la creación bajo su mando del Consejo Nacional de la Resistencia en 1943 aunque si­guieron funcionando por libre peque­ños grupos.

La resistencia interior se fortaleció por aquellos meses con la aparición de la guerrilla del maquis en las montañas del macizo Central y los Alpes. Poco a poco, De Gaulle se erigió en la esperanza de cuantos ansiaban la recuperación de la soberanía, la normalidad y el honor nacional.

3. El líder de la Francia Libre

Los norteamericanos no se entendían del todo bien con De Gaulle y este desconfiaba de ellos por temor a que lo sustituyesen al frente de la resistencia francesa. El candidato preferido por Washington era Henry Giraud, que no aceptaba el liderazgo De Gaulle.

Charles de Gaulle paseando por los Campos Elíseos de París en 1944.

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La lucha por el poder entre los dos generales estalló inmediatamen­te, aunque ambos guardaron las for­mas durante algún tiempo. Compartieron la presidencia del Comité Francés de Liberación Nacional (CFLN), creado en Argel a mediados de 1943 con el fin de dar forma insti­tucional al conglomerado de la resis­tencia. Pero a finales de año, Giraud dimitió, forzado por la marginación y el desdén a que le estaban sometiendo De Gaulle y su su­perior liderazgo.

En 1944, el general De Gaulle se con­solidaba como único e indiscutible líder de todas las resistencias y de la Francia verdaderamente libre.

En 1944, el general De Gaulle se con­solidaba como único e indiscutible líder de todas las resistencias y de la Francia verdaderamente libre por la que venía luchando. En junio, los aliados desembarcaban en Nor­mandía, y en agosto, Charles de Gaulle encabezaba un desfile victo­rioso por los Campos Elíseos de Pa­rís. En la práctica ya había caído el régimen de Vichy, que entre tanto había trasladado su sede a territorio alemán con Pétain como rehén, y el comité liderado por De Gaulle era reconocido como gobierno de facto de Francia.

Este texto se basa en un artículo publicado en el número 479 de la revista Historia y Vida. ¿Tienes algo que aportar? Escríbenos a redaccionhyv@historiayvida.com.