Si no tiene las vacaciones de verano cerradas, esperar al último momento no es la mejor opción. El consejo se repite cada año, pero este 2023, con una demanda desbocada para dejar atrás de una vez la época pandémica, cobra más relevancia. La posibilidad de que haya menos ofertas y el incremento de precios obliga a ponerse las pilas para disfrutar de los destinos más buscados sin que el presupuesto sufra.
Las aerolíneas han puesto encima de la mesa un 3% más de asientos para el verano en comparación al 2019, año que ya fue de récord de tráfico en España, señala Javier Gándara, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA). Los cruceros también ven volver con fuerza las reservas anticipadas. “Hay ganas de viajar tremendas por las vacaciones que no se han hecho estos años. La demanda va a condicionar los precios, que no van a ser más baratos”, valora José Luis Méndez, presidente de la Unión de Agencias de Viajes (UNAV).
El gasto medio se va a incrementar pero no las noches, señalan desde las agencias de viajes
Las ganas chocarán con una coyuntura de inflación. En los hoteles el incremento de precios ronda el 4%-5% en términos generales, explica Méndez. En el caso de los vuelos la tendencia está algo menos clara, porque las compañías operan con un sistema dinámico de precios que arroja diferencias entre pasajero y pasajero, rutas y días. Más cierto es que el combustible se mantiene en cotas elevadas, en los 700 dólares la tonelada de queroseno, menos que los 1.000 que alcanzó tras el estallido de la guerra pero superando los 500 dólares prebélicos, comenta Gándara. Así, los billetes notarán más subidas en la larga distancia, plantea Teresa Aritzi, directora de marketing del turoperador Soltour Travel Partners. Esto ha hecho florecer nuevos destinos de sol y playa más cercanos como Albania o Cabo Verde, señala. Los favoritos del verano siguen siendo en todo caso el Caribe, Baleares y Canarias.
No será un año de grandes ofertas y promociones. “Suelen ir orientadas a estimular la demanda. Pero ahora que la gente quiere viajar, no hacen falta”, expone Gándara. El ahorro queda reducido a avanzarse y contar con flexibilidad. “Con antelación y en destinos con menor demanda se pueden dar precios más competitivos”, comenta. “No estamos viendo una guerra de precios ni parece que vaya a haber una”, advierte Juan Pedro González, director de cliente en Kantar. Apunta que los baby boomers son los que más incrementan su intención de viajar, tanto por su mayor poder adquisitivo como por sus viajes postergados.
Con este panorama, “yo no esperaría a última hora. Estaría planificando ya. Baleares, Canarias y el Caribe estarán complicadas”, alerta Aritzi. El ideal es contratar con unos 60 días de antelación, lo que nos pone ya a principios de julio. “Cuanto más se acerca la salida, la alta demanda y el sistema multitarifa de las compañías lleva a más subidas”, argumentan en UNAV. La lección se va aprendiendo: según Kantar en el 2022 el 44% esperó al último mes para reservar y la previsión ahora es cinco puntos menor.
Se consigue un 20%-25% de ahorro viajando en los meses con una menor demanda
Otro punto es descartar la temporada alta. En Soltour comentan que al optar por meses de menos demanda, como junio o septiembre, se pueden ahorrar unos 300 euros en paquetes al Caribe y entre 100 y 150 euros en otros destinos. Arrojan unas medias de recorte del 20%-25%. Pero es una opción que no está al alcance de todos, ya que se necesita flexibilidad en el trabajo y con los hijos. Y tampoco se cumple a rajatabla. En Egipto, a modo de ejemplo, la temporada se alarga por la mayor demanda –a pleno rendimiento con el turismo británico y alemán– y no hay tantas diferencias entre agosto o septiembre. “En ciertos destinos con demanda superior será difícil encontrar ofertas”, expone Méndez. Otra opción es decantarse por un destino similar, con menor ocupación y donde sí pueden darse promociones puntuales para llenar. Sería el caso de Túnez, Marruecos o Portugal, comenta.
Si no hay más remedio que pagar de más, para ajustar el gasto quedan opciones. Como recortar días. La inflación provoca que el gasto medio se eleve, pero que en los viajes se pase de 8-10 noches a 6-8. Es decir, mismo gasto para menos días, comenta Méndez. En Kantar han detectado también una reducción del gasto en ocio, excursiones y gastronomía y menos desplazamientos en destino como recetas entre aquellos que notan más la inflación.
Pendientes de Francia y Europa
Las huelgas ya han hecho acto de presencia en los aeropuertos españoles cuando aún falta más de un mes para que arranquen los grandes desplazamientos. Pero la preocupación estará al otro lado de la frontera. Las huelgas de los controladores aéreos franceses dejan a España como la mayor damnificada tras la propia Francia, recuerda Gándara en base a datos de Eurocontrol.
Las protestas contra la reforma de las pensiones de Emmanuel Macron amenazan con prolongar los problemas al sumarse los controladores galos. Si bien el gran quebradero de cabeza es que no se podrá sobrevolar su espacio aéreo, “incluso los vuelos nacionales se pueden ver afectados por un efecto bola de nieve, al acumularse retrasos en aviones que vienen desde otros puntos de Europa y tienen que hacer rutas internas”. Ocurre aunque no tengan origen ni destino en Francia, pero con la necesidad de pasar por su espacio aéreo. Al no ser un tema propio de los controladores, la solución se vuelve más difícil que en el caso de huelgas en una compañía, que se pueden ir solucionando vía negociación con los trabajadores.
También preocupa la falta de personal y los problemas en otros aeropuertos europeos, como ya se vio en Alemania, el Reino Unido o los Países Bajos el año pasado. De nuevo, puede provocar retrasos que luego afecten a la operativa en territorio español.