Cabify, el único unicornio español

El mercado español tiene un nuevo unicornio. Es decir, una empresa que está valorada en más de mil millones de euros. Es Cabify, la plataforma que contacta usuarios con conductores profesionales y que tanta controversia ha ocasionado en el sector del taxi de la mano de su competidora Uber.

La compañía ha aumentado su valor gracias a una nueva ronda de financiación que ha cerrado esta semana. En la operación, Maxi Mobility –el holding que sostiene Cabify y también otra empresa brasileña, ­llamada Easy– ha levantado 131 millones de euros gracias a la contribución de compañías que ya habían invertido en rondas anteriores y de nuevos pequeños inversores. Entre ellos hay Rakuten, TheVentureCity, Endeavor Catalyst, Gat Investments, Liil Ventures, WTI e inversores locales de España y Latinoamérica.

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El sector del taxi se ha manifestado contra el servicio de la compañía

La compañía –que ha levantado 407 millones de euros desde que la fundó Juan de Antonio en el 2011– explicó el pasado lunes que los nuevos 130,6 millones de euros servirán para mejorar la tecnología y acelerar su crecimiento a España y Latinoamérica. En total, Cabify está presente en 130 ciudades de 14 países.

Según Luis Martín Cabiedes, profesor de emprendimiento en la escuela de negocios Iese, el hecho de que Cabify haya en­trado en el club de los unicornios responde a las buenas cifras de la compañía –en el 2017, sus ingresos se multiplicaron un 500% (sin especificar hasta cuánto) y ya tiene más de 50.000 usuarios por todo el mundo– y a la atención que está captando el sector de la economía colaborativa en el transporte de personas. Aun así, Cabiedes cree que la compañía todavía se encuentra lejos de salir a bolsa y de alcanzar un volumen como el de Uber, que es el gigante de este servicio en el mundo.

El hecho de que Cabify se haya convertido en un unicornio es insólito. Según la consultora CB Insights, sólo hay 226 empresas en el mundo que estén valoradas en más de 1.000 millones de euros. Y que el hecho pase en España es aún más excepcional. Después del fracaso de Gowex en el 2014, el mercado local hacía años que no acogía una empresa con valor superior a los 1.000 millones.

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