“Tenemos que tomar consciencia que para que la sociedad cambie tenemos que hacerlo nosotros. Actualmente tenemos a nuestro alcance muchos conocimientos sobre la necesidad del yoga, la meditación, la relajación... si esa teoría la pusiéramos en práctica a diario, generaría un gran cambio. Pero se necesita voluntad, que la tenemos débil y poco trabajada”. Así de contundente se expresa Nicolás Coronado que predica con el ejemplo y a diario busca la manera de desconectar, de oxigenarse para liberar tensiones y alimentar su paz interior.
El actor de Servir y proteger es el conductor del documental Kómoda, la vida sin energía (de la consultora Torres y Carrera y la productora Milana Bonita). El trabajo, dirigido por Douglas Belisario, se centra en la fatiga social, provocada principalmente por el estrés laboral, el mal descanso, la nula actividad física y la alimentación descuidada. “Cuando me ofrecieron poner voz a un documental que habla de causas que afectan a todos, me subí al barco enseguida. Además se me ofrecía la posibilidad de explorar la faceta de comunicador”, explica.
Acaba de rodar una película en Colombia donde ha interpretado a su abuelo Luis Miguel Dominguín, aunque a él no le gusta el toreo
Hace dos años Nicolás Coronado, que saltó a la fama con la serie Tierra de lobo , dejó el asfalto de Madrid y se fue a vivir al campo, en Toledo, porque necesitaba el contacto con la naturaleza, que le inculcaron desde niño: “Tuve la suerte de vivir en un pueblo de 27 habitantes, desde los 4 a los 10 años”. Ahora cuando está en casa se dedica a su huerto (aunque asegura que no es vegetariano), a pasear, al yoga y a leer sobre Oriente (su gran pasión). Sólo va a la capital por trabajo o para ver a su padre José Coronado, que “a diferencia de mí es muy de ciudad”, dice. Su madre, Paola Dominguín, vive en València. Los trabajos interpretativos los suele preparar con su progenitor, y próximamente trabajarán juntos por primera vez delante de las cámaras: “Coincidimos en la película El amor no es lo que era pero no compartimos ningún plano. Ahora hay en proyecto una comedia en la que sí trabajaremos juntos. En breve se podrán dar más detalles”, avanza.
Coronado, que el pasado lunes cumplió 31 años, estudió Bellas Artes hasta que el mundo de la interpretación se cruzó en su camino. Pero él empezó su carrera como modelo y su primer trabajo lo hizo de bebé para la portada del disco Los chicos no lloran, al lado de su tío Miguel Bosé, del que no quiere opinar sobre las polémicas que ha protagonizado últimamente: “Estos tres últimos años he trabajado mucho y no nos hemos visto demasiado –asegura. Pero mi tío está en México viviendo una etapa nueva y con gente muy buena a su alrededor. Estoy deseando poder viajar allí y pasar una temporada con él”.
Nicolás acaba de regresar de Colombia donde ha rodado una película sobre el torero Pepe Cáceres y en la que ha interpretado nada menos que a su abuelo Luis Miguel Dominguín: “Prácticamente no tengo recuerdos de él, pues murió cuando yo tenía 8 años –dice el nieto. Fue una carambola que me ofrecieran el papel. Pero esta película ha servido para conocerlo un poco más e introducirme en su mundo, ya que yo amo a los animales y a los toros, pero no el toreo, porque, y es algo que me gusta aclarar, todo tiene su época”.