Gabriel Ferrater, el poeta suicida
HACE 50 AÑOS
Miembro destacado del grupo poético de la generación del 50, Gabriel se suicida, tal y como había anunciado, pocos días antes de cumplir los 50 años
‘Me mataré antes de cumplir los 50’, anunciaba con pasmosa serenidad a sus amigos.
El poeta de Reus justificaba tamaña decisión con un singular argumento: a esa edad habría hecho ya todo lo que se tiene que hacer y, además, odiaba ’oler a viejo’.
Estas premisas determinan que el veintisiete de abril de 1972, pocos días antes de celebrar su 50 cumpleaños, acometa su determinación última. Ese día Gabriel está solo en su austero apartamento de Sant Cugat. Decidido, toma un puñado de pastillas que ingiere con una generosa dosis de alcohol e introduce su cabeza en una bolsa. Poco después muere asfixiado. Catorce años antes su padre, consejero del consulado en Burdeos, había hecho lo mismo.
Toma un puñado de pastillas que ingiere con una generosa dosis de alcohol e introduce su cabeza en una bolsa. Poco después muere asfixiado
Gabriel, provenía de una adinerada familia de la alta burguesía reusense arruinada, los Ferraté -sin ‘r’-, que se había visto obligada a exiliarse con el estallido de la guerra civil.
‘Quan va esclatar la guerra, jo tenia catorze anys i dos dies…’
El niño Gabriel no asiste a la escuela hasta los 10 años, pero su entorno familiar le convierte en un avezado lector. Sus estudios de bachillerato son lentos pero su trayectoria intelectual es brillante. Todo empieza a finales de diciembre de 1947, tras su vuelta del exilio francés. Gabriel cuenta veinticinco años y acaba de cumplir el servicio militar en el Alto Aragón. Decide entonces matricularse en la facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Barcelona como oyente. No consigue licenciarse hasta 1968, veinte años después, aunque no en esta disciplina, sino curiosamente en la que podría considerarse su opuesta, Filosofía y Letras. Al fin ha dado con su vocación, y sin esfuerzo pasa de ser alumno aventajado a ejercer como docente. A partir de entonces, su trayectoria intelectual será brillante, trabajará como traductor , lingüista y crítico de arte. Pero por encima de todo, Gabriel ama la literatura, su pasión última y, con atrevimiento, se volcará en todos los géneros, escribiendo incluso una novela policiaca que firmará en secreto con pseudónimo.
Trabaja como traductor , lingüista y crítico de arte. Pero por encima de todo, ama la literatura, se volcará en todos los géneros, escribiendo incluso una novela policiaca
Pero donde despuntará el genio del autor será en la poesía. Así, en los albores de la primavera de 1958, Gabriel se iniciará en el género escribiendo versos sensuales y eróticos al principio, y racionales y empíricos después.
Esta vocación, aunque tardía, le permitirá dar a la luz tres poemarios: Da nuces pueris, Menja’t una cama, Teoria dels cossos, que compila en Les dones i els dies, obras que le aúpan como primer poeta moderno de la literatura catalana.
FERRATER, EL AMOR Y EL SEXO
Decían sus amigos que Gabriel ligaba poco pese a ser atractivo y seductor, y que lo que de verdad le gustaba era armar escándalos, como por ejemplo importunar a las prostitutas de la Rambla, a las que acudía en pos de sus servicios y una vez obtenidos se negaba a pagar aduciendo estar falto de recursos. De ahí quizás que centrara su poesía en el erotismo, ansioso por dilucidar los secretos que ‘escondía’ el sexo.
Es sabido que su primer libro de poemas, Da nuces pueris, fue fruto de su amor por Isabel Rocha, prima de su gran amigo Carlos Barral. Fallida su relación con la joven, que le rechaza, Gabriel se centra en Helena Valentí, hija de su amigo Eduard Valentí, dieciocho años menor, ‘novieta’ con anterioridad del benjamín Juan Marsé y pareja de Masoliver Ródenas. Se cuenta que en aquellos años el poeta causaba estragos entre las mujeres de sus amistades, no en las ya emancipadas del entorno de la Gauche Divine, sino entre las cónyuges ya más talluditas de sus amigos del círculo de Vinyoli, entre las que presuntamente se encontraba la madre de Helena.
Centró su poesía en el erotismo, ansioso por dilucidar los secretos que ‘escondía’ el sexo
Superada esta fase sentimental, Ferrater contrae matrimonio con Jill Jarrell, una bella periodista norteamericana que le abandona cinco años después, incapaz de sobrellevar la bohemia vida del poeta.
En 1969, formalizado el divorcio, inicia una relación con Marta Pessarrodona que, profundamente enamorada del poeta, vela por él y le ayuda a sobrellevar su alcoholismo.
LA LINGÜÍSTICA, VOCACIÓN ÚLTIMA
En su planificado ocaso vital, Ferrater logra ser feliz. Su maltrecha economía no le impide disfrutar de un cierto reconocimiento público, ejerce como profesor en la recién fundada Universidad Autónoma de Barcelona, en la que se le augura un brillante porvenir, y se anima a esbozar un ambicioso proyecto: la redacción de una gramática catalana cuya factura considera imprescindible para la lengua que tanto ama, convencido de que esta actividad le animará a retomar la poesía.
en su ocaso vital esboza un ambicioso proyecto: la redacción de una gramática catalana imprescindible para la lengua que tanto ama
Ello no impide que la muerte continúe planeando sobre el poeta. El 20 de mayo cumple 50 y sabe que debe morir. Marta, su fiel compañera, encontrará su cadáver el 29 de abril de 1972. El poeta se había suicidado dos días antes.
La generación del 50 había perdido a uno de sus poetas más venerados.