A tragar

La historia se repite. El 12 de mayo del 2010, el presidente del Gobierno, el socialista
José Luis Rodríguez Zapatero, se vio obligado a subir a la tribuna del Congreso de los Diputados para anunciar el mayor ajuste de la democracia. No le quedó otra que cruzar las líneas rojas que él mismo había prome­tido no traspasar nunca: no recortar el gasto social.

ZP se resistió como gato panza arriba, hasta que recibió la imperativa llamada del presidente de EE.UU., Barack Obama: ajuste social o crac. No le quedó más remedio que tragar.

Trump nos reclama un aumento del gasto en defensa de 6.000 millones

Quince años después, el presidente de EE. UU., Donald Trump, a través del subsecretario de Estado Christopher Landau, ha hecho saber al presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, que tiene que cumplir su compromiso con la OTAN. ¡Y lo tiene que hacer ya! Es decir, tiene que aumentar el gasto en defensa en 6.000 millones de euros.

No les importa cómo lo haga, con presupuestos o sin ellos, pero no más trucos ni retrasos. La ministra Montero ya encontrará alguna artimaña para lograrlo. El amigo americano quiere que en mayo se haga pública una lista de inversiones y se presente oficialmente en la cumbre de la OTAN de junio. Y como quedarse sin EE. UU. es inasumible para España y para la UE, pues a tragar otra vez.

Los socios europeos han dicho a Sánchez que se han acabado las excusas. De la misma manera que la UE ayudó a España a salir de la recesión provocada por la covid, ahora le toca a España cumplir con los países bálticos, amenazados por una hipotética invasión de Rusia. ¡Eso se llama solidaridad, señor Sánchez! Así que… a tragar, aunque moleste a sus socios de Gobierno y a sus apoyos izquierdistas.

Para el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, no se trata de ningún problema. La recaudación fiscal está siendo tan brutal que hay dinero suficiente para pagar el escudo social y el gasto en defensa. Lo que no tiene en cuenta el señor ministro es que la recaudación fiscal es cíclica y, con una economía creciendo al 3,2%, los ingresos de Hacienda efectivamente se han disparado. Más aún si se tiene en cuenta que no se ha restado el impacto de la inflación, lo que supone un aumento de la presión fiscal en frío.

Pero, cuando cambie el ciclo expansivo, pasará al revés. La recaudación fiscal se desplomará y los gastos sociales y de defensa no podrán recortarse por ser estructurales. De nuevo, la fábula de la cigarra y la hormiga. En pleno ciclo expansivo, lo ortodoxo es aprovechar para sanear las cuentas públicas, en vez arrastrar un déficit del 2,8% del PIB.

Durante la etapa de Sánchez, la deuda pública ha aumentado en 472.372 millones de euros. Cada minuto que pasa, el Gobierno incrementa lo que debemos en 134.607 euros, hasta totalizar 1,62 billones de euros. Esto volverá a situar a España al borde del crac financiero. Pero ya no será el problema de este Gobierno, sino de quien les releve en el cargo.

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