Susana Hornos y Carolina Román recuperan en el teatro la figura de María Teresa León
Mujeres a la sombra
La viuda de Federico Luppi y la mujer de Tristán Ulloa reivindican el talento de la primera esposa de Rafael Alberti
Maria Winkelmann-Kirch fue la primera mujer que descubrió un cometa, corría el siglo XVIII y su marido se llevó la gloria. Entonces las féminas tenían vetadas universidades y academias. Batalló para que le reconocieran sus méritos, pero no logró. Dos siglos más tarde, otra mujer daba un paso voluntario para ensombrecer su brillantez: “Yo soy la cola del cometa. Él va delante”, ella era la escritora María Teresa León y él, el poeta Rafael Alberti.
León apagó su fulgor a favor del de su marido, y ahora dos actrices y dramaturgas, unidas a ella por una larga cadena de coincidencias, rescatan un personaje fundamental de la generación del 27 con María Teresa y el león, que se estrena en la Sala Mirador de Madrid el 15 de marzo. Susana Hornos, viuda del actor Federico Luppi, y Carolina Román, mujer de Tristán Ulloa, vivieron, como María Teresa León, en la calle Heras de Buenos Aires en algún momento de sus vidas. Y como ella, aún viven bajo la etiqueta de “mujer de”. La primera, española de acento argentino, ha escrito y protagoniza esta obra de teatro; la segunda, argentina con acento de Madrid, la dirige en un poético montaje que honra la memoria de innumerables mujeres brillantes y olvidadas.
Como María Teresa León, la esposa de Tristán Ulloa y la viuda de Federico Luppi han sufrido la etiqueta de “mujer de”
“Hace cinco años descubrí que María Teresa, cuando volvió de su exilio de 40 años, tenía alzhéimer. Eso me inspiró a hablar de esta mujer que luchó y peleó para darnos a conocer la memoria de un país”, explica Hornos, que es riojana, como la escritora. León regresó a Madrid en 1977 y ahí arranca la obra, que desgrana retazos de su autobiografía, Memoria de la melancolía.
Hornos, que cada mañana lucha con el dolor de la pérdida de su esposo, fallecido en el 2017 a los 81 años, asegura que, en su caso, el actor nunca la eclipsó, “de hecho, el gran feminismo lo aprendí junto a Federico. Nunca fue condescendiente, cuando no me llamaban para ningún casting, me decía: ‘Susana, tú escribes, diriges no tienes que esperar a que nadie haga nada por ti. Me decía que el mundo cambiaría cuando nosotras quisiéramos”. La viuda de Luppi reconoce que cada mañana se levanta “pensando en Federico. Fui muy afortunada de conocerle, fueron los años más maravillosos de mi vida, y sigo siendo su compañera”.
Cuando su mujer cayó en la desmemoria, Rafael Alberti prácticamente la dejó de lado. “Nuria Espert, que lo conocía bien me dijo que cuando Alberti iba al sanatorio a ver a María Teresa envejecía 20 años, no podía asimilar que ya no era ella. La enfermedad asusta mucho, cuidé de mi marido ocho meses prácticamente sola, no puedo criticar o juzgar a Alberti. Sé que la amaba profundamente, pero es duro no encontrar en el ser amado una mirada que diga: aún te reconozco”. Esta experiencia le ha llevado a escribir Love soldiers (soldados del amor), una serie sobre las mujeres cuidadoras que conoció en el hospital que quiere presentar en EE.UU.
Con su mujer ingresada, el poeta mantuvo un romance con Beatriz Amposta, con la que se llevaba 50 años. Luego se casó con María Asunción Mateo, 58 años más joven. A Hornos y Luppi también les separaban muchos años, casi 39. “Jamás en la vida me habían gustado los hombres mayores que yo, pero no sé por qué pasó… Pero es cierto que a nivel de la mirada de los demás todavía nos pasa eso. No le doy importancia –explica Hornos-. Por supuesto que había diferencia de edad, pero nos unían muchas cosas. Para mí es más rara una pareja con una ideología opuesta que la diferencia de edad, raza o religión”.
Prejuicios
A Susana Hornos y Federico Luppi les separaban casi 39 años, “pero separa más la ideología que la edad”, explica su viuda
También la directora Carolina Román se ha visto en no pocas ocasiones a la sombra de su marido actor. “Y no por Tristán, sino por los demás. Ser ‘mujer de’ no me ha beneficiado, al contrario de lo que pueda pensar la gente”. Román encuentra a faltar interpretar más, y asegura que “es duro que no te elijan en un casting, porque eso no sólo te afecta como actriz, sino que te sientes rechazada como persona”. Sin embargo, Román vive un gran momento como autora y directora. Su penúltima puesta en escena, Juguetes rotos, está nominada a seis premios Max. La escribió y dirigió en pleno embarazo, parto incluido, de su hija Ona, que ahora tiene 2 años. Ella y Ulloa también tienen a Max, de 10.
Entre sus miedos, los “leones” que la visitan, como los llamaría María Teresa León, Carolina Román cita “el miedo económico al día a día, a que no te llamen, a que no te seleccionen para un papel, y por supuesto, el miedo por lo hijos”. Habla también de la valentía de su marido, Tristán Ulloa, al haber hablado de su depresión y de cómo fue su mujer quien le ayudó a salir de la oscuridad: “Fue muy valiente al hablar de ello. Haría cualquier cosa por Tristán, el hombre al que elegí para ser padre de mis hijos”.
A la dramaturga le apena que María Teresa León se pusiera detrás de Alberti, “tendría que haber sido más valiente, pero entiendo que era fruto de su época”. Una época que ella siente que no se ha ido del todo: Juguetes rotos, explica, asusta a los programadores teatrales: “Consideran que toca un tema muy delicado, no tanto por la transexualidad como por que sale un desnudo y porque está ambientada en el franquismo”.
Miedos
Carolina Román: “Es duro que no te elijan en un casting, porque eso no sólo te afecta como actriz, te sientes rechazada como persona”
La directora, sin embargo, admira “el compromiso de María Teresa, que entendiese el teatro como una manera de comunicación y educación. Por su independencia y libertad llegó a perder la custodia de sus dos primeros hijos, y no olvidemos que salvó las obras maestras del Prado durante la Guerra Civil”.
La Revista AD, de directores de escena, dedica a María Teresa León su última portada, pero, sin embargo, la obra cumbre de esta autora imprescindible Memoria de la melancolía, está descatalogada. Si se busca “Rafael Alberti” en la biblioteca virtual Miguel de Cervantes, aparece 102 veces. Si se busca a María Teresa León, el resultado es el cero más triste y absoluto.