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VW y Ford inician una alianza para afrontar el desafío tecnológico

Empujadas por los enormes costes que implica la transformación tecnológica del automóvil, Volkswagen y Ford anunciaron ayer una “alianza global”, cuyo alcance tardará aún un tiempo en definirse. De momento, han acordado compartir la fabricación de vehículos comerciales y de camionetas pick up que se lanzarían al mercado a partir del 2022. El siguiente paso, y más relevante, sería una colaboración en
el campo del vehículo autónomo, servicios de movilidad y vehículo eléctrico.

“Está descartado un cruce accionarial entre las dos compañías”, aseguraron los primeros ejecutivos de Ford, Jim Hackett, y de Volkswagen, Herbert Diess, tras anunciar el acuerdo en el salón de Detroit. Se creará, no obstante, un comité conjunto, en el que estarán presentes Hackett y Diess, junto
a otros altos directivos de las compañías.

En el campo de los vehículos comerciales, la suma de VW y Ford configura el mayor fabricante del mundo, con 1,2 millones de unidades al año. Tienen ahora modelos tan conocidos como la Ford Transit y Ranger, o las VW Transporter, Caddy o Amarok.

La alianza consiste en que que a partir del 2022 empezarían a comercializarse en Europa, América Latina y África pick ups producidas por Ford para los dos grupos. Además, la compañía estadounidense fabricará furgonetas comerciales de gran tamaño para el mercado europeo, también para los dos grupos. VW desarrollará para la alianza una furgoneta urbana. “No sólo generará eficiencias significativas y ayudará a ambas compañías a mejorar su posición, sino que también nos ofrece la oportunidad de colaborar para moldear la próxima era de la movilidad”, dijo Hackett en un comunicado.

La alianza llega cuando la industria afronta inversiones para la electromovilidad que podrían superar los 200.00 millones y coincide con la desaceleración de los mayores mercados del mundo, en particular de China, que ha sufrido la primera caída en las ventas de automóviles en veinte años. Para Ford, es una ocasión de mejorar su posición en Europa, donde sigue sin encontrar la rentabilidad. Y para VW, la oportunidad de recuperarse en EE.UU después del dieselgate.