Entre los muchos lugares que existen en el mundo para esconderse de miradas curiosas, uno de los mejores es más allá de Salt Lake City, capital del estado de Utah (EE. UU.). Así lo hizo la actriz Katherine Heigl junto con su familia, el cantautor country Josh Kelley y los tres hijos de la pareja (Nancy, Joshua y Adelaide). Fue durante el confinamiento al que también se plegó la América de Trump en marzo de 2020, si bien instalarse en un rancho de 62.700 m2 no coincide exactamente con el significado que solemos dar a confinarse. Acaba de sacarlo al mercado por 3,3 millones de euros.
Uno de los dormitorios.
Los baños son una fantasía.
Vista exterior del edificio principal.
La finca se ubica en las montañas que abrigan la pequeña localidad de Oakley, a poco más de una hora en coche al este de Salt Lake City y alberga una mansión principal construida en piedra y con techos metálicos a la que se une una casa de huéspedes y que, a pesar del tamaño total (500 m2) unido a lo que acostumbramos a contarles en casos de parecida índole, dispone de solo cuatro dormitorios y otros tantos baños.
Por lo demás, vigas de gruesa madera y suelos del mismo material, sala de estar y comedor, chimenea de piedra y ventanales abiertos a las montañas. En el exterior, un puente bucólico atraviesa un estanque junto a la entrada principal, un patio de piedra parcialmente cubierto.
Un puente cruza el pequeño estanque que bordea la casa.
Salón con chimenea, imprescindible en Utah.
La cocina, tipo office.
Vista de otro de los dormitorios.
Al lado de este rancho, Heigl y su marido poseen otro más grande que compraron en 2007, el mismo año en que se casaron: nada menos que de 10 hectáreas, es decir, 100.000 m2, con una casa de 725 m2 y que trataron de vender sin éxito en 2019.