Borja Thyssen dejará Andorra para instalarse con su familia en Londres
Ya ha encontrado casa
El próximo mes de septiembre Borja Thyssen y Blanca Cuesta iniciarán una nueva vida en Reino Unido. La pareja se ha decidido por el exclusivo barrio de Kensington
La baronesa Thyssen decía la verdad. Entreverada de pretextos y con algunas incongruencias geográficas, pero era cierto: el día de la comunión de sus mellizas, Borja estaba en Londres, si bien su domicilio fiscal continúa siendo Andorra. Donde no estuvo muy sincera fue en por qué faltó a la celebración: el primogénito no fue invitado, según él mismo ha confesado a personas cercanas. Tita Cervera prefiere hacer las cosas a su manera –particularmente cuando una exclusiva está de por medio– y la maniobra molestó en grado sumo a su hijo, que decidió aprovechar el fin de semana para viajar a la capital del Reino Unido y peinar a fondo los barrios más exclusivos. Tal y como ha podido saber La Vanguardia, en su intención está trasladarse a Londres con su familia, posiblemente, a finales de agosto.
El señorial distrito de Kensington –unido administrativamente al exclusivo Chelsea– ha sido el elegido por la familia para comenzar una nueva vida, alejada de los paparazzi y, sobre todo, del fisco español. En él se hallan museos tan espléndidos como el Victoria & Albert, el de Ciencia y el de Historia Natural; la fabulosa calle comercial High Kensington; los famosos almacenes Harrods, en Knightsbridge y, en su límite norte, espacios verdes tan amplios como Kensington Gardens y Hyde Park. También dispone de instituciones educativas, públicas y privadas, de primer orden. Según informan a este diario, Borja y Blanca ya habrían decidido a cuál asistirán Sacha, Eric, Enzo y, cuando sea el momento, Kala, la benjamina.
Andorra, el fisco y el amor filial
Los motivos principales para instalarse en Londres vienen determinados por la familia y el dinero: como sabemos, Borja se trasladó hace año y medio a Andorra con objeto de regularizar su fiscalidad en el principado pirenaico, cuyo sistema impositivo es menos oneroso que el español. Una investigación abierta por el Ministerio de Hacienda le ha llevado a presentar una denuncia contra él por evasión fiscal –así lo publicó El Confidencial – en la que le pide 630.000 euros de multa y tres años de prisión por faltar a sus deberes en el ejercicio 2007, al fingir, precisamente, vivir en Andorra. Borja se puso las pilas y se acomodó en la urbanización Can Diumenge de Escaldes-Engordany, pared con pared con su madre. Sin embargo, permanecer fuera de territorio español los 183 días que exige la ley para sustraerse a la Agencia Tributaria, está haciendo mella en la familia. Cada vez que Borja baja a Madrid para estar con los suyos, es captado por los paparazzi; no puede arriesgarse a moverse todo lo que le gustaría ni hacer que niños tan pequeños se desplacen cada semana a un pequeño país sin aeropuerto.
Y es que el problema no es tanto vivir en Andorra sino no poder hacerlo en territorio español: la legislación andorrana solo obliga a permanecer 90 días al año en su suelo para ser residente fiscal si se solicita por los Trámites D.1.1 (residencia pasiva o sin actividad lucrativa) o D.1.3 (residencia por razones de interés científico, cultural o deportivo, o sea, gestionar el Museo Thyssen). Todo cambiará cuando se instalen en Londres: podrán estar juntos 275 días al año –muchos más que en España– sin faltar a la ley andorrana. Además, no es descabellada la apertura de una nueva institución museística para el legado del barón Heinrich Thyssen-Bornemisza, una colección pictórica ampliada por su viuda, y en la que Borja participa desde siempre.
Es sabido que la recuperada relación entre Borja y su madre atraviesa una crisis desde la comunión de las mellizas, Carmen y Sabina. Sin embargo, Manolo Segura, padre biológico de Borja, ha puesto en marcha sus buenos oficios diplomáticos para restañar la herida abierta hace alrededor de un mes. No parece que la desavenencia vaya a durar mucho, una vez superado un amargo período de cerca de ocho años en que madre e hijo mantuvieron una guerra fría a base de portadas cruzadas en su revista de cabecera.