Un nuevo superordenador para Barcelona MARENOSTRUM 4
Quien no computa no compite
El BSC estrena una máquina que multiplica por doce su capacidad de computación
En el silencio de la capilla de Torre Girona, junto al rectorado de la Universitat Politècnica (UPC) en el barrio de Pedralbes de Barcelona, ha nacido una máquina capaz de realizar más de 11.000 billones de operaciones por segundo.
El monstruo, una amalgama de procesadores negros y cables de colores que día y noche emite parpadeos de luz verde como un corazón que late, está enclaustrado en una urna transparente en un espacio de 160 metros cuadrados. “¡Es una máquina preciosa!”, se enorgullece Mateo Valero, director del Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS), que es el padre de la criatura.
Ayer, en un encuentro con periodistas, Valero se prodigó en explicar lo bien que se porta. “Es fácil
de utilizar”, declaró. Con lo cual “permite hacer investigación excelente que además es relevante” y “permite a las empresas ser más competitivas”.
Como ejemplo de investigación científica, Valero destacó la medicina personalizada, un área que exige procesar cantidades ingentes de datos y que se ha convertido en una prioridad estratégica para el BSC-CNS. Como ejemplo de competitividad industrial, citó el caso de Repsol, que recurre a la supercomputación para buscar yacimientos de hidrocarburos.
Los proyectos que se ejecutarán en el nuevo superordenador en su primer cuatrimestre de actividad incluyen investigaciones de terapias contra el cáncer –en colaboración con el hospital Vall d’Hebron, de una vacuna contra el sida –con el instituto IrsiCaixa-, de cambio climático y de ondas gravitacionales.
Con esta diversidad de aplicaciones, la criatura no sólo recibe elogios de Valero sino de otros especialistas en supercomputación. “Barcelona no tendrá el supercomputador más rápido del mundo; este récord lo tienen actualmente los chinos (…). Pero será el más diverso, y en potencia el más interesante”, destaca el analista Michael J. Miller en su blog en PCMag.com.
La han llamado MareNostrum 4, siguiendo la tradición familiar de mantener el nombre una generación tras otra. Pero poco tiene que ver con el MareNostrum 3, su predecesor, que ha estado en Torre
Girona desde el 2013 y que ahora se ha tenido que desmantelar para dejar la habitación libre para el recién llegado.
El nuevo superordenador está construido de manera distinta, con componentes más avanzados, y será doce veces más potente. Si el MareNostrum 3 podía realizar hasta 1.100 billones de operaciones por segundo (o teraflops: Tflops), el 4 llega ahora a las 11.100. Y aún no ha acabado de crecer. La previsión es que se sitúe en 13.700 Tflops en un plazo de unos dos años.
En el primer test realizado esta primavera para evaluar sus prestaciones, hecho antes de que el MareNostrum 4 estuviera a pleno rendimiento, ha ofrecido un resultado de 6.227 Tflops. Esto lo sitúa en estos momentos como el tercer superordenador más potente de Europa –superado por un suizo y otro británico– y decimotercero del mundo –en un ranking en que China, Estados Unidos y Japón superan a Europa.
Si el padre de la criatura es Mateo Valero, la madre es Carmen Vela, secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, que es quien ha aportado los 34 millones de euros que ha costado el bebé y quien ha defendido la inversión en el Ministerio de Economía.
“Es una inversión enormemente rentable para los ciudadanos de este país”, declaró ayer Vela, quien destacó “el rendimiento que se le saca a este ordenador”, que “pone la ciencia española en un nivel extraordinariamente alto”, que “abre las puertas a relaciones internacionales” y que “ayuda a retener talento”.
Vela no escatimó elogios para el BSC-CNS, que “concilia todo lo que querríamos para el sistema de ciencia y tecnología en España”. Concretamente, dijo, es un centro de excelencia en investigación orientada a resolver problemas de los ciudadanos, en el que colaboran sin conflictos las administraciones del Estado y de la Generalitat, en el que interactúan con buenos resultados el sector público y el sector privado, y cuyos investigadores tienen una gran capacidad de conseguir financiación para sus proyectos.
En el BSC trabajan actualmente 517 personas de 45 nacionalidades que obtienen 19 millones de euros al año de convocatorias competitivas, lo que representa un 56% del presupuesto anual del centro.
Con la construcción del MareNostrum 4, España cumple su compromiso con los socios de la red europea de supercomputación Prace, de la que el BSC-CNS es uno de los nodos principales. La red fue creada en el 2010 por la Comisión Europea con el objetivo de paliar el retraso de Europa respecto a EE.UU. en supercomputación.
Según dicho compromiso, la nueva máquina no sólo dará
servicio a los investigadores del BSC-CNS y a la comunidad científica e industrial española, sino a usuarios de toda Europa. A cambio, los usuarios españoles tienen derecho a usar los recursos de computación de otros miembros de la red Prace. Dado que los superordenadores de la red se renuevan de manera escalonada, esto asegura que los usuarios europeos tengan siempre acceso a máquinas de última generación.