En este contexto de gran incertidumbre geopolítica y económica, el BCE no puede garantizar que la inflación se mantendrá siempre en el 2%. Así lo afirmó este miércoles la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, en un discurso en la 25ª edición del congreso “The ECB and its watchers” en Frankfurt.
Hay que recordar que el mandato del banco es la estabilidad de los precios, con la meta del 2% como valor de referencia. La francesa ayer reconoció, de alguna manera, que aunque el objetivo no cambia, en estos momentos es difícil de lograr.
La fragmentación comercial y el rearme son potencialmente factores inflacionarios
Porque las circunstancias en los últimos meses han cambiado. Una admisión de debilidad (o de realismo) que es poco habitual en el lenguaje de los bancos centrales, para los cuales la palabra “imposible” a menudo ha sido cambiada por expresiones como “haremos lo que sea necesario” (Draghi dixit).
¿Qué quiso decir exactamente Lagarde? “Las certezas establecidas del orden internacional han sido trastocadas. Algunas alianzas se han vuelto tensas mientras otras se han estrechado. Hemos visto decisiones políticas que habrían sido impensables hace apenas unos meses”, resumió la ex ministra francesa, citando su compatriota, el poeta Paul Valéry: “ El futuro ya no es lo que era”. “El nivel de incertidumbre al que nos enfrentamos es excepcionalmente alto. Y los indicadores de riesgo geopolítico se sitúan en niveles no vistos desde la Guerra Fría”.
¿En qué medida esta situación ha trastocado la manera de gestionar la política monetaria? Ella misma lo contestó durante su intervención.
“En la década anterior, nos enfrentamos a una serie de fuerzas estructurales y cíclicas que fueron casi uniformemente desinflacionarias”. Por ejemplo, la innovación tecnológica o la demografía. Pero ya no es así. “Mientras que aún existen factores estructurales como el envejecimiento y la digitalización, que probablemente serán desinflacionarios, surgen nuevos shocks bilaterales, principalmente vinculados al comercio y la defensa, así como al cambio climático, que pueden amplificar o contrarrestar las fuerzas existentes”, explicó.
Para Lagarde, “ahora estamos observando cambios notables en los factores que impulsan la inflación. Un modelo desarrollado en el BCE sugiere que la inflación se comporta de forma visiblemente no lineal: reacciona de forma desproporcionadamente más intensa a las grandes perturbaciones”.
“Yo creo que Christine Lagarde con estas declaraciones se está curando en salud. Lanza un aviso a los navegantes. No queda muy claro en estos momentos que la inflación vaya a converger hacia el 2%, tal como indican las previsiones oficiales del BCE. Los servicios y los salarios siguen creciendo a buen ritmo y ahora los anunciados gastos en defensa en la UE pueden causar un shock de demanda”, opina el profesor de economía aplicada de la UAB Josep Oliver.
¿Podrá cumplir el BCE una misión que se ha vuelto, como en las películas... “imposible”?