Ojalá en la vida todo fuese tan fácil como darle al botón de reset del teclado para que las cosas cambiasen. Ese poder mágico no está en nuestras manos, por el momento, pero lo que sí depende de nosotros es la manera en cómo afrontamos lo que nos ocurre. “Soy muy inteligente emocionalmente y creo que eso es lo que me salva. Soy muy pragmático y tengo un sentido del humor que no me lo trabajo, es innato”, explica Mario Vaquerizo (Madrid, 1974) en una charla con este diario en la que, como es habitual, no pierde la sonrisa ni las ganas de bromear. Algo admirable, teniendo en cuenta el accidente que sufrió el pasado octubre cuando, en un concierto en Cáceres, subido al gira tutto, una plataforma giratoria, se estrelló contra el suelo frente a toda la audiencia. Una caída por la que “podría estar muerto, pero no me gusta mostrar tristeza ni regodearme en el drama”. La prueba está en la nueva canción que presenta con Nancys Rubias, la banda que lidera, y que lleva por título “Reset”, es decir, un reinicio.

El reinicio de Mario Vaquerizo
Pasó más de un mes en el hospital, rodeado de un equipo médico para el que solo tiene buenas palabras y de toda la gente que le quiere, que es mucha. A pesar de eso, no fue fácil. “El primer diagnóstico que me dio la oftalmóloga fue que no podría ver”, recuerda mientras admite que, en aquellos días de ingreso, tuvo tiempo para reflexionar y resetearse en muchas cosas. Tal y como explica, “la vida me dijo ‘Mario, para un poquito’. Yo pensaba que mi estado natural era el idóneo, pero sí que he debido tener este parón para darme cuenta de que no todo en la vida es el trabajo. Para eso tengo casas, para disfrutarlas, y libros, para leerlos. Por no estar trabajando un día, no pasa nada. Tienes que dedicarte más a la vida doméstica, a tus padres, a tu pareja. Y me he reseteado, es muy necesario hacerlo, pero te lo tienes que creer”.
Hay cosas que no cambian y una de ellas es la verborrea que caracteriza a Vaquerizo. “No sigo con las mismas ganas de hablar, sino que las he triplicado. El otro día me dijo Olvido [la cantante Alaska, su esposa desde 1999], ‘Mario, ¿no te das cuenta de que hablas mucho?’’. Soy así, no lo puedo evitar. Entiendo que haya gente a la que le saque de quicio, y pido perdón, pero ha llegado un momento de la vida en que hago lo que me sale del mismísimo”, comenta. Y es que si de alguna manera se define en la actualidad es como “sereno, templado y maduro. Cuando cumples años se equilibran las cosas”.

Alaska y Mario disfrazados por Halloween en el hospital donde está ingresado Mario Vaquerizo por una caida
Entrado ya en la cincuentena, el artista reconoce que “el mundo ha cambiado” desde que él empezó en la música y que “soy de una generación bisagra, me encuentro en tierra de nadie”. ¿Le gusta el entorno en el que vivimos? “La era de internet es la era de la inmediatez, que es muy buena para muchas cosas, pero yo me encuentro como mi abuela cuando pasaron del real a la peseta: yo he pasado de la peseta al euro y, fíjate, con la peseta los sueldos estaban mejor”. También apunta, en referencia al ritmo vertiginoso al que vamos, “que no por ir más rápido llegas antes o eres mejor”.
A pesar de que Mario Vaquerizo se perfile como un artista frívolo, defensor de la superficialidad y “un gamberro” nato que se toma “todo a cachondeo”, en las distancias cortas se muestra muy cercano y terrenal. Incluso para hablar de espiritualidad y de los hechos inexplicables que él mismo ha vivido: el agua bendita que le ayudó a recuperar la visión, el pañuelo de la Virgen de Lourdes que le alivió los dolores del cuello mientras estaba hospitalizado o el abrazo de despedida de su hermano al poco de fallecer: “Hablo de mi experiencia porque yo soy muy empírico, pero hay situaciones que se escapan de lo racional. Me da igual lo que diga la gente, yo te estoy contando lo que me estás preguntando”. A pesar de su racionalidad, señala que “creo en la espiritualidad, en las buenas energías, y cada uno lo canaliza de una forma. Yo rezo todas las noches porque es una cosa que me hace sentir bien”.

Alaska yMario Vaquerizo en la presentación de la serie ''Alaska Revelada'' en Madrid el 12 de diciembre de 2024
El cantante no muestra reparos en responder a ninguna de las cuestiones, ni siquiera a la que hace referencia a su relación con Alaska, eternamente puesta en duda. “La gente se lo sigue cuestionando, lo que pasa es que ya no se atreven a decirlo. Al menos a la pobre Olvido ya no le preguntan ‘¿Tu marido es gay?’”, relata, algo que “no me ofende porque yo tengo muy claro lo que soy y mi mujer tiene muy claro lo que tiene en casa”. Esa es una de las caras no tan divertidas de la fama con la que Vaquerizo convive: “Cuando decides exponerte a la opinión pública, tienes que estar dispuesto a que te digan ‘guapo’ y ‘feo’”.
Tras el personaje divertido, algo histriónico, pero con una personalidad arrolladora, es posible detectar a un Mario Vaquerizo de gran sensibilidad. No hay más que ver cómo le brillan los ojos al recordar que “mis amigos pensaban que me había muerto” cuando sufrió la mentada caída, “el viaje más vital que he tenido”, según sus palabras. Tras el reset que la vida le ha obligado a experimentar, ha aprovechado para sacar un nuevo trabajo discográfico y salir de gira con las Nancys Rubias. Queda claro que tenemos Vaquerizo para rato y que ha venido aquí “a entretener. Entendemos el pop como la alegría de vivir: respeto, tolerancia y mariconeo”. Amén.

El cantante de Nancys Rubias, Mario Vaquerizo