10 momentos clave de la ciudad de Menfis
Por su situación estratégica, la rica Menfis fue un puente entre el Alto y el Bajo Egipto, y también una pieza codiciada por reyes propios y extranjeros
Cuando Alejandro Magno entró en Menfis en 332 a. C., se abrió ante sus ojos una urbe cosmopolita con una historia de más de dos mil quinientos años. Su prestigio e importancia eran tales que fue en su templo principal, el del dios Ptah, donde el rey macedonio, que acababa de expulsar a los persas de las orillas del Nilo, se hizo coronar como nuevo señor del Alto y del Bajo Egipto.
Menfis era un enclave estratégico y comercial de primer orden. Su localización privilegiada explica en gran medida que fuera elegida para la capitalidad administrativa del Egipto unificado. Estaba en un punto de confluencia de rutas mercantiles terrestres, y a medio camino entre el Valle (es decir, el Alto Egipto) y el Delta (el Bajo Egipto).
Estos son 10 momentos clave en la historia de esta milenaria ciudad del Nilo:
1 El nacimiento, c. 3000 a. C.
La ciudad de Menfis parece remontarse a los inicios de la dinastía I. Según Heródoto, fue fundada durante ese período por el rey Menes. El historiador greco-egipcio Manetón, en cambio, señala que fue creada por el sucesor de este, y que por entonces la capital y la residencia regia estaban radicadas en el Alto Egipto, en la ciudad de Tinis.
Las necrópolis cercanas en Helwan y Saqqara, con los hipogeos y mastabas de la élite, hablan de una ciudad esencial, lugar de residencia de numerosos oficiales de la corte.
2 Residencia real, c. 2730-2590 a. C.
A partir de la dinastía II, Menfis adquiere trascendencia. Por primera vez, la tumba del rey deja Abydos, frente a Tinis, para situarse en Saqqara. Es un indicio del traslado de la residencia real a Menfis.
Al final de la dinastía, parece que se produce una división del país en dos bandos políticos y territoriales, que acaba con una posible victoria del sur sobre el norte. Con ello, la tumba real se traslada de nuevo a Abydos, aunque se desconoce si la corte en su conjunto se desplaza otra vez a Tinis.
3 El escenario de Imhotep, c. 2590 a. C.
Con el inicio del Reino Antiguo, a principios de la dinastía III, se superan los problemas y conflictos internos. El primer rey de esa línea, Netcheryjet (Djeser), aborda un proyecto de dimensiones inauditas que canalizará los esfuerzos del país en una empresa común.
La pirámide escalonada de Saqqara y las instalaciones anejas ocuparán algo más de 150.000 m2 de superficie.
Lo dirigirá Imhotep, que concibe el primer edificio construido totalmente en piedra en la historia de la humanidad: la pirámide escalonada de Saqqara. La decisión supuso dotar a Menfis de una importancia política, social, económica y religiosa desconocida hasta entonces.
La ciudad pasa a acoger la capitalidad estatal, la corte se instala en ella y se hace enterrar en la necrópolis adjunta de Saqqara. La necesidad de mano de obra estimula la llegada de gentes de todo el país. Para aprovisionarlas, no cesa el flujo de barcos procedentes de todos los rincones de Egipto.
Con la administración aumenta la demanda de individuos capaces de leer y escribir. Menfis se hace más compleja y diversa, más rica, crece en superficie y en importancia y cambia su destino para siempre.
Desde entonces, cada monarca del Reino Antiguo erige su pirámide –primero escalonadas, y de caras lisas a partir de la dinastía IV– en un lugar diferente del desierto aledaño a Menfis. Esto provoca la aparición de nuevos barrios destinados a albergar a los peones, artesanos, gestores y sacerdotes.
4 La semilla de su nombre, c. 2276-2228 a. C.
El faraón Pepy I, tras echar del trono a un usurpador y abortar un complot para asesinarlo, ordena construir el complejo funerario de Men-nefer, el cual daría origen al nombre, derivado del griego, con el que conocemos la ciudad.
5 Aguantando el tipo, c. 2010-1960 a. C.
El fundador del Reino Medio, Mentuhotep II, traslada la capital a la ciudad de Tebas, en el sur. Sin embargo, en el nuevo país reunificado, Menfis conserva buena parte de su peso: además del continuo flujo de barcos procedentes del Nilo y del Mediterráneo, sus templos conocen ampliaciones y dedicaciones diversas, y algunos de los reyes de mediados de la dinastía XII eligen uno de los cementerios menfitas, Dahshur, para construir sus pirámides de adobe recubierto de piedra caliza.
6 Bajo los hicsos, c. 1759-1539 a. C.
Durante el Segundo Período Intermedio, Egipto vuelve a quedar dividido. La mitad norte, donde Menfis se encuentra, es gobernada por dos dinastías de hicsos, pueblo de origen semita.
7 En el ojo del Imperio , c. 1539-1077 a. C.
Ahmose, fundador de la dinastía XVIII, reunifica el país y crea el llamado Reino Nuevo. En esta etapa, los egipcios vivirán una experiencia que cambiará por completo su imagen del mundo y su relación con el exterior: la creación de un imperio. El control de las tierras conquistadas en Oriente Próximo y Nubia comporta un contacto más fluido con esos territorios.
El puerto de entrada a Egipto de todos los productos y personas procedentes de Oriente Próximo es Menfis.
Ahora llegan a Egipto mercancías, gentes e ideas en una variedad insólita. El puerto de entrada de todos estos productos y personas desde Oriente Próximo es precisamente Menfis, que cobra un, si cabe, mayor papel estratégico.
De nuevo es capital administrativa, aquella a la que van los príncipes herederos a formarse. Tebas es la religiosa, como sede de Amón-Ra, principal dios del imperio, y como lugar de entierro de los reyes. Y Per-Ramsés , fundada en la dinastía XIX en el brazo oriental del Delta del Nilo, funciona como sede de la residencia real.
Con el nuevo auge, todo en Menfis se monumentaliza: sus templos se amplían hasta alcanzar tamaños inéditos y se enriquecen con piedras de todas clases, metales preciosos, mástiles de maderas importadas o colosos y esfinges del rey ante las fachadas.
Muy activos en este respecto se muestran los grandes reyes de la dinastía XIX, Sety I y su hijo y sucesor Ramsés II. Parte de la vieja necrópolis aledaña es restaurada y se convierte en lugar de peregrinaje, como muestran los nuevos templos construidos ante la Gran Esfinge de Giza.
8 Tiempos de opresión, c. 1076-664 a. C.
Al final de la dinastía XX, con el inicio del llamado Tercer Período Intermedio, Egipto se ve de nuevo fragmentado en dos grandes áreas de influencia: un reino del sur, con capital en Tebas, gobernado por los sacerdotes del Amón tebano, y un reino del norte, la dinastía XXI, en manos de descendientes de la anterior familia real.
Tienen situada su residencia en Tanis, y en su órbita se inscribe Menfis, que opera como un enclave de relevancia en las relaciones entre ambas partes del país.
La atomización del poder contribuyó al influjo en el Valle del Nilo de una dinastía de origen nubio.
Poco a poco, tanto el reino del norte como el del sur pierden papel político, lo que favorece la emancipación de pequeños reinos en el Egipto Medio. Esta atomización contribuyó a la influencia en el Valle del Nilo de una dinastía de origen nubio. Sus injerencias en los asuntos egipcios condujeron a un enfrentamiento militar que vencerán los nubios. Menfis será asediada y rendida. Egipto es unificado otra vez.
No mucho después, Menfis es objeto de nuevas confrontaciones militares, ahora a causa del expansionismo asirio. La ciudad será sometida en varias ocasiones.
9 El respiro de Psamético, 664 a. C.
Psamético I, uno de los egipcios vasallos de los asirios, se subleva y se hace con el país, y poco a poco gana dominio sobre todo Egipto.
La ciudad, con ello, se abre todavía más al Mediterráneo. Los reyes de esta nueva dinastía, la XXVI, otorgan a Menfis una mayor estabilidad tras lustros de continuos vaivenes.
10 Pérdida de liderazgo, 525-404 a. C. y 343-332 a. C.
El período que media entre la Primera y la Segunda Dominación Persa es de relativa tranquilidad. En la última etapa del control persa, las fuentes, aunque deben tomarse con precaución, hablan de gravísimos actos de impiedad de los sátrapas.
Esta podría ser una de las razones que explicase por qué Alejandro Magno, muy respetuoso con las costumbres y tradiciones locales, fue acogido como un verdadero libertador por los menfitas y el resto de los egipcios.
No obstante, la fundación de la ciudad de Alejandría, que el sucesor de Alejandro en Egipto, Ptolomeo I, favorece como capital y sede del palacio real, trae consigo un leve declive del alcance político nacional de Menfis.
Este texto se basa en un artículo publicado en el número 534 de la revista Historia y Vida. ¿Tienes algo que aportar? Escríbenos a redaccionhyv@historiayvida.com.