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¿Qué se sabe de Ricardo III?

El destino del monarca fue un misterio durante más de quinientos años. El estudio de sus restos, hallados en 2012, ha permitido romper mitos y ha deparado más de una sorpresa.

Retrato de Ricardo III de Inglaterra.

Cómo era Ricardo III de Inglaterra retrato

Un hombre jorobado, ambicioso, cruel y corrupto que no duda en asesinar a todo aquel que se interponga en su camino con tal de garantizarse el trono. Así retrata Shakespeare a Ricardo III de Inglaterra en la tragedia titulada con el nombre del monarca. El argumento de la obra se sitúa en el último acto de la guerra de las Dos Rosas, el conflicto que, durante tres decenios, enfrentó a los miembros y partidarios de la casa de Lancaster contra los de la de York.

Ricardo, penúltimo de los trece hijos del tercer duque de York y de Cecilia Neville, nació el 2 de octubre de 1452. A la muerte de Eduardo IV, en 1483, le fue conferida la tutela del nuevo monarca, su sobrino Eduardo V, de 12 años. El reinado de este tan solo duraría 86 días. El joven rey y su hermano menor, Ricardo, de 9 años, desaparecieron misteriosamente. Se sospecha que Ricardo maquinó sus muertes para ser coronado, algo que sucedió el 6 de julio de 1483 en la abadía de Westminster.

Ricardo III batalló contra los Lancaster en Bosworth, enfrentándose a Enrique Tudor, un reclamante al trono de esta casa.

Dos años después, Ricardo III batalló contra los Lancaster en Bosworth, enfrentándose a Enrique Tudor, un reclamante al trono de esta casa. En la batalla final, Ricardo fue derrotado. Shakespeare recrea la escena con el rey implorando: “¡Un caballo, un caballo! ¡Mi reino por un caballo!”. Lo cierto es que, pese a contar con un número superior de fuerzas, algunos de sus hombres de confianza le traicionaron y murió asesinado.

Hallazgo de los huesos de Ricardo III en un aparcamiento de Leicester. Foto: Universidad de Leicester.

TERCEROS

La muerte del último monarca de los York supuso la toma de posesión definitiva de la dinastía Tudor, continuadora de la de Lancaster. La figura de un Ricardo III villano trascendería gracias a la pluma de Shakespeare –que era partidario de los Tudor–.

Hoy sabemos que Ricardo III no fue ese “sapo repugnante” y “deforme” que presentó el dramaturgo gracias a la arqueología y a las técnicas científicas con las que se han estudiado sus restos. Desde el hallazgo de estos en un aparcamiento de Leicester, en el verano de 2012, no han cesado de revelarse datos sobre la vida y la muerte del fugaz soberano que reinó poco más de dos años, hasta el 22 de agosto de 1485. Sus huesos nos han desvelado numerosos datos sobre su muerte.

1. Heridas mortales

Ricardo III sufrió al menos 11 heridas en el cráneo. Según los expertos, dos situadas en la parte posterior del cráneo le habrían causado la pérdida casi inmediata de conocimiento y su muerte. Al parecer, una la habría provocado una alabarda y otra una daga.

Imagen del cráneo de Ricardo III en el que se observan las dos heridas. Foto: Universidad de Leicester.

TERCEROS

2. Reconocible

Probablemente, la cara se dejó intacta deliberadamente para asegurar el reconocimiento del rey.

3. Escoliosis

La columna vertebral presenta una curva pronunciada, de entre 65 y 85 grados, y un ligero giro espiral. Según los investigadores, esta anomalía empezó a desarrollarse en la adolescencia y tenía consecuencias dolorosas, aunque sin impedirle liderar a su ejército.

El esqueleto de Ricardo III. Foto: Universidad de Leicester.

TERCEROS

4. Desnivel

Debido a su escoliosis, el tronco de Ricardo III era corto en relación con sus extremidades, y el hombro derecho estaba ligeramente por debajo del izquierdo. Un desnivel disimulable con un traje y una armadura a medida.

5. Signos de mutilación

Tras su muerte, a Ricardo III se le retiró la armadura y se le practicaron mutilaciones. En la nalga derecha se le clavó un cuchillo o una daga desde atrás y en sentido ascendente.

Imagen de la pelvis de Ricardo III. Foto: Universidad de Leicester.

TERCEROS

6. Entierro indigno

El cadáver había sido depositado de forma apresurada, a juzgar por la ausencia de un ataúd, y la estructura ósea se halló prácticamente intacta; tan solo faltaban los pies. Los sepultureros colocaron el cuerpo en una tumba demasiado corta para el tamaño del esqueleto y sin esmerarse en centrarlo. Apareció escorado a un lado y con la cabeza apoyada en una de las esquinas, lo que sugería que hubo prisa por enterrar el cuerpo, poco respeto o ambos factores.

7. ¿Era alto?

El monarca medía 1,61 m de altura. Los expertos han calculado que, de no haber sufrido escoliosis, habría sido 11 cm más alto.

8. Bien protegido

La ausencia de heridas defensivas en los brazos sugiere que el monarca llevaba puesta una armadura completa.

9. Signos de artritis

Las articulaciones ubicadas entre las vértebras presentan signos de osteoartritis, hoy día el tipo más común de artritis.

La mandíbula de Ricardo III en la que se aprecia el corte. Foto: Universidad de Leicester.

TERCEROS

10. Heridas

Los investigadores creen que el corte que se observa en la mandíbula inferior pudo estar provocado por la hoja afilada de un arma blanca, como una daga o un cuchillo.

Este texto se basa en un artículo publicado en el número 563 de la revista Historia y Vida. ¿Tienes algo que aportar? Escríbenos a redaccionhyv@historiayvida.com.