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Yplasma, una startup nacida en un tubo supersónico

Innovadores

La empresa ha surgido del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial y ha sido incubada por la Agencia Espacial Europea

La empresa ha ganado el premio a startup catalana del año 2024, otorgado por Acció

YPlasma

No hay mal que por bien no venga, dice el refrán. En el caso de YPlasma, el mal fue la rotura de un tubo supersónico mientras los investigadores Antonio Conesa y Mario Sánchez García estaban realizando una prueba. El bien llegó cuando estos científicos del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial hicieron ellos mismos un “apaño” en lugar de llevar a reparar el tubo. “Pensaron que los actuadores de plasma podrían funcionar y, al ver que así fue, se dieron cuenta de que estaban delante de una tecnología interesante”, explica David García Pérez, quien dirige la empresa surgida de este remedio de fortuna.

Tras diez años de investigaciones y siempre con la voluntad de acabar constituyendo una compañía para comercializar su descubrimiento, los investigadores fundaron la startup YPlasma en febrero del 2024. Para la constitución han contado con la ayuda del programa de aceleración de empresas The Collider, del Mobile World Capital Barcelona, donde conocieron a García. Además, la startup ha sido incubada por la Agencia Espacial Europea.

La empresa quiere captar hasta 3 millones de euros para tener laboratorio propio en Catalunya y en EE.UU.

Los actuadores de plasma son dispositivos formados por dos electrodos separados por un material aislante. Cuando se conectan a una fuente de alimentación de alta tensión, se transmite un impulso eléctrico que, con la corriente generada, crea plasma (estado de la materia compuesto por partículas cargadas, como electrones o iones). Este ejerce como un actuador que permite calentar, ventilar o mejorar la aerodinámica de los objetos y las superficies sobre las que se aplica.

“Inicialmente, validamos el uso de la tecnología en turbinas eólicas, lo que ha despertado un gran interés del sector y nos ha llevado a realizar las primeras pruebas piloto en parques eólicos”, señala García. Tras esta primera aplicación, los emprendedores llamaron a la puerta del mundo de la electrónica y contactaron con Intel para mejorar la gestión térmica de los aparatos electrónicos. Además, también están en conversaciones con Airbus para mejorar la eficiencia aerodinámica de los aviones; con el fabricante de camiones estadounidense Wabash; y con la empresa de agricultura vertical AeroFarms para hacer crecer más rápidamente los cultivos.

Con sede en Barcelona, la empresa quiere captar entre dos y tres millones de euros en inversión para contar con un laboratorio propio en Catalunya y otro en EE.UU. La inyección de capital servirá también para seguir desarrollando nuevas aplicaciones y para ampliar la plantilla hasta las 20 personas este año (en la actualidad son ocho). “Todo está yendo muy rápido”, reconoce García.

La empresa emergente ha ganado el premio a la startup catalana del año 2024, otorgado por Acció.