Es 2005. El precio de la vivienda está subiendo muy por encima de la inflación y los promotores repiten el mantra de que seguirá haciéndolo siempre. Hay optimismo y se está construyendo como nunca.
Los bancos ofrecen hipotecas a diestro y siniestro. Las familias, embaucadas por un tipo de miedo a quedarse atrás, se están sobreendeudando.
Es 2007 y la burbuja empieza a tambalear. Antes de estallar, se alcanza un nuevo récord de compraventas. Y el resto es historia.
Todavía hoy existen bancos -y fondos de inversión- con extensas carteras de pisos confiscados durante la crisis de después. Algunos okupados. Otros vacíos. Algunos están a la venta, pero se les da salida muy poco a poco. Se compraron muy caros y las empresas quieren conseguir el máximo beneficio.
Quizás, y solo quizás, ese excedente podría solucionar el problema habitacional en España. En un país en que gran parte del poder adquisitivo de la población viene dado por su patrimonio inmobiliario, el debate no es baladí ni debe ser obviado.
En algunas zonas de España, los precios en el 2024 alcanzan los del 2007
Los que compraron “caro” lo han lamentado durante una década. Resignados, ya casi habían asumido su pérdida patrimonial.
Pero la verdad es que los precios de la vivienda en el 2024, en las ciudades con mayor demanda, ya se han recuperado y comienzan a asemejarse a los del 2007 y 2008.
En Palma, por ejemplo, casi doblan los de la burbuja, según los datos de idealista. Madrid, Málaga o San Sebastián no los doblan, pero los superan con creces. Bilbao o València aún están por debajo, pero avanzan decididos a pasarlos de largo. Barcelona lleva seis años con los precios más o menos estancados, pero cerca de esos niveles.
Y quienes compraron un piso sobrevalorado lo sienten, pues, un buen momento para redimirse y vender la vivienda para recuperar la inversión. Sobre todo se lo plantean los titulares de hipotecas muy elevadas para amortizar el capital y librarse de una alta deuda que ha lastrado su economía durante más de una década.
¿Estamos ante una burbuja inmobiliaria?
Bruselas advierte que en España los pisos están un 20 % sobrevalorados
Ni siquiera entonces había consenso: muchos expertos aseguraban que lo que vivíamos no se trataba de una burbuja inmobiliaria, encandilados por el optimismo. Pero sí lo fue.
Hoy el sector confía que lo que ocurre no es una burbuja inmobiliaria.
Echando un vistazo a los anuncios, muchos pisos siguen sobrevalorados, con precios más basados en la expectativa de los vendedores que no en hechos tangibles, y a números que solo quienes pagan a tocateja pueden permitirse.
De hecho, la Comisión Europea, en su informe Alert Mechanism Report para el 2024, confirma que la vivienda en España está sobrevalorada en un 20% aproximadamente y que los precios reales, descontando la inflación, caerían este año.
La historia siempre se repite, pero ya no se está construyendo más allá de las posibilidades. El margen de especulación, aunque existente, es más limitado. Los nuevos compradores ya no adquieren tanta obra nueva, sino vivienda de segunda mano. Y luego la reforman a su gusto.
El mercado es cada vez más inteligente. La banca es más prudente y las familias ya no se sobreendeudan tanto. Si el esfuerzo económico ha aumentado es porque los sueldos no se han recuperado a la vez que lo ha hecho el precio de los pisos. Y con la recesión de la demanda, derivada de la subida de los tipos de interés, se abre la oportunidad de, al menos, frenar más subidas.