A sus 63 años, Sarah Ferguson ha comenzado de cero en su vida. La duquesa de York se sometió a una mastectomía única a comienzos de este año tras ser diagnosticada de un cáncer de mama y, desde entonces, ha estado recuperándose en su casa de Royal Lodge, Windsor, donde reside con su ex marido y padre de sus hijas, el príncipe Andrés.
Unos meses que le han servido para la reflexión y que, tal y como ha comentado en su último episodio de la primera serie de su nuevo podcast, Tea Talks, este duro diagnóstico y posterior operación le ha ayudado a superar años de odio a sí misma por las constantes comparaciones con la princesa Diana de Gales.
Según revela la duquesa en el podcast, mirando atrás se había dado cuenta de que su físico no era tan horrible como ella pensaba, a pesar de que nunca se gustó a sí misma. "Creo que fue porque siempre me compararon con Diana y creo que al final me creí lo que se decía de mí que, ya se sabe, nunca ha sido muy bueno", explicó.
Sin embargo, el fatídico diagnóstico justo antes de la Coronación del rey Carlos III había hecho que cambiase radicalmente su manera no solo de ver la vida, sino también cómo se sentía con respecto a sí misma. Tras años de odio, aseguró que "se gusta" tal y como es.
Su mastectomía llegó en un momento complicado, con la duquesa teniendo que someterse a una operación de ocho horas dado el tamaño del área afectada. Sin embargo, el verse en esa situación le llevó a una profunda reflexión sobre su propia vida.
"No por haber visto la muerte, sino por despertar para dejar de preocuparnos, de odiarnos a nosotros mismos, de dudar, todas esas cosas. Deja de no gustarte a ti mismo", pidió a sus oyentes que pudiesen estar pasando por una situación similar. La madre de las hijas del príncipe Andrés aseguró que había necesitado pasar por todo ese horror para darse cuenta: "En mi caso, fue necesario".
Su cuerpo ahora es diferente, pero se aprecia a sí misma. "Tengo una cicatriz enorme, pero me gusto.Me gusto mucho. Simplemente soy lo que soy. Por supuesto, lo último que me dijo la Reina [Isabel II, antes de su fallecimiento] fue: 'Sé tú misma, Sarah'".
Ahora, la duquesa lleva un estilo de vida más activo, haciendo ejercicio para mantenerse en forma y una alimentación sana.
La complicada relación entre Sarah Ferguson y Diana de Gales
La duquesa de York conoció a la que sería la primera mujer del rey Carlos III cuando eran solo unas adolescentes, siendo amigas -y primas lejanas, ya que andas descienden de William Cavendish, duque de Devonshire- mucho antes de que ambas formasen parte de la familia real británica. Es más, según algunas informaciones, fue precisamente Diana de Gales la que presentó a Sarah Ferguson al príncipe Andrés.
Sarah se convirtió en la confidente de Diana cuando intentaba adaptarse a su vida en palacio, y siempre la tuvo como un referente: "Siempre me sentí segura al imitar a Diana", aseguró en sus memorias, My Story.
Sin embargo, su relación se volvió complicada cuando la duquesa de York logró el aprecio de los entonces monarcas británicos, algo que Lady Di no conseguía. La princesa de Gales incluso revelaría que su amiga "cortejó a todos en esta familia y lo hizo muy bien", dejándola a ella como "basura"; agregando incluso que el hoy rey Carlos III le dijo: "Me gustaría que fueras como Fergie, toda alegre".
Ferguson dijo años después que cuando Lady Di dejó de hablarle en 1996 no tenía idea de por qué, pero se cree que Diana no estaba contenta con la forma en que salía retratada en sus memorias, que salieron a la luz en noviembre de ese año. La princesa murió en agosto de 1997, y las amigas nunca llegaron a reconciliarse.