Tras acusarle de traicionar a su abuela, Isabel II, y amenazar con retirarle el visado si llegaba a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump ha rebajado su discurso sobre el príncipe Enrique al ser preguntado. El estadounidense había expresado en el pasado su desprecio por los duques de Sussex, residentes en el estado de California des del el 2020, y había prometido a sus votantes “medidas apropiadas” si podía demostrar que mintió sobre su consumo de drogas blandas al entrar en Estados Unidos (el príncipe reconoció el consumo en su libro Spare).
A demandas del The New York Post, el mandatario ha rebajado la tensión: “No quiero hacerlo. Lo dejaré en paz, ya tiene suficientes problemas con su mujer. Ella es terrible”. La enemistad entre Trump y Meghan Markle viene de lejos. Tiene su origen en unos comentarios que la entonces realizó en el 2016, dos años antes de unirse a la familia real británica. En la anterior campaña de las elecciones presidenciales del 2016, Markle se posicionó a favor de Hillary Clinton. La entonces actriz llegó a tachar a Trump de “misógino” y dijo que se instalaría en Canadá si él ganaba esas elecciones.
En estas nuevas declaraciones, Trump ha aprovechado para elogiar al hermano mayo de Enrique, el príncipe Guillermo, con quien coincidió en París en un encuentro privado el pasado mes de diciembre durante el fin de semana de la ceremonia de reapertura de la catedral de Notre Dame. “Creo que es un buen tipo”, ha asegurado el presidente sobre el príncipe de Gales, con quien ya había coincidido en un banquete de Estado en Buckingham en el 2019.
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Estas declaraciones de Trump sobre los Sussex se producen en un fin de semana de expectación mediática sobre los duques, pues se están celebrando en Canadá los Invictus Games, los juegos adaptados que disputan veteranos de guerra enfermos o heridos, que fueron creados por el príncipe Enrique en el 2014 y que actualmente son el último reducto con tintes reales del hijo distanciado de Carlos III. A su gala inaugural el sábado asistieron artistas como Katy Perry, Nelly Furtado o Chris Martin, además de el príncipe y Meghan Markle.
Este fin de semana se espera a otro príncipe distanciado de su familia real que también tiene problemas por el nuevo mandato de Trump. La presencia de Joaquín de Dinamarca, hermano de Federico X que actualmente trabaja como agregado de defensa del reino danés en Washington, en los actos de los Invictus está confirmada como un acto oficial de la casa real danesa. En este momento se presupone tensión diplomática por los reclamos del estadounidense sobre Groenlandia, cuyo jefe de Estado es Federico X. Entre las funciones de Joaquín en Washington está “informar [...] de la posición de Estados Unidos y Canadá respecto a las políticas de defensa y seguridad nacional danesas”, y con Trump no estará siendo una tarea fácil.