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6 hispanos famosos en Roma

Hispania resultó un territorio verdaderamente rentable para el Imperio romano, entre otras muchas cosas, por los grandes talentos intelectuales y políticos surgidos de ella.

El teatro romano de Mérida es una de las joyas arquitectónicas de la antigua Hispania que hoy se conservan.

hispanos Roma Mérida

La región de Hispania fue para Roma un semillero de talentos intelectuales, artísticos, políticos, deportivos y hasta religiosos. Los dos Sénecas, el retórico y su hijo el filósofo estoico, más recordado, eran naturales de Córdoba. Procedían también de la península ibérica el poeta épico Lucano, cordobés, y el satírico Marcial, de Calatayud, el geógrafo Pomponio Mela, de Gibraltar, o el agrónomo Columela, de Cádiz, todos eminencias de la cultura latina.

Y fueron hispanos tres de los césares más trascendentes del Imperio: Trajano, Adriano y Teodosio I el Grande. Fue ibérico, en este caso lusitano, el atleta considerado el mejor auriga de la historia, Diocles, en tiempos en que las carreras de cuadrigas eran tan populares como el fútbol en la actualidad.

Y también era hispanorromano, cordobés, san Osio, el obispo que presidió el primer concilio ecuménico, el de Nicea, en 325 d. C. Si la larga hegemonía latina en la península ibérica dejó una huella indeleble, puede afirmarse otro tanto a la inversa. Tan grande y variada fue la aportación de la colonia al esplendor de la vieja Roma.

Te presentamos a seis de esas figuras de la poderosa Roma que nacieron en Hispania:

Trajano (53-117 d. C.)

TERCEROS

Nacido en Itálica, cerca de la actual Santiponce, Sevilla, fue el primer ciudadano de provincias coronado emperador. Destacado militar, fue adoptado por Nerva y accedió al trono en 98.

Su mandato sobresalió por la conquista de Dacia, el noroeste de Arabia, Armenia y Mesopotamia. En política interior, desarrolló un eficiente programa de subsidios sociales y emprendió una intensa actividad constructora.

Adriano (76-138 d. C.)

TERCEROS

También oriundo de Itálica, sucesor de Trajano en 117, pacificó el Imperio, lo que devino en un período de progreso. Gobernante sensible, agilizó la administración, reformó la hacienda pública y unificó la legislación.

Fue un hombre de amplia cultura, amigo de filósofos y gran coleccionista de arte, como puede apreciarse en la lujosa Villa Adriana de Tívoli. El castillo de Sant’Angelo, en Roma, fue originalmente su mausoleo.

Teodosio el Grande (347-395 d. C.)

TERCEROS

Natural de Cauca (Coca, en Segovia), fue nombrado augusto del Imperio de Oriente en 379. Un año después hizo del cristianismo la religión de Estado y persiguió a los paganos. Esto incluyó a Eugenio, el augusto de Occidente, a cuyas tropas derrotó en 394.

La coronación de su rival había privado a Teodosio de la injerencia en esta parte del Imperio. De todos modos, tras la victoria sobre Eugenio, la reunificación oficial duró escasos meses. A la muerte de Teodosio el Imperio fue dividido de nuevo entre sus hijos Arcadio y Honorio.

Séneca (4-65 d. C.)

TERCEROS

Filósofo y escritor, hijo de Séneca el retórico, nació en Córdoba y se formó en la península antes de establecerse en Roma. Allí, además de desempeñarse como forense, fue cuestor y senador.

Agripina le encomendó la educación de su hijo Nerón. Una vez coronado este, dirigió la política estatal junto a Burro hasta retirarse de la corte. Le fue ordenado suicidarse por su vinculación con la conjura de Pisón.

Lucano (39-56 d. C.)

TERCEROS

Poeta épico, sobrino del filósofo Séneca y cordobés como él, pasó de loar a Nerón a execrarlo y a comprometerse con la conspiración de Pisón. Cuando esta fue descubierta el emperador le conminó, como a Séneca, a quitarse la vida.

Solo se ha conservado su epopeya Farsalia, que narra en elegantes hexámetros la guerra civil entre Julio César y Pompeyo y que gravitó con fuerza sobre la literatura medieval.

Marcial (40-104 d. C.)

TERCEROS

Poeta satírico, era aragonés, de Bilbilis, hoy Calatayud. Afincado en Roma el año 64, fue amparado por los emperadores flavios Tito y Domiciano antes de abandonar la metrópolis en 98, con el advenimiento de los Antoninos, para retornar a su patria, donde fue protegido por Marcela, una rica matrona, hasta su muerte.

Está considerado el creador del epigrama, sátira breve en la que retrató de manera cruda la sociedad romana.

Este texto se basa en un artículo publicado en el número 435 de la revista Historia y Vida. ¿Tienes algo que aportar? Escríbenos a redaccionhyv@historiayvida.com .