Todavía no hay armisticio, pero la guerra entre dos mega estrellas del hip hop la gana Kendrick Lamar. Drake solo será, si resiste la ofuscación, un espectador del mayor concierto anual que se celebra en Estados Unidos, un acontecimiento seguido en más de medio mundo.
Uno y otro se han peleado a lo largo del tiempo con acusaciones subidas de tono –Drake goza de mucho éxito si bien Lamar es más aclamado por la crítica–, una batalla que se recrudeció esta pasada primavera. Y resonó este domingo al informarse de que Lamar será el protagonista del descanso del partido de la Super Bowl, la final de la liga de fútbol americano (NFL), el 9 de febrero, en el Caesars Superdome de New Orleans. Esta actuación, de menos de 15 minutos de duración, acostumbra a superar los 100 millones de espectadores.
La elección de Lamar se produce el año en que su guerra con Drake ha alcanzado la cima de confrontación
A Lamar le definen como un rapero laureado, un prodigio lingüístico con pasión por el jazz libre y el concepto teatral de sus álbumes. Es uno de los raperos más aclamados de la historia, con 17 Grammys y cuatro números uno en la lista Billboard. Ganó además un premio Pulitzer por su disco Damn de 2017, convirtiéndose en el primer músico no clásico ni de jazz que atesora este galardón.
Este domingo, antes de que arrancará el primer festivo de la temporada de la liga de la NFL, Lamar dio a conocer su plan de actuar el escenario internacional más codiciado.
En un vídeo colgado en YouTube, el músico californiano nacido en Compton, en 1987, transformó el fútbol en una máquina de pases mientras hacía comentarios motivadores a los jugadores desde fuera de pantalla. Luego se presentó y avanzó que protagonizará la Super Bowl. ¿Vas a verlo? Espero que sí... Ponte tu mejor ropa, incluso si estás mirando desde casa... Déjate llevar”, reclamó.
Hizo su anuncio junto a Roc Nation, Apple Music y la NFL. En un comunicado, el músico y productor Jay-Z, fundador de Roc Nation, calificó al elegido de “artista e intérprete verdaderamente único en su generación”, cosa que al canadiense Drake, escasamente un año más joven, le habrá sonado a insulto.
“Su profundo amor por el hip hop y su cultura ilustran su visión artística”, prosiguió Jay-Za en su loa. “Disfruta de una capacidad sin igual para definir e influir la cultura globalmente. El trabajo de Kendrick trasciende a la música y su impacto se sentirá durante años”, vaticinó.
Esta ocasión significará la segunda participación de Lamar en la Super Bowl. Apareció en la del 2022, cuado se rindió tributo al 50 aniversario del hip hop, pero compartiendo escenario con Dr. Dre. Eminem, Mary J. Blige, 50 Cent y Snoop Dogg.
Y será la sexta ocasión en que la producción del show corre a cargo de Roc Nation.
“La música rapa sigue siendo el género más impactante hasta la fecha”, sostuvo Lamar en un las redes sociales. “Estaré allí (Super Bowl) para recordar al mundo por qué. Eligieron la opción correcta”, recalcó.
“Sabéis que solo hay una oportunidad para ganar un campeonato. No hay segunda oportunidad”, insistió en un post en Instagram, interpretado como una mensaje directo a su rival Drake. La elección generó de súbito en un recordatorio de la disputa que mantienen los dos músicos, que propició que Lamar situara su Not like us , su tema de arrebato, entre los título que optaban a la canción del verano. En las redes se apostaba firme en que ese éxito será el himno de su show futbolístico.
“Ha descifrado completamente el código”, ensalzó uno de sus fans. “Está en la cima del mundo”, terció otro. “No veo nunca esta actuación, pero seguro que veré a Lamar”, apostilló un tercero. “Solo espero observar como Drake llora en un rincón”, se jactaron algunos.
No faltaron, sin embargo, los que arremetieron contra Lamar, en defensa de Drake, apabullado ahora por el éxito de su contendiente por el trono.
El californiano tiene un 2024 redondo. Ha dominado a su “enemigo”, encabezó el Billboard 100 en abril con Like that y le han distinguido con la SuperBowl. Está claro quien gana.