Loading...

Galeazzo Ciano, del ministerio al paredón

El conde Galeazzo Ciano, yerno de Mussolini, llegó a lo más alto del fascismo italiano. Sin embargo, varios fallos de cálculo respecto a sus posibilidades en el tablero político lo abocaron al abismo.

Mussolini pasa revista a las tropas durante la guerra con Etiopía.

La vida de Galeazzo Ciano Mussolini

En los años veinte, la Italia fascista vivía su época dorada bajo la atenta mirada del Duce. La renta nacional subía y la lira se revalorizaba. Aumentaba la producción agraria gracias a las roturaciones y el secado de pantanos. La industria exportaba cada vez más, y los programas de obras públicas, así como la constante emigración a América, hacían descender el paro. Aunque las libertades políticas se habían reducido al mínimo, muchos italianos, todavía conscientes del caos posterior a la Gran Guerra, lo consideraban un precio que valía la pena pagar, puesto que su país volvía a ser respetado. En ese ambiente prosperó Galeazzo Ciano. Estos son doce momentos clave de la vida del que llegó a ser la mano derecha de Mussolini.

Retrato de Galeazzo Ciano.

TERCEROS

Marzo de 1903

Galeazzo había nacido el 18 de marzo de 1903 en la marinera ciudad de Livorno. La niñez de Galeazzo discurrió bajo el férreo control de su padre, que amasó una fortuna a la sombra del régimen de Mussolini. Al acabar sus estudios de Derecho, siguió la carrera diplomática por indicación paterna, dada su facilidad para los idiomas. En sus destinos –Río de Janeiro, Buenos Aires y Pekín– no destacó como funcionario, pero frecuentó los ambientes de moda, donde se ganó justa fama de playboy.

Abril de 1930

Mussolini tenía un problema que no le dejaba dormir: Edda, su hija mayor y su favorita. Aguda e inteligente, la hija del dictador era la que más se le parecía. “La potra loca”, como se la conocía en casa, era de trato difícil y no gustaba a la gente. Fumaba y bebía sin parar, y se burlaba del decoro con sus descocados atuendos.

El Duce debía ponerla en vereda, y la mejor manera de hacerlo era buscándole un marido. Galeazzo Ciano podía ser la persona adecuada, por lo que se propició un “encuentro fortuito” con Edda. Los jóvenes se gustaron y la relación se formalizó. La boda se celebró en abril de 1930.

Edda Mussolini (en el centro) se casó con Galeazzo Ciano en abril de 1930.

TERCEROS

Principios de 1933

Tras el viaje de novios, la pareja se trasladó a China. Primero a Shanghái, donde nació su hijo Fabrizio, y luego a Pekín. Allí sus caminos comenzaron a separarse. Edda se interesaba cada vez más por el juego y perdía grandes sumas, mientras a su marido se lo veía con otras mujeres en fiestas y celebraciones. El matrimonio se mantuvo unido, pero sus andanzas ocupaban las portadas de las revistas. Finalmente, en 1933 se decidió su regreso a casa.

Junio de 1934

Fue nombrado subsecretario de Prensa, puesto con el que supervisó el primer encuentro entre el Duce y Hitler, que tuvo lugar en Venecia en junio de 1934. Por entonces, las relaciones entre Roma y Berlín distaban de ser buenas. Mussolini se había arrogado la salvaguarda de la independencia austríaca ante las pretensiones del Führer de anexionarse el país, y ambos se enzarzaron en una pelea a gritos al respecto. El líder nazi se sintió incómodo en todo momento ante la parafernalia desplegada por los italianos, mientras el Duce miraba de soslayo al que consideraba su “imitador”.

Junio de 1935

Mussolini estaba satisfecho con su yerno, por eso le ascendió a ministro de Cultura Popular con solo 32 años. Desde su puesto, Ciano apoyó sin ambages la invasión de Etiopía, e incluso participó en ella como piloto de bombardero. A su vuelta fue recompensado con un puesto en el Gran Consejo Fascista, a despecho de los militantes de primera hora, que lo consideraron siempre un advenedizo.

Soldados italianos en la guerra con Etiopía.

TERCEROS

Junio de 1936

Su carrera fulgurante parecía no tener fin. En junio de 1936 fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores, cargo que hasta entonces había desempeñado el propio Mussolini. Ciano apoyaba la intervención en la Guerra Civil española y presionó a su suegro a favor de ello. Tras obtener la luz verde, creó una oficina especial en su ministerio desde la que coordinar operaciones militares de las fuerzas italianas en España.

El ministerio se trataba de su coto privado en el que solo medraban los amigos y aduladores. Convencido de su carisma personal, le gustaba sentirse halagado. Podía ser desagradable incluso en los estrictos entornos diplomáticos, y se vio involucrado en turbios episodios, como el asesinato de dos opositores al régimen.

Hitler y Mussolini en Berlín en 1937. Foto: Wikimedia Commons / Ladislav Luppa / CC BY-SA 3.0.

TERCEROS

Septiembre de 1938

Galeazzo Ciano propició que Mussolini se acercara a Hitler. El Duce pronto abogó por la creación del Eje Berlín-Roma, ya que quería sacar a Italia del aislamiento internacional provocado por la participación en las guerras de Etiopía y España.

Las relaciones italogermanas continuaron estrechándose, incluso cuando Alemania ocupó Austria en marzo de 1938. Mussolini estaba fascinado por el régimen nazi. Deseaba un pacto militar con Alemania, que Hitler postergó, enfrascado en la incorporación de la región checa de los Sudetes, de población mayoritariamente germanohablante.

Galeazzo Ciano (en el extremo dcho.) asistió a la Conferencia de Múnich en 1938. Foto: Wikimedia Commons / Bundesarchiv, Bild 183-R69173 / CC-BY-SA 3.0.

TERCEROS

En la Conferencia de Múnich de septiembre, en que participaron Gran Bretaña, Francia, Alemania e Italia, se resolvió que Praga cedería los Sudetes al Reich. Para gran parte de la opinión pública, Europa se había salvado de la guerra gracias a la mediación de Mussolini.

Abril de 1939

El Duce estaba tan ávido de territorios como Hitler, y Ciano reclamaba para Italia Túnez, Córcega y Niza. No obstante, el objetivo inmediato era Albania. Como en el caso español, Ciano fue el impulsor de la iniciativa. Pero Hitler se les adelantó de nuevo en la empresa expansionista. En marzo de 1939, los alemanes invadieron Checoslovaquia. El Duce quería hacer algo para evitar el ridículo, y Albania iba a pagar los platos rotos. En abril de 1939, las tropas italianas avanzaron sin resistencia por lo que en la práctica era ya un protectorado. Ciano reclamó el éxito de la operación y convirtió el pequeño reino en un feudo personal.

Las tropas italianas en Albania.

TERCEROS

Octubre de 1940

Mussolini declaró la guerra a Francia y Gran Bretaña en junio de 1940, pero las tropas italianas, mal mandadas y peor equipadas, fracasaron ante las defensas de una Francia que agonizaba y que se rendiría dos semanas después.

Tras la victoria alemana en Francia, Mussolini sintió herida su vanidad, y para tratar a Hitler de tú a tú necesitaba una victoria sonora. Ciano le convenció de que Grecia sería un objetivo fácil y a finales de octubre comenzó la invasión. La campaña supuso un desastre: las numerosas bajas causaron conmoción, y Ciano apareció como el responsable último. El conde fue perdiendo la popularidad que le quedaba. Algunos líderes fascistas pedían su destitución.

Febrero de 1943

A medida que avanzaba la contienda, el Duce perdía apoyos y la relación con su yerno se fue agriando. Las grandes derrotas que sufrieron los efectivos italianos en la URSS y en el norte de África, que ponían en duda la victoria final, llevaron a Ciano a participar en las intrigas que se fraguaban contra Mussolini. Así, en febrero de 1943, el Duce lo cesó y le dio la embajada de la Santa Sede. Desde allí siguió conspirando. La situación en Italia se encontraba al límite.

El Gran Consejo Fascista en 1936.

TERCEROS

Julio de 1943

El 24 de julio se convocó una sesión del Gran Consejo Fascista a fin de evaluar la difícil situación en que se encontraba Italia. En los días previos, Dino Grandi mostró a los demás consejeros una propuesta encaminada a restaurar las funciones del monarca y del Parlamento, lo que representaría, en realidad, el fin de la dictadura. La mayoría, incluido Ciano, estuvo de acuerdo. A Carlo Scorza, secretario del partido, le faltó tiempo para avisar al Duce. La sesión del Gran Consejo fue larga. Entrada ya la madrugada, de los 28 presentes, 19 votaron a favor de la propuesta de Grandi, incluido Ciano. Ese mismo día, Mussolini fue arrestado por orden del rey y sustituido por el mariscal Badoglio.

Galeazzo Ciano (en el centro) junto a los otros condenados durante el proceso de Verona.

TERCEROS

Enero 1944

El escenario fue complicándose en los meses siguientes, de manera que Ciano y su familia decidieron buscar refugio en Alemania como paso previo a su huida a España. Sin embargo, en Alemania se les retuvo a la espera de Mussolini, que había sido liberado por un comando germano en el Gran Sasso. El Duce anunció la creación de la República Social Italiana, mientras Pietro Badoglio declaraba la guerra al Reich, lo que se tradujo en una confrontación civil en la que todos se afanaban en ajustar cuentas.

Mussolini no sabía qué hacer. No quería la muerte de Ciano, pero amnistiarlo sería una fuente de recriminaciones. Se juzgó a Galeazzo, junto a otras figuras importantes del fascismo, y se le condenó a muerte por alta traición. A regañadientes firmó, junto al resto de los condenados, una petición de clemencia que nunca llegó a manos de Mussolini. En su última fotografía en vida, el conde aparece girado en su silla, mirando de frente al pelotón de fusilamiento el 11 de enero de 1944. Así terminaba la vida de quien lo había sido todo en la Italia fascista.

Este texto se basa en un artículo publicado en el número 552 de la revista Historia y Vida. ¿Tienes algo que aportar? Escríbenos a redaccionhyv@historiayvida.com.