El rodaje mortal de Rust ha abierto los ojos a la gente, al público en general. Muchos desconocían que había armas con capacidad para ser operativas y, sobre todo, entienden todavía menos que la munición fuera real, viva que se dice.
¿Hace falta esto en una época que se cuenta con tecnología sofisticada para dar veracidad a las imágenes?, se plantean los de fuera de la industria y los de dentro, que se han apresurado a reclamar cambios.
“Ningún arma estuvo perdida ni se usó para hacer prácticas de tiro por integrantes del equipo”, sostiene
Conforme pasan los días desde esta tragedia, en la que el actor Alec Baldwin disparó, mientras ensayaba sacar la pistola a mano cambiada, y mató a la directora de fotografía Halyna Hutchins e hirió al director Joel Souza, cada vez más se confirma la teoría del “exceso de complacencia” en el plató que expuso Adan Mendoza, sheriff de Santa Fe (Nuevo México), localización del rancho Bonanza Creek.
A la vista de lo que se va descubriendo, más que complacencia habría que hablar de desidia o incluso de cosas peores. Hannah Gutierrez-Reed, de 24 años, encargada de las armas para la película, aunque era su segundo trabajo, aseguró que no tiene ni idea de “donde salieron las balas reales” como la que acabó con Hutchins e hirió a Souza, proyectil que recuperaron los médicos de su espalda.
Se ha hecho escuchar, aunque fuera por un comunicado publicado por su abogado, Jason Bowles. Justificó su intervención para contrarrestar “las falsedades divulgadas por los medios”, si bien acaba dando motivos para pensar sobre lo dicho sobre el bajo costo para ahorrar dinero a costa de la seguridad.
A ella la contrataron para dos ocupaciones, lo que hacía “extremadamente difícil” centrarse en la tarea del arsenal. “Luchó por el entrenamiento, por disponer de días para mantener las armas y de tiempo adecuado para preparar los tiroteos, pero todo esto fue anulado por la producción”, sostuvo.
Alec Baldwin no solo es el que disparó, sino que además es uno de los productores. “Todo el conjunto de la producción se volvió inseguro debido a la falta de reuniones de seguridad”, remarcó.
Hannah, tal como la cita su abogado, afirmó que nunca vio a nadie disparar balas reales “con esas armas” que tenía bajo su control. Aseguró que las tuvo encerradas durante la noche o en los recesos. “Ninguna estuvo perdida ni se usó para prácticas de tiro por integrantes del equipo”, recalcó.
También se desvinculó de otras dos posibles descargas accidentales, que atribuyó a otros participantes en el rodaje.
Además de ella y del actor, las pesquisas se centran en Dave Halls, asistente de director con mala fama, que entregó el arma a Baldwin al gritó de “pistola fría” (segura). Halls confesó a la policía que no revisó la pistola que le dio Hannah.