Sonrisas y lágrimas , estandarte de película familiar por excelencia, escondía una amarga realidad. La singular desenvoltura de la prole de los Trapp, esa numerosa grey ataviada con pantalón corto que recorría alegremente las cumbres de los Alpes austriacos dirigidos por su particular flautista de Hamelín, la inquieta y angelical novicia Maria, no era tal. En el 2017, la ciudad de Salzburgo, tras una concienzuda investigación, rechazó dedicarle una calle, al desvelarse que la institutriz y después madrastra hacía uso de la violencia como método educativo, incluyendo propinar “una buena paliza”, algo de lo que presumió en su biografía.
Sea como fuere, la cinta, estrenada el 2 de marzo de 1965, cosechó cinco Oscars, y la valentía de la familia Von Trapp al lograr huir de los nazis continúa siendo un hito.