“Descubrimos que Britney estaba monitorizada a un nivel extremo”
Nuevo documental
AMC Crime estrena ‘Controlando a Britney Spears’ a las 23h
Meterse con Britney Spears era culturalmente aceptado. Una persona en su sano juicio, se argumentaba, no podía raparse la cabeza como hizo la princesa del pop en el 2007. Pero Samantha Stark no sacó estas mismas conclusiones al ver las imágenes. “Un par de años antes, yo también me había rapado la cabeza de la forma más dramática posible”, recuerda la directora de Controlando a Britney Spears, el documental que AMC Crime estrena hoy a las 23h sobre el control ejercido contra la cantante. La fecha no es casual: este 12 de noviembre se celebra un año desde que la jueza Brenda Penny finalizó el tutelaje con el que Jamie Spears dominaba a su hija desde el 2008.
“Descubrimos que era monitorizada a un nivel extremo”, explica Stark. “Le controlaban el móvil para ver todas sus interacciones y poder pararlas, incluso con su abogado” y tiene pruebas que había un micro en su casa para grabarla mientras estaba allí con su marido o sus hijos. Al principio, la monitorización de sus comunicaciones se justificaba porque había una persona que en teoría quería aprovecharse de ella, pero “¿esto tiene sentido después de 13 años?”. Su obsesión periodística no consistía en saber qué pasaba por la cabeza de la artista sino entender cómo los tribunales consideraban a la cantante una persona incapaz de elegir abogado, vivienda o amistades, y al mismo tiempo de generar millones de dólares actuando por el mundo y dando trabajo a cientos de personas.
Se celebra un año desde que la jueza finalizó el tutelaje con el que Jamie Spears dominaba a su hija desde el 2008
El documental, al igual que su anterior trabajo Objetivo: Britney Spears acerca de la caída en desgracia, el movimiento #FreeBritney y el fin de la tutela, lleva el sello de The New York Times: las fuentes, declaraciones y pruebas están verificadas y supervisadas por periodistas y abogados. El proyecto era viable por el cambio generacional: aquellos que se burlaban de Spears, ya no estaban en control. Se dieron cuenta que era una historia con relevancia cultural. “Yo tengo la misma edad que Britney, mi socia Liz Day es un poco más joven, y ahora nosotras somos las gate-keepers ”. Y, al ver el trato sufrido por la cantante en los medios, se horrorizaron: “Si era aceptado que nuestros colegas hablaran de ella de esa forma, quería decir que también podrían haberlo hecho con nosotras”.
Al documental, eso sí, se le resistió el testimonio de Spears: “Todavía es muy difícil ponerse en contacto con ella. Ha estado controlada por un círculo muy reducido de individuos y parece que necesita un descanso”. Es alguien, considera, “que ha experimentado el trauma” y espera que reciba la ayuda que necesita. Incluso “tiene el derecho de destruir su propia vida” como el resto de personas, reflexiona. Ahora, vaticina, “el próximo capítulo de Britney tiene que ser ella hablando por sí misma.