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Christina Applegate: “Pasé el confinamiento comiendo pizza y pasta”

Cine

La actriz ha conseguido su segunda nominación a un Emmy por su papel protagonista en la serie de Netflix ‘Dead to me’

Christina Applegate / Reese Witherspoon en su papel de Elle Woods

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Está feliz de haber obtenido su segunda nominación a un Emmy por su papel protagonista en la serie de Netflix Dead to me , la sexta de su carrera, ya que comenzó ganando en el 2003 por un papel como actriz invitada en Friends . Pero a la vez, Christina Applegate está triste por la noticia de que la tercera temporada será la última. Sin embargo, lo que parece inquietar actualmente a la bella rubia de 48 años es su vida familiar. La intérprete nacida en Hollywood se desespera cuando ve las maravillosas vidas de muchos en Instagram y no logra poner orden en la suya. Applegate lleva cinco meses confinada en su casa de Los Ángeles con su esposo, el músico holandés Martyn LeNoble, y con su hija Sadie Grace.

A la protagonista de la serie ‘Dead to me’ le gustaría que en Instagram sus amigos fueran honrados, como ella, que no muestra fotos de una vida ideal

¿Cómo le han resultado estos meses de estar en casa?

Difícil. Tengo una hija de 9 años y lidiar con sus clases online fue bastante complicado. Se me iba todo el tiempo en sus clases y no soy como mi personaje en Dead to me . No grito ni insulto. Solo le decía que tenía que estudiar y ella se negaba. Fue desesperante.

¿Cómo era su rutina diaria?

Me hubiera encantado haber tenido una rutina y un horario. Aquí cerca tengo un pequeño escritorio que compré para mi hija donde todavía está puesto el horario para el martes. Eso está ahí desde el primer martes de la cuarentena, pero no funcionó. Lo llevamos como podíamos, momento a momento, día a día, y todo pasaba por no enlo­quecer...

Igual que todo el mundo...

Tal cual. Yo sé que estábamos todos juntos en esto. No seguía clases de yoga por Zoom ni les sacaba fotos a mis platos saludables. Era simplemente un desastre tras otro. Todo pasaba por sobrevivir.

Mucha gente ha aprendido a convivir con la ansiedad. Pero ese no ha sido su caso, deduzco...

No, para nada. Yo sentía lo mismo que los demás. Me alcanzaba con alimentar a mi hija y entretenerle sin perder la cabeza. Ya no tengo mecanismos para lidiar con lo inmanejable. Esto es lo que está pasando en el mundo, hay mucho miedo e incertidumbre. Es muy difícil poder procesar todo.

¿Envidia a sus amigas que lo llevan bien?

Claro. Tendría que aprender a llevar mejor todo lo que conlleva el coronavirus. Si se fija en los Instagram de mis amigas, todas se lo pasaban maravillosamente bien. Hacían yoga, cocinaban, sus hijos ­hacían los deberes... El con­finamiento me lo pasé comiendo pizza y pasta y subí un montón de peso. Cada día me levantaba pensando en hacer mejor las cosas, pero cuando me daba cuenta, se me había pasado el día hablando por teléfono. Si me hubieran calificado en la escuela por como he llevado el confinamiento, me hubieran puesto un suspenso.

No es habitual esta sinceridad en las estrellas de cine.

Es cierto. Yo veo en los Instagram las fotos de la gente en sus caminatas. Te muestran las flores que han visto al pasar, y yo no puedo detenerme a mirarlas. En lo único que pienso es en el peso de todo esto, las vidas que se han perdido, en sus pobres familias. Pero tengo que mejorar y cuidarme más. Tendría que ponerme a bailar en el jardín. Prácticamente no he salido de casa desde antes de que cerraran las escuelas y tampoco he ido de tiendas. No he estado cerca de ningún otro ser humano más allá de los que viven conmigo durante todo este tiempo.

¿Le parece que es más sano mostrarse así que tratar de parecer perfecta?

La verdad es que cuando comenzamos con la cuarentena mucha gente que conozco subió a Instagram sus horarios perfectos para sus niños y las comidas perfectas que les preparaban. Eso me hizo sentirme muy mal, pero de todos modos puse lo que me estaba pasando en mi cuenta, que es privada, o sea, que solo la pueden ver mis amigos. Y les puse: “No puedo entender cómo vosotros lo estáis llevando tan bien”. Y enseguida empecé a recibir mensajes privados de mis amigas que me decían que les pasaba lo mismo. Yo les propuse que lo dijeran en sus cuentas de Instagram, que fuesen honradas, porque yo necesitaba sentir que no estaba sola en esto. Yo creo en la honradez. En el 2008, cuando me hice una doble mastectomía, no lo oculté, y aunque estaba con mucho dolor por lo que me había pasado, lo compartí con la gente y empecé una fundación porque era una forma de hacer saber a las mujeres que pasaban por lo mismo que estaba bien sentirse así cuando te toca vivir ese tipo de experiencias.

¿Qué es lo que más extraña de la vida precoronavirus?

Llevar a mi hija a la escuela y a sus clases de danza. Trabajar en la biblioteca de su colegio, que es mi lugar favorito. Extraño a mis amigos, los abrazos y ese tipo de cosas.