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Creta: la cuna de la civilización minoica

La situación estratégica de Creta, la mayor de las islas del Egeo, posibilitó su protagonismo durante el milenio II a. C., ya que forma un puente natural entre el Peloponeso, el mundo egipcio y las costas suroccidentales de Anatolia y del Próximo Oriente.

Creta portada

Creta portada

La cultura de Creta, también conocida como minoica, contribuyó al mestizaje e intercambio entre diversas zonas. Durante el II milenio a. C., Creta jugó un papel decisivo, frenado por la expansión de Micenas, que desde la originaria región de la Argólida llegaría a enseñorearse prácticamente de todo el Mediterráneo, tanto hacia Occidente como hacia Oriente.

Por otro lado, la abundancia de restos arqueológicos de esta cultura en las costas anatólicas constituye el trasfondo histórico de la epopeya homérica que, en forma literaria y clave mitológica, narra la presencia de los aqueos, capitaneados por el rey de Micenas, Agamenón, en Troya, punto estratégico de control del paso de los Dardanelos.

Palacio de Minos. Foto: Wikimedia Commons

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Evans redescubre Creta

La civilización cretense de hace cuatro mil años fue desvelada por vez primera de modo científico, y con un gran impacto entre los estudiosos occidentales, por sir Arthur Evans, que realizó sus investigaciones en Cnosos entre 1900 y 1931. Llevó a cabo la restauración y restitución de los ambientes que han servido para difundir la imagen de lo que pudieron ser aquellas extensas construcciones que él bautizó como “palacios”, al considerarlos básicamente residencias reales. A finales del período prepalacial, Creta pone las bases de lo que será su espléndida cultura, con núcleos que miran decididamente al mar o bien se establecen en sus mismas orillas, como los de Stavromenos y Prinias.

Sin embargo, el punto álgido del poderío cretense coincide con la fase neopalacial, a lo largo de los siglos centrales del II milenio a. C. La red de Creta controla realmente el comercio internacional, y la presencia minoica se hace patente tanto en la Grecia continental como en el archipiélago del Dodecaneso, especialmente en las islas de Rodas y Cos, Asia Menor, Egipto y, lógicamente, en las vecinas Cícladas, constituyendo Thera-Santorini el mejor ejemplo.

Ruinas del palacio de Cnossos. Foto: Wikimedia Commons / Chris 73

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La sociedad cretense

Actualmente se continúa hablando de palacios cretenses, pero con otro sentido. Todavía se conoce poco de la sociedad minoica, aunque en la cima de la jerarquía hemos de situar un gobernante revestido de poder teocrático, que ejercía el control económico y administrativo del respectivo centro conocido como “palacio”; seguramente arropado por una fuerte casta sacerdotal en la que también intervenían las mujeres.

Los objetos y elementos decorativos dedicados al culto son sorprendentemente abundantes. Estos palacios tampoco escapan a la función de potente centro económico debido a la presencia de locales industriales y extensos depósitos que custodiaban lingotes de bronce y grandes cantidades de alimentos.

Fresco minoico. Foto: Wikimedia Commons

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El fin de la civilización cretense

A pesar de estas riquezas y del largo camino recorrido en la investigación sobre el mundo minoico, falta mucho todavía por saber e interpretar, empezando por la propia escritura minoica, conocida como lineal A. El soporte eran tablillas de cerámica que parecían responder a cuentas de los palacios más que a textos.

Las causas del fin de la existencia de la civilización cretense todavía se discute acaloradamente, aunque la constancia y entrega del profesor griego Sp. Marinatos dieron con la respuesta; estaba convencido de que lo que motivó la destrucción de los palacios fue una catástrofe natural, una erupción volcánica. Sus excavaciones en Akrotiri (Thera-Santorini) posibilitaron no solo recuperar el yacimiento minoico más espectacular, sino comprobar que una tremenda explosión a mediados del II milenio a. C. descuartizó la isla, provocando un maremoto que selló los núcleos antiguos y que impidió que la vida se reanudara en Thera durante muchos siglos.

A pesar de esto, erupciones anteriores permitieron a los habitantes minoicos escapar a tiempo con los objetos más valiosos.

Este texto se basa en un artículo publicado en el número 399 de la revista Historia y Vida. ¿Tienes algo que aportar? Escríbenos a redaccionhyv@historiayvida.com