Loading...

La gran dama de Eurovisión

La ganadora del primer festival de Eurovisión, celebrado en 1956, Lys Assia, falleció el sábado en un hospital suizo a los 94 años. Fue hasta el final una entusiasta del concurso de canciones de las televisiones públicas de Europa, que a tantos apasiona como a tantos otros saca de quicio. Muchísimo ha cambiado el certamen desde que ella lo ganó hace 62 años, y ella misma lo explicaba en el 2016 a un grupo de periodistas acreditados en el festival de Estocolmo, al que acudió como invitada.

En aquella primera edición de 1956, “en Europa había terminado la Segunda Guerra Mundial, se trataba de que la gente de distintos países se conociera –recordó en Estocolmo–. El festival ha cambiado completamente, pero es natural; antes se trataba sólo de cantar, ahora es y seguirá siendo el mejor espectáculo de Europa, algo fabuloso”. Se la veía risueña y feliz, encantada de compartir sus recuerdos.

Rosa Mina Schärer (ese era su verdadero nombre) nació en 1924 en Rupperswil (Suiza), y tenía ya una carrera musical, entonando baladas y actuando en Estados Unidos, cuando representó a su país en el primer Grand Prix Eurovision de la Chanson Européenne (así se llamaba), celebrado el 24 de mayo de 1956 en el teatro Kursaal de Lugano. Participaron siete países: Alemania occidental, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos y Suiza. Cada país envió dos temas, que podían ser interpretados por un mismo cantante o por dos.

AFP

Lys Assia, que tenía 32 años, cantó en francés Refrain –la canción que resultaría triunfadora; en puridad, es un concurso de canciones– y en alemán Das alte Karussell. Los jurados se pronunciaron con voto secreto, y se anunció la canción vencedora, pero sin puntuaciones, y sin trofeo ni medalla, ni siquiera un diploma acreditativo. “No me dieron nada, pero eso no era tan importante”, aclaró Lys Assia en español, a preguntas de esta cronista. Doce años después, la Unión Europea de Radiodifusión (UER) le envió por fin una medalla.

Aquel primer concurso de 1956 fue producido pensando en la radio –en Europa había entonces sólo unos pocos miles de televisores–, y aunque tres cámaras lo filmaron, sólo se conserva la filmación de la ganadora. “Había una orquesta de la radio, una tarima con flores; el suelo no era liso, tuve que ir con cuidado con los tacones”, recordó la protagonista, que volvería a competir en Eurovisión por Suiza en 1957 y 1958 (ese año quedó segunda, con Giorgio). Ya en esta década, siendo octogenaria, se presentó a la preselección helvética para ir a los festivales de 2012 (en ese intento era una de las favoritas del público) y de 2013, pero no lo logró.

Convertida en gran dama de Eurovisión, ejercía últimamente de testigo histórico del certamen. Así, entre otras apariciones, en el 2005 cantó Refrain en la gala especial Congratulations sobre el quincuagésimo aniversario del festival, en el 2008 abrió las votaciones en Belgrado, y en el 2016 se paseó por las bambalinas de Estocolmo, donde eurofans crecidos con Eurovisión la escoltaban con afecto.

Al conocerse su muerte, la UER ha evocado la larga carrera musical de Lys Assia, que actuó ante personajes prominentes y dispares como la reina Isabel II, el exrey egipcio Faruk o Eva Perón, y en los años cincuenta fue también actriz. Se casó dos veces, y no tuvo hijos. Aunque en sus últimos años estaba volcada en su fundación benéfica, Lys Assia no perdía nunca de vista Eurovisión. En cada edición del certamen anunciaba sus canciones favoritas; en el festival de mayo de este año en Lisboa se echará en falta su siempre cariñoso pronóstico.