Benito Mussolini sufre un atentado en Roma perpetrado por la irlandesa Violeta Gibson. La bala, dirigida a la cabeza del dictador, solo le hiere levemente en la nariz: "Tranquilícense ustedes. Todo esto no ha sido más que una amable broma y un tiro de pistola", espeta Mussolini.
La prensa mundial se hace eco del suceso.
Tras su detención, la agresora declara que solo pretendía llevar a cabo el mandato divino que creía que Dios le había encomendado.
Violeta Gibson era hija del Primer Barón de Ashbourne, Lord Canciller de Irlanda durante dieciséis años, y había sido presentada ante la reina Victoria con dieciocho. En la fecha del suceso contaba 50 años.
El dictador, magnánimo, pide al rey que se la reintegre a su familia 'toda vez que está reconocidamente loca'. Declarada culpable de atentar contra la vida del Duce, Violeta es expulsada de Italia. Tras diagnosticar que se trata de una desequilibrada mental, es recluida en un psiquiátrico inglés hasta su muerte acaecida treinta años después.
'Annus horribilis' para Benito Mussolini, el dictador italiano sería objetivo de dos magnicidios más.
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