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Empieza la locura para los amantes de Van Eyck

Flandes 2020

El año que tenemos a la vuelta de la esquina prepara un gran despliegue museístico en torno al innovador artista flamenco Jan van Eyck

En los próximos meses, los amantes de uno de los grandes maestros flamencos, Jan van Eyck, podrán disfrutar de la mayor retrospectiva de la historia sobre el pintor, y lo harán, además, rodeados por los lugares y paisajes de Flandes que más lo inspiraron y ayudados por nuevas tecnologías inmersivas, como la realidad aumentada.

Una de las principales características de Van Eyck es que los adjetivos siempre se quedan cortos con él. Ninguno le hace justicia. Una cosa es ser enigmático y otra muy distinta que no se sepa exactamente ni cuándo ni dónde has nacido, que te encarguen misiones diplomáticas “secretas” entre las distintas cortes europeas del siglo XV y que no solo no firmes muchas de tus obras (era lo habitual en aquel entonces), sino que introduzcas extrañas inscripciones en latín, francés y griego con mensajes como “Jan van Eyck estuvo aquí en 1434”. Eso es lo que escribió sobre el espejo del soberbio Retrato de Arnolfini. Vaya, casi como si fuera un turista que pasaba por allí.

Pero hay más. El maestro flamenco empleó una simbología misteriosa en sus obras que todavía seguía fascinando a algunos ocultistas casi cinco siglos después de su fallecimiento. Por ejemplo, el siniestro Heinrich Himmler, líder de las SS y la Gestapo, llegó creer que El Cordero Místico escondía un mapa secreto que lo guiaría hasta los instrumentos de la pasión de Cristo, incluida la corona de espinas. Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda, quería regalarle una de las 12 tablas de esta obra a Hitler, y contrató a un detective que, naturalmente, no la encontró. En realidad, ni él ni nadie, porque el panel de los Jueces Justos sigue desaparecido.

Los nobles demandaban, con ansiedad, las obras de Van Eyck en las paredes de sus palacios

También se ha dicho de Van Eyck que perfeccionó la pintura al óleo con una técnica llena de realismo, detalles y colores vivísimos, pero, de nuevo, las palabras nos saben a poco. De hecho, en algunas pinturas el maestro se atrevió a dibujar un marco de madera imaginario a su alrededor, o hizo aparecer unas sombras que no se correspondían con nada de lo que figuraba en el cuadro. Estaba jugando a adivinar la manera en la que se proyectarían las sombras y la luz en el lugar donde se iba a exponer su obra. No es extraño que, gracias sobre todo a este genio y a su abrumadora popularidad, la técnica al óleo se impusiera a la témpera al huevo.

Los nobles demandaban, con ansiedad, las obras en las paredes de sus palacios (¡ni un palacio sin un Van Eyck!). Mientras tanto, los burgueses más prósperos se lanzaron, igualmente, a por ellas como signos de distinción. Y eso que la forma de pintar del maestro resultaba insobornablemente realista para la época: presentaba a sus retratados sin embellecerlos siquiera. Por ello, no deja de ser divertido que incluyera en muchas de sus obras su gran lema: “Hago lo que puedo”. Le faltaba decir: “Señor, señora, los pintores no hacemos milagros”.

Retrato de Margarita van Eyck.

Turismo de Flandes

No estilizó ni a su esposa Margarita ni a la misma Isabel de Portugal, la prometida de su principal benefactor, Felipe el Bueno. Este último era el duque de Borgoña, una región que se extendía sobre lo que hoy conocemos como el Benelux y parte del norte de Francia. Es interesante que Felipe invitara a Van Eyck a acompañarlo a pedir la mano de Isabel: quería que la retratase para sentirla cerca en el recuerdo y que le resultase menos dura la espera hasta la boda. En una época sin móviles, ni selfis ni la posibilidad de llevar una foto en la cartera, los pintores realistas tenían mucho que decir. El maestro de Flandes, por supuesto, lo dijo.

Monumental

Con un artista tan superlativo, ya no sorprende que algunas de sus obras se hayan vuelto legendarias. El Cordero Místico, que mencionábamos antes y que realizó con la ayuda de su hermano Hubert, tenía un tamaño de 25 metros cuadrados, y algunas de sus tablas, pintadas con insólito virtuosismo por delante y por detrás, pesan alrededor de 100 kilogramos. No sabríamos si llamarlo obra o monumento. Este conjunto, que lleva inmerso desde 2012 en un complejo proceso de restauración, ha sobrevivido (casi de milagro) al calvinismo, la Revolución Francesa, la amenaza de explosión e incendio, los robos o la Segunda Guerra Mundial.

Y, justamente, será en el Museo de Bellas Artes de Gante en Flandes donde, entre el 1 de febrero y el 30 de abril, se podrán contemplar, por primera vez, hasta ocho de las tablas restauradas. El contexto de la exposición será excepcional: formarán parte de “Van Eyck. Una revolución óptica”, la mayor retrospectiva del artista de todos los tiempos. La muestra incluirá la mitad de las 23 obras que aún se conservan de él en todo el mundo.

A partir de octubre, El Cordero Místico podrá visitarse muy cerca del museo, en el nuevo centro de visitantes de la catedral de San Bavón. Allí la realidad aumentada permitirá a los visitantes apreciar toda la tumultuosa historia del conjunto artístico y también la de la catedral. Otra manera innovadora de sumergirse en el mundo de Van Eyck la podremos disfrutar del 30 de abril al 31 de octubre. Entonces, Gante pondrá en marcha el Tour de los 7 sentidos , un chapuzón en el día a día de la ciudad en la época en la que la disfrutó el pintor.

Pero Gante no será la única región de Flandes que se vestirá de gala en 2020 para celebrar a uno de sus maestros más inmortales. Brujas, Malinas, Bruselas y Lovaina no faltarán a esta cita.

En Brujas, por ejemplo, se podrá realizar una visita guiada que incluye desde la casa de Jan van Eyck en Gouden Handstraat, el distrito de artistas, la Academia o Prinsenhof, desde donde a menudo le enviaban en misiones diplomáticas, hasta la catedral de San Salvador y la catedral de San Donaciano, donde está enterrado. Desde el 12 de marzo hasta el 12 de julio, el Museo Groeninge, que cuenta con una colección de primitivos flamencos que ayuda a entender mejor la relevancia histórica de Van Eyck, organizará una exposición centrada en dos de sus obras maestras: La Virgen del canónigo Van der Paele y el Retrato de Margarita van Eyck.

'La Virgen del canónigo Van der Paele', de Jan van Eyck.

Turismo de Flandes

Malinas es fascinante porque se convirtió en el siglo XVI en la capital de Borgoña, y conserva en sus calles una parte de aquel prestigio. El palacio Hof van Busleyden, que puede visitarse, era la sede de aquella gran corte, existen dos obras de Rubens en la iglesia de Nuestra Señora sobre el Dijle y la iglesia de San Juan y, por supuesto, la catedral de San Rumoldo es la residencia habitual del Cristo en la cruz de Anton van Dyck.

El 14 de mayo se abrirá un nuevo museo en la Biblioteca Real de Bruselas. La Capilla Nassau del siglo XVI, que anteriormente pertenecía a la corte borgoñona, servirá como telón de fondo de la Biblioteca de los Duques de Borgoña, que fue, probablemente, una de las mayores colecciones de libros de su época, junto a las del rey francés Carlos V, el duque de Berry, los Medici y los papas. Algunos de los 280 manuscritos que se conservan son códices iluminados por grandes artistas como Willem Vrelant o Jan de Tavernier, y el museo es una gran oportunidad para descubrir el pasado cultural de Europa a través de las grandes temáticas de su pensamiento medieval, incluidas la literatura, la filosofía, la religión o la ciencia.

La última región de Flandes que se vestirá de gala por Van Eyck el año que viene será Lovaina, la ciudad universitaria más antigua de los Países Bajos. La universidad fue fundada en 1425, en tiempos del maestro, y cuenta entre sus muchos atractivos con la iglesia de San Pedro. Allí puede contemplarse, entre otras, La última cena, una obra genial del primitivo flamenco Dieric Bouts, conocido como el “pintor del silencio”, en el mismo lugar donde se instaló para ser expuesta por primera vez hace más de quinientos años.

De todos modos, esto solo es una selección de algunas de las principales actividades y exposiciones que se organizarán en Gante, Brujas, Malinas, Bruselas y Lovaina en 2020 por el Año Van Eyck. Se puede acceder a la lista completa en la web de Turismo de Flandes.

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