Loading...

La de Liam Payne y Cheryl Cole y otras rupturas anunciadas (o no…)

Festival de separaciones

Estas son las rupturas más sonadas y no siempre previsibles de los últimos tiempos.

Selena Gomez lo dejó primero con Justin Bieber y más tarde también rompió su relación con el cantante The Weeknd.

Richard Shotwell / AP

La ruptura entre Liam Payne y Cheryl Cole hacía varios meses que venía coleando y por fin se ha hecho oficial a través de sendos comunicados publicados en sus respectivas cuentas de Twitter. Ambos se conocieron en 2008 y empezaron a salir en 2016. En 2017 tuvieron a su hijo Bear y desde principios de 2018 se rumoreaba que lo suyo no iba bien. Una prueba más de que cuando los fans se huelen que una historia de amor ha llegado a su fin, suelen acertar (y todo por culpa de las redes sociales: que si ya no se ponen me gusta ni se comentan, que si han borrado todas su fotos juntos, que si han dejado de seguirse…).

La suya es otra más de esas separaciones tan anunciadas como la de Rob, el hermano pequeño de las Kardashian, y Blac Chyna -o Blac Chyna y su posterior novio, con el que ya ha roto-; Justin Bieber y Selena Gomez; la misma Selena Gomez y The Weeknd; Johnny Depp y Amber Heard -o Amber Heard y Elon Musk, cuyo intermitente romance duró hasta el pasado mes de febrero- o las idas y venidas entre Zayn Malik y Gigi Hadid, que si bien confirmaron públicamente que ya no estaban juntos a mediados de marzo, parece que se han dado una segunda oportunidad.

En el terreno patrio las dos rupturas más sonadas y predecibles de los últimos meses han sido la de Paula Echevarría y David Bustamante o en clave millennial: la de Aitana, de Operación Triunfo, y su novio Vicente. Lo que no nos esperábamos para nada en los últimos tiempos era que partieran peras algunos de los matrimonios y parejas más sólidas del momento. Entre ellos Channing Tatum y Jenna Dewan, Chris Pratt y Anna Faris (eran una de las parejas más divertidas de Hollywood con permiso de Ryan Reynolds y Blake Lively, reyes absolutos a la hora de torear los rumores de crisis que siempre les acechan, y de los que deberían aprender algunos trucos David y Victoria Beckham, cuya estabilidad matrimonial está ahora en entredicho según publican algunos medios), Josh Duhamel y Fergie, o yendo un poco más atrás en el tiempo: Diane Kruger y Joshua Jackson, Rachel Bilson y Hayden Christensen o Emma Stone y Andrew Garfield.

Tampoco veíamos venir -¿o sí?- que a principios de año se les rompiera el amor a Jennifer Aniston y Justin Theroux tras solo dos años y medio casados. Algo que nos dejó el corazón casi tan roto como lo de su ex Brad Pitt y Angelina Jolie. En el capítulo de promesas de matrimonio frustradas, hecha polvo se quedó Kylie Minogue cuando canceló su compromiso de boda con el actor Joshua Sasse (nosotros todavía no habíamos superado lo de Velencoso).

Igual de devastador fue el momento en el que el alentador futuro entre Lady Gaga y Taylor Kinney hizo aguas (en este caso las tormentosas razones quedan bien claras en el exitoso documental de Netflix Five Foot Two). A las puertas de la proposición se quedó también por su parte Lena Dunham, la misma que llegó a afirmar que quería que su actual exnovio y para siempre mejor amigo, Jack Antonoff, le regalara el mismo anillo de compromiso que el que luce la cantante Cardi B. Mucho más previsible fue, sin embargo, que Mariah Carey no llegara nunca a pasar por el altar con su último prometido, el magnate australiano James Tucker. Previsible y de lo más provechoso, y es que su anillo de pedida, elaborado con un espectacular diamante de 35 quilates, fue vendido por la polémica diva por casi dos millones de euros.