Del prostíbulo a los mossos
L a actividad de Manos Limpias ha sido omnipresente y frenética en Catalunya. O ha interpuesto querellas que han dado lugar a la apertura de diligencias o se ha sumado al carro de quien las inició. Junto a la Fiscalía, acusa al expresident de la Generalitat, Artur Mas, y a varios miembros de su gobierno de desobediencia a la sentencia del Tribunal Constitucional que prohibió el referéndum del 9-N. El pseudosindicato motivó también que se abriera la investigación contra Jordi Pujol Soley tras la confesión del expresident de la Generalitat, y acusa a su hijo Oriol Pujol en el caso de las ITV. Más recientemente, el año pasado, tras la final de la Copa del Rey, entre el Athletic Club de Bilbao y el Barcelona, la entidad se querelló contra todos los aficionados que asistieron al partido por la sonora pitada al jefe del Estado. Aunque para rocambolesca, la denuncia que presentó contra Samuel Eto’o por la efusividad con la que el entonces jugador del Barça celebró el título de liga en el 2005 al gritar: “Madrid, cabrón, saluda al campeón”.
De una u otra manera en todos estos procesos, el líder del pseudosindicato, Miguel Bernad, se escudó en su anticatalanismo, curtido en sus años de secretario general del Frente Nacional de Blas Piñar. Pero, ¿por qué entró Manos Limpias en el caso Macedonia? Ese proceso es una compleja investigación liderada e impulsada por el titular del juzgado de instrucción número uno de Barcelona, Joaquín Aguirre, que empezó en el 2009 por un robo de cocaína entre traficantes y que en estos momentos mantiene imputados a varios Mossos d’Esquadra, entre ellos el jefe de la unidad anticorrupción. Aguirre arrancó aquella investigación junto al mando que después imputó, el subinspector Toni Salleras.
Por aquel entonces, el magistrado sospechaba de la connivencia de guardias civiles de Catalunya con un grupo de traficantes. Quiso entonces que los Mossos le pidieran por escrito una autorización para intervenir los teléfonos de los guardias civiles. Los mandos de la policía de la Generalitat advirtieron al juez de que no tenían indicios contra esos guardias civiles y que si el magistrado quería hacer pinchazos telefónicos, que los ordenara.
En esos días había finalizado otra investigación complicada, en la que también participó el subinspector Salleras, por la connivencia, esta vez, de policías nacionales con los dueños de dos de los más importantes prostíbulos de España, el Saratoga y el Riviera, en Castelledefels. Una trama que se desarticuló gracias a la participación en la investigación del que fuera colaborador de los Mossos d’Esquadra, la Policía Nacional y la Guardia Civil, Manuel Gutiérrez Carvajo.
Ante la negativa de los Mossos de solicitar las intervenciones telefónicas, Aguirre cambió de investigadores y continuó las pesquisas con las unidades de Asuntos Internos de la Guardia Civil y de los Mossos d’Esquadra. El magistrado sospechó entonces de que aquella primera negativa de los Mossos formaba parte de un plan para engañarle. Que había algo más. A partir de ese momento, el juez mantiene que importantes mandos de la policía de la Generalitat protegieron a Gutiérrez Carvajo, haciendo la vista gorda en unas presuntas operaciones de narcotráfico, que nunca en estos años se han demostrado, a cambio de información que el colaborador ofreció sobre otras operaciones relevantes.
Aguirre buscó entonces la complicidad de la Fiscalía de Catalunya. Visitó a la entonces fiscal general Teresa Compte. Esta no solo respondió con un rotundo “no” sino que le advirtió de que se estaba equivocando en su cruzada. Compte trasladó su preocupación al entonces director de la Oficina Antifraude, David Martínez Madero, que no tardó en recibir la llamada de Aguirre. En esos días, tanto David Martínez Madero como Teresa . compartieron con sus entornos su preocupación ante los propósitos del juez. En aquella época, las cruzadas de Manos Limpias en los tribunales empezaban a tomar relevancia. Y de repente, Manos Limpias se personó en el caso Macedonia como acusación particular, siendo la primera vez que entraba en una causa por presunta corrupción policial. Miguel Bernad contrató a dos abogados de Barcelona que comparten despacho, Alex Zaragüeta y Sonia Reina. No eran unos cualquiera. Durante años fueron los abogados de los responsables del club Saratoga, como esta semana reconoció Zaragüeta a este diario. A Aguirre no le incomodó, al contrario, que esos dos abogados interrogaran como imputado al subinspector Salleras, cuando había sido el policía que dirigió la investigación que había llevado a la cárcel a varios clientes de esos mismos letrados. En aquellos días, más de una persona preguntó a Bernad por su personación en el caso Macedonia y siempre echó balones fuera. Dando a entender, sin decirlo, que se lo encontró todo hecho.
“Desconozco si Miguel Bernad sabía nuestra relación con los dueños del Saratoga. Y si eso se tuvo en cuenta para contratarnos, fue a espaldas nuestras”, explicó Zaragüeta. El proceso judicial por el caso Macedonia continúa. Esta semana, tras casi un año de parálisis, el juez Aguirre ha firmado una interlocutoria que divide la causa en tres partes. La primera afecta a los Mossos, e imputa a Salleras por tráfico de drogas y contra la administración de la justicia. La segunda tiene que ver con un presunto narcotraficante, y la tercera está dedicada a Manuel Gutiérrez Carvajo. La fiscalía anticorrupción ha pedido en dos ocasiones el archivo y la desimputación de los policías.
Alex Zaragüeta y Sonia Reina seguirán en la causa, como siguen en la de las ITV, en las que también actúan como abogados contratados por Manos Limpias. “No tenemos instrucciones nuevas de nuestro cliente”, añadió el letrado.