Carlos Felipe de Suecia y Sofía Hellqvist, el triunfo de una apuesta
Padres por segunda vez
Cuando el príncipe anunció su noviazgo con una joven de clase baja y concursante de reality, sus padres casi lo echan de palacio. Felizmente casados, ayer nació el segundo hijo de la pareja
“La oficina del Mariscal del Reino está encantada de anunciar que SAR la Princesa Sofía dio a luz a un niño sano el 31 de agosto de 2017 a las 11:24 am en el Hospital Danderyd. Tanto la madre como el niño gozan de buena salud”. Con este sencillo comunicado, la casa real sueca ha hecho partícipes a todos sus súbditos de una alegría nueva en la dinastía Bernadotte. El segundo hijo del príncipe Carlos Felipe y su esposa, Sofía Hellqvist, ha llegado y su nombre será anunciado el próximo lunes por la mañana. Es, oficialmente, el sexto en la línea sucesoria.
Carlos Felipe (38) y Sofía (32), padres de Alejandro, de 16 meses, superaron serios obstáculos para llegar a casarse. Cuando en julio de 2010 el príncipe anunció ante sus padres que estaba enamorado de una joven que había sido camarera, esteticién y concursante de realities, la noticia cayó como una bomba de racimo sobre el palacio de Drottningholm. Al variopinto currículo de una aspirante a princesa –los suecos son muy modernos pero unos padres reyes lo son algo menos– se sumaba que Carlos Felipe venía de abandonar a su novia formal durante diez años, Emma Pernald, íntima amiga de la princesa Magdalena. La pobre Sofía tenía ya una enemiga declarada dentro de palacio antes de poner un pie en él.
Realmente, Sofía lo tenía muy difícil: había sido aspirante a Miss Slitz 2004 –algo como Chica Interviú pero cubriéndose el pecho con una pitón– y en el libidinoso programa ‘Paradise hotel’, en el que participó como concursante se había besado con la actriz porno Jenna Jameson. Sofía se enfrentaba a la ira de un rey. Aunque se tratase del disoluto Carlos XIV Gustavo.
Fue aspirante a ‘Miss Slitz 2004’, el concurso para chicas sexys de una revista sueca. Tal aspiración´no gustó en palacio
La pareja se instaló en el mismo piso del exclusivo barrio de Djugarden que él había ocupado con Emma Pernald hacia septiembre de ese año y los reyes comenzaron a darse cuenta de que no se trataba de un capricho. A cambio, Sofía comenzó un esforzado programa de pulimiento de imagen que la han convertido en la refinada dama que hoy vemos en las revistas suecas: la oficina del príncipe le afinó el CV y preparó para ella las correspondientes obras de caridad que se estilan en el Gotha europeo. También contrató los servicios de estilismo de la reputada experta Camilla Astrand en orden a refinar su imagen. Hoy es presidenta honoraria de la junta de Project Playground, un proyecto para niños desfavorecidos en Sudáfrica. La consagración de Sofía la idea de ser y parecer una princesa sueca arrojó sus frutos muy pronto y los reyes aceptaron la apuesta de su único hijo varón. La pareja contrajo matrimonio en junio de 2015.