¿Existieron las amazonas que nos reveló la mitología griega?
Leyendas
Varios investigadores apuntan a que en la leyenda de las mujeres guerreras pudo haber algunos elementos reales
Las legendarias y feroces guerreras que lucharon en la antigua Grecia o en Persia, disparando con sus arcos mientras montaban a caballo, fueron, efectivamente, una leyenda. Pero, aunque la realidad probablemente esté muy lejos de los relatos míticos, algunos descubrimientos e investigaciones realizados en los últimos años podrían indicar que realmente existió, en una zona al sudoeste de la actual Rusia o al sur de Ucrania, un pueblo en que había mujeres guerreras que habría servido de base a la narración posterior. En concreto, se han encontrado las sepulturas de varias mujeres enterradas con instrumentos militares y que presentaban heridas, probablemente, de guerra.
Aunque el relato mitológico sobre las amazonas que ha llegado hasta nosotros corresponde a la mitología griega, se pueden encontrar referencias en varias culturas, desde la antigua Persia hasta Egipto, India o China. Los griegos decían que las amazonas eran valientes, atractivas pero peligrosas, y que se cortaban o cauterizaban el pecho derecho para usar mejor su arco. Supuestamente vivían aisladas en una colonia de mujeres, sin necesidad de ningún hombre, en un territorio cuya capital, según Heródoto, era Temiscira, una ciudad fortificada en lo que ahora sería el norte de Turquía.
Pero hay pequeñas variaciones en las historias. Según Estrabón, las amazonas visitaban a vecinos varones anualmente para procrear, y si parían una niña, crecía con ellas, enseñándola a luchar. Un chico, en cambio, sería devuelto a los hombres. En la versión de Heródoto , las amazonas conocieron y se enamoraron de hombres escitas. Pero no querían estar confinadas a la vida doméstica, así que formaron una nueva sociedad en las llanuras de la estepa euroasiática, en la que había igualdad entre los géneros y las mujeres luchaban y montaban a caballo como sus antepasadas.
Esa es, claro está, la leyenda. Un relato que, por otra parte, no creían a pies juntillas los antiguos. Para algunos, como el escritor griego Paléfato, no existieron, sino que simplemente fueron hombres confundidos con mujeres porque se afeitaban la barba. Durante mucho tiempo, las amazonas se consideraron un mito más, con alguna excepción, claro. Como la de Johann Jakob Bachofen, un erudito clásico, que en 1861 publicó una tesis radical: que la humanidad empezó bajo un matriarcado y las amazonas fueron reales.
Los investigadores han hallado necrópolis con mujeres que, al parecer, montaban a caballo, llevaban armas e incluso podrían haber muerto en batalla
En la actualidad, con nuevos métodos científicos y tecnologías más avanzadas, los investigadores descartan las leyendas, pero admiten que podrían tener cierta base real. En 1997, la arqueóloga Jeannine Davis-Kimball publicó un artículo en que analizaba unas sepulturas halladas cerca de la frontera entre Rusia y Kazajstán, donde se habían encontrado esqueletos de mujeres enterradas con armas. Los huesos de las piernas arqueadas de una niña de 13 o 14 años atestiguaban una vida a caballo, y una punta de flecha doblada en la cavidad del cuerpo de otra mujer sugirió que había muerto en la batalla.
Según Davis-Kimball, no serían las amazonas, porque la zona está muy alejada del antiguo mundo griego, pero sí que pudieron pertenecer a una de las muchas tribus nómadas similares que viajaron por la enorme extensión de las estepas euroasiáticas a principios de la Edad de Hierro. Posteriormente, Davis-Kimball analizó otras antiguas excavaciones y descubrió, gracias a pruebas de ADN, que había mujeres que habían sido erróneamente identificadas como hombres debido a las armas encontradas con los esqueletos.
En diciembre del año pasado, un grupo dirigido por el arqueólogo Valerii Guliaev anunció el hallazgo de cuatro mujeres guerreras en el sureste de Rusia. La investigación arrojó que las mujeres fueron escitas, un pueblo nómada que existió durante mil años coincidiendo con la época arcaica griega –en torno a los siglos IX u VIII a. C.–, y que vivían en pequeñas comunidades en las que tenía sentido que todos participaran en la caza y la guerra. Las piezas encajarían: el pueblo escita, en sus migraciones, llegó incluso a la actual Turquía, donde, según el relato mítico, habrían participado en la guerra de Troya .
Según Adrienne Mayor, investigadora de la Universidad de Stanford y autora de Amazonas, guerreras del mundo antiguo (Desperta Ferro), los caballos eran básicos para los escitas y sus costumbres nómadas, y gracias a ellos pudieron alcanzar puntos tan distantes como el mar Negro o la actual Mongolia. Las mujeres, cuatro, halladas en el este de Rusia fueron enterradas hace 2.500 años en una necrópolis estudiada desde 2010. En ella se encontraron más de 30 puntas de flecha de hierro, un anzuelo también de hierro en forma de pájaro, fragmentos de arnés de caballo, cuchillos y varios huesos de animales.
Las mujeres escitas podrían haber luchado junto a los hombres; en ellas podría hallarse la base de la leyenda de las amazonas
La más joven de ellas tenía entre 12 y 13 años cuando murió. Otras dos tenían entre 20 y 35 años, y una de ellas estaba enterrada en posición de jinete. La mayor, de entre 40 y 45 años, estaba enterrada con una corona de oro de gran pureza. Más de un tercio de las mujeres escitas que se han encontrado fueron enterradas con armas y muchas tenían heridas de guerra, igual que los hombres. Para Mayor, aunque las escitas lucharon junto con los hombres, estas son las mujeres que corresponden con las descripciones, luego mitificadas, de las antiguas amazonas.