Las últimas pinceladas de Van Gogh
Hallado en Francia el lugar que inspiró el cuadro del pintor holandés antes de suicidarse
Los apasionados de Vincent van Gogh tienen un motivo más para peregrinar a Auvers-sur-Oise, pintoresca localidad a 30 kilómetros al norte de París. Además de visitar el albergue Ravoux, donde murió el pintor, y el moderno centro divulgador del impresionismo, ubicado en un château del siglo XVII, les será posible ver el lugar que, según todos los indicios, inspiró su último cuadro, Racines (raíces), probable metáfora de la angustia vital que lo empujó al suicidio ese mismo día.
El pasado 28 de julio, víspera del 130 aniversario de la desaparición del artista holandés, se hizo un anuncio importante. Uno de los mayores expertos en su vida y obra, Wouter van der Veen, director científico del Instituto Van Gogh, explicó haber identificado la ubicación exacta, en la actual calle Daubigny, de la imagen que aparece en Racines . Van der Veen lo logró revisando una colección de viejas postales de inicios del siglo XX. Una de ellas, en las que se veía a un hombre empujando con la mano una bicicleta, le llamó la atención. A la derecha había un talud con árboles y grandes raíces emergiendo de la tierra. Las formas eran casi idénticas a la del cuadro de Van Gogh. Durante varios días amplió la imagen en el ordenador y la comparó con el cuadro. Consultó también a un botánico especialista en árboles. No había dudas.
Los paisajes de los valles del Oise y del Sena, así como los viajes en tren, influenciaron el estilo de los impresionistas
La mitología sobre Van Gogh hace que un hallazgo de estas características sea un acontecimiento. Para su anuncio se desplazaron a Auvers-sur-Oise la directora del Museo Van Gogh de Amsterdam, el presidente de la Fundación Van Gogh de Arles, el embajador de Holanda en París y algunos descendientes de la familia del pintor.
Ya se suponía, gracias al testimonio de Andries Bonger, cuñado de Theo van Gogh, hermano menor del pintor y marchante de arte, que Racines había sido el último cuadro y que lo realizó el mismo día en que se disparó una bala en el pecho. Otros detalles de la pintura, como las sombras, parecen avalar esta tesis. El artista habría trabajado por la tarde, para evitar el calor. El suicidio se produjo entre las 19 y las 21 horas. Van Gogh quedó malherido y moriría dos días después en el albergue, cuya habitación, de solo siete metros cuadrados, en la buhardilla, no volvería a alquilarse nunca más y permanece vacía.
El cuadro Racines quedó inacabado. Van Gogh había abordado la temática de las raíces en otras obras, pero, pocos días antes de su último trabajo, en una carta a Theo, le había confesado que su vida estaba “atacada a la raíz misma”. Podría verse, pues, un mensaje, un testamento pictórico, y también se desmentiría la hipótesis de que Van Gogh era un enajenado incapaz de controlarse. Habría trabajado, con lucidez, hasta el final. Quedarían aún más descartadas las vagas hipótesis de homicidio que algunos habían formulado para dramatizar aún más su final.
El lugar que inspiró la pintura no ha cambiado mucho en 130 años. Si se aparta un poco la hierba, aún asoman raíces de árboles. La intención es proteger este espacio con una valla y poner una placa explicativa. El emplazamiento se incluirá sin duda en la ruta Van Gogh en Anvers-sur-Oise, junto a la iglesia que pintó, el cementerio, los campos de trigo y, obviamente, el albergue Ravoux, que en la actualidad está provisionalmente cerrado debido a la crisis de la Covid-19.
Auvers-sur-Oise se convirtió en un destino preferido de los impresionistas –Daubigny, Cézanne, Pissarro y otros frecuentaron la zona– por la belleza de los paisajes y la cercanía de París. El desarrollo del tren tuvo un impacto decisivo para que así fuera. Los artistas pudieron por primera vez desplazarse con facilidad y rapidez a los valles del Sena y del Oise, en un entorno aún bucólico. Acostumbrados al bullicio urbano de París, se sumergieron en la naturaleza y la vida al aire libre. Su retina captó nuevos matices de colores y de luz, así como la sensación de velocidad. Las imágenes fugaces de recorrer paisajes en tren influenciaron su estilo.
Van Gogh había escogido refugiarse en Auvers-sur-Oise aconsejado por Pissarro, quien también le recomendó su médico particular, el doctor Gachet, de quien se hizo amigo. El pintor pasaba la jornada en el exterior, creando de un modo casi compulsivo. En 70 días realizó 80 cuadros y decenas de dibujos. Adeline Ravoux, hija del dueño del albergue, posó como modelo. Según su posterior testimonio, el pintor era un hombre gentil y agradable, lejos de la fama de ogro irascible que arrastraba.