10 momentos clave en la vida del cardenal-infante Fernando
Último gran militar del Siglo de Oro, héroe en la guerra de los Treinta Años, el cardenal-infante don Fernando de Austria inmortalizó su valor en la batalla de Nördlingen frente al temido ejército sueco. Su temprana muerte truncó la gran esperanza militar de la España imperial.
En el Real Sitio de El Escorial, a las dos de la tarde del 16 de mayo de 1609, llegaría al mundo el sexto hijo (tercero varón) de Felipe III, Fernando (del segundo varón, Carlos, apenas se sabe nada). Ese fue un año clave para el país. Por un lado, se alcanzó la Tregua de los Doce Años con los holandeses, que proporcionaba un respiro en el largo conflicto bélico en los Países Bajos. Por otro, la Corona ordenó la expulsión de los moriscos.
Fernando de Austria iba a convertirse en el último gran militar del Siglo de Oro español. Estos son algunos de los momentos decisivos en su vida:
1611
Fernando se quedó huérfano de madre con tan solo dos años. En octubre de 1611, la reina Margarita, tras su octavo parto en poco más de una década, falleció de una infección puerperal.
1620
Felipe III se convenció de la idoneidad de convertir en cardenal al pequeño infante. La Corona consiguió que el papa Pablo V autorizase el nombramiento de un menor. Así, con tan solo diez años, el niño pasó a ser purpurado.
Poco después, el 1 de marzo de 1620, se le concedió la titularidad del arzobispo de Toledo. Había muchas razones tras la medida, entre ellas, que permitía a Felipe III embolsarse la renta de 300.000 ducados anuales correspondiente a la principal sede eclesiástica de España.
1621
A la muerte del rey, Felipe IV accedió al trono. El otro acontecimiento relevante de 1621 fue el fin de la Tregua de los Doce Años, de forma que la guerra con los Países Bajos se reanudó.
Los intereses de Fernando eran la caza, la equitación, la formación militar y el manejo de armas.
El infante Fernando recibió una cuidada educación. La carrera eclesiástica no era de su agrado; sus intereses se centraban más en la caza, la equitación, la formación militar y el manejo de las armas. También obtuvo una sólida formación humanista.
1632
Fernando era de carácter optimista, valiente y resuelto. Felipe IV no dudaría en otorgarle importantes responsabilidades.
Con el título de virrey, el cardenal-infante partió hacia Barcelona junto a su hermano mayor. El objetivo era conseguir que las Cortes catalanas accedieran a realizar una aportación económica a la Corona. No hubo acuerdo.
1633
Fernando viajó hacia Milán para sustituir provisionalmente como gobernador al duque de Feria, que debía entrar con su ejército en Alemania para arrebatar a los franceses la fortaleza de Breisach, en el célebre Camino Español.
A la muerte Isabel Clara Eugenia, Felipe IV designó a Fernando para que la sustituyera en Flandes.
A finales de ese mismo año murió en Flandes Isabel Clara Eugenia, tía de Felipe IV. Para reemplazarla como gobernadora, el rey designó a Fernando.
Este reunió un ejército. Debía tomar posesión de su cargo en Bruselas, pero, sobre todo, debía llevar refuerzos en ayuda de los Habsburgo austríacos contra el poderoso ejército sueco.
Junio 1634
Sale por fin de Milán al frente de un ejército de dieciocho mil hombres. El cardenal-infante debía encontrarse en el Danubio con su primo, Fernando de Hungría, comandante de las tropas imperiales y futuro emperador. En esa guerra entre el ejército imperial católico contra los suecos y los protestantes alemanes, Fernando de Hungría mantenía sitiada la ciudad de Nördlingen.
Septiembre 1634
El día 2 se produjo el encuentro entre los dos Fernandos. Tres días después, los suecos atacaban una colina defendida por hombres del cardenal-infante, que lideró y participó activamente en la batalla.
En vista del muro de arcabuceros al que se enfrentaban, los suecos emprendieron la retirada.
En vista del muro de picas y mangas de arcabuceros al que se enfrentaban, los suecos emprenderían la retirada, perseguidos por los españoles e italianos.
Noviembre 1634
Convertido en héroe tras Nördlingen, el cardenal-infante entraba victorioso en Bruselas. Fernando simultaneó el cargo de gobernador general de los Países Bajos con la máxima jefatura del ejército español allí asentado.
En las semanas siguientes alcanzó una serie de éxitos militares, primordialmente contra los holandeses. Ante tales victorias, el cardenal Richelieu decidió que la única manera de parar a España era declarándole la guerra.
El cardenal-infante se centró en proteger las vías de comunicación y conquistó posiciones estratégicas.
Primavera 1636
Fernando tomó una decisión sorprendente: se aproximó a la frontera francesa, iniciando el asedio de Corbie. A los nueve días, la plaza fuerte se rindió.
Después del asedio de Corbie, vinieron una serie de derrotas que socavaron la hegemonía militar española.
El pánico se apoderó de París. El rey y Richelieu se pusieron al frente del ejército y recuperaron Corbie. Fernando tuvo que retirarse, al no llevar tropas suficientes para ir tan lejos. Corbie fue seguido por una serie de derrotas que socavaron la hegemonía militar española.
Noviembre 1641
Para colmo de males, Fernando cayó enfermo, y el 9 de ese mes, a los 32 años de edad, falleció en Bruselas, víctima de unas fiebres tercianas. Fue una pérdida inesperada que dejó huérfano al Imperio español de su mejor general.